El contexto siempre ha sido importante para Pedro Sánchez. Tal es así, que su opinión sobre el estado de las cosas ha estado habitualmente sometida a la posición en la que se encontrara y a sus intereses personales. Es todo un desafío a la memoria y a la hemeroteca que resta credibilidad a su figura política y hace desconfiar de la solidez de cualquier proyecto que abandere. Corría septiembre de 2016 cuando el jefe del Ejecutivo calificó de inmoral –y con razón- el intento de Mariano Rajoy de colocar a José Manuel Soria en el Banco Mundial. Menos de dos años después, se encuentra en Moncloa y en menos de dos meses ha realizado casi medio millar de ceses y nombramientos. Entre ellos, el de Rosa María Mateo, una pieza fundamental para controlar la televisión pública. La que dijo que iba a despolitizar.
La expresentadora de 'Informe Semanal' tomó posesión de su cargo de administradora única provisional de RTVE este lunes por la tarde. No habían pasado ni 24 horas cuando trascendía su primera decisión importante: la destitución del director de Informativos, José Antonio Álvarez Gundín, para situar en su lugar a Begoña Alegría.
Pese a la interinidad de su puesto, Rosa María Mateo no ha renunciado a derribar la primera ficha en Torrespaña, la del responsable de los telediarios, lo que deja claras las pretensiones de Sánchez para con la televisión pública.
El país, como una propiedad privada
Los socialistas siempre han demostrado una especial habilidad para señalar el nepotismo de su rival cuando se encontraba en el Gobierno, pero, a la vez, repartir entre los suyos la Administración cuando llegaban a Moncloa. La tendencia no se ha roto con Pedro Sánchez, como detalla este artículo, dado que en sus primeros 54 días en el poder ha realizado 484 cambios en la Administración. Algunos, tan cuestionables como situar a Juan Manuel Serrano -exjefe de gabinete de Sánchez- como presidente de Correos, a José Félix Tezanos en el Centro de Investigaciones Sociológicas; o a Óscar López en Paradores. Gente del partido, al servicio del partido y al mando de las Instituciones. Lo de siempre.
En RTVE, se ha reproducido el mismo guión, pues el Ejecutivo ha maniobrado desde junio, sin excesivo disimulo, con el objetivo de tomar el control de la televisión pública lo antes posible. El intercambio de golpes que mantuvo con Podemos para designar a un candidato a presidente provisional -y el baile de nombres en el que derivó- resultó bochornoso y, desde luego, impropio de dos partidos que prometieron despolitizar la corporación.
La destitución de Álvarez Gundín también resulta reprobable, y no precisamente por los méritos del directivo para permanecer en el cargo, dado que durante su etapa los telediarios no han destacado ni por su independencia, ni por su calidad, ni por su capacidad para innovar. De hecho, La 1 ha perdido influencia de una forma nunca antes vista -gran torpeza de Rajoy- en favor de La Sexta, una televisión privada y, por tanto, más preocupada por proteger el interés de sus accionistas que el general. Dicho esto, el cese del responsable de los noticiarios de TVE no ha sido ni ética ni estéticamente aceptable, pues se ha producido de una forma tan precipitada que ha dado la impresión de que a Rosa María Mateo le han enviado desde Moncloa con un revólver y una bala para gastarla en el primer día en el cargo. Y se ha cobrado una pieza de caza mayor.
Prestarse a estas labores debería plantear algún dilema moral a Mateo. Máxime si se tiene en cuenta que sólo va a permanecer en el cargo unas semanas. Desde luego, parece que la vida sigue igual en la corporación.
El cese del responsable de los noticiarios de TVE no ha sido ni ética ni estéticamente aceptable, pues se ha producido de una forma tan precipitada que ha dado la impresión de que a Mateo le han enviado desde Moncloa con un revólver y una bala
El concurso sigue en marcha
No hay que perder de vista que este cambio se ha materializado mientras un Comité de Expertos dirige el concurso público que servirá para elegir al nuevo Consejo de Administración de RTVE. El proceso está previsto que concluya entre finales de septiembre y principios de octubre, un plazo razonable, pero que se antojaba excesivamente largo para el Ejecutivo, de ahí que aprobara un Real Decreto para situar a alguien de confianza en la corporación -con el apoyo de sus socios parlamentarios- mientras se resolvía este procedimiento.
Durante las próximas semanas, el 'Consejo de Sabios' evaluará las 78 candidaturas que se han presentado para presidir RTVE. Sus miembros leerán los proyectos que han enviado los candidatos sin saber su autor, con el objetivo de que sus filias y fobias no influyan en su decisión. Al menos, eso hablaron este lunes en su primera reunión. En realidad, resulta difícil pensar que los partidos se van a mantener al margen de este proceso de selección y van a renunciar a influir en los expertos. Difícil o imposible.
Sobra decir que la intención de despolitizar RTVE es noble, pero irrealizable. Los partidos han demostrado una excesiva voracidad cuando han tenido la oportunidad de controlar los más altos despachos de la corporación; y Torrespaña se encuentra demasiado influenciada por sindicatos y grupos de presión adscritos o relacionados con las formaciones políticas. En este contexto, resulta difícil pensar que los nuevos gestores de la corporación tengan la liberad -o la voluntad- para cambiar el orden establecido.
La intención de despolitizar RTVE es noble, pero irrealizable. Los partidos han demostrado una excesiva voracidad cuando han tenido la oportunidad de controlar los más altos despachos de la corporación
No hay que olvidar que las Administraciones españolas gastan anualmente más de 2.000 millones de euros en el mantenimiento de las televisiones públicas, creadas, sobre el papel, con el objetivo de convertirse en el mejor espejo de la realidad, pero convertidas en instrumento de propaganda de Moncloa y de los barones regionales. RTVE procede de una etapa negra, en la que José Antonio Sánchez y su equipo han demostrado una intolerable complicidad con Génova para ocultar los trapos sucios del partido; y en la que la mediocridad ha invadido la parrilla de programación.
Pedro Sánchez y sus asesores no han ofrecido ninguna muestra, hasta ahora, de querer mejorar esta situación. Lo más razonable hubiera sido esperar a la resolución del concurso público para designar al nuevo presidente de RTVE y a los nuevos directivos. El cese de Álvarez Gundín confirma que la estrategia del Ejecutivo es otra y hace sospechar que en los próximos días se producirán más ceses y nombramientos. Mientras tanto, ninguno de los partidos ha empezado a trabajar para renovar el Mandato Marco que determina cuáles son los objetivos que debe cumplir la televisión pública española. Pero, ya se sabe, no se trata de mejorar las cosas, sino de aplicar el 'quítate tú para ponerme yo'.