En el comunicado que Radiotelevisión Española ha difundido este martes para hacer oficial el nombramiento del nuevo director de TVE, se omitía un punto clave sobre su currículum profesional: que trabajó varios años para el Partido Popular. Eladio Jareño, exjefe de comunicación de Alicia Sánchez Camacho y hasta ahora director del Centro Territorial de Televisión Española en Cataluña, tomará posesión en las próximas horas del puesto que quedó vacante el 25 de febrero en la cúpula de la corporación tras la dimisión de José Ramón Díez. En las reuniones del sanedrín de la pública, se sentará al lado de tres hombres a los que también se ha asociado de un modo u otro con el partido del Ejecutivo, como son su presidente, José Antonio Sánchez, su director general corporativo, Enrique Alejo, y su jefe de informativos, José Antonio Álvarez Gundín.
Al contrario que su predecesor en el puesto -nombrado bajo el mandato de Leopoldo González-Echenique-, Jareño es un hombre de la máxima confianza del presidente de RTVE y alguien que no está previsto que contravenga las directrices marcadas desde la calle Génova, algo fundamental para proteger los intereses del partido en el actual momento de incertidumbre política. Durante los últimos meses como delegado en Cataluña, ha respetado escrupulosamente la línea editorial marcada desde la Jefatura de Informativos de Torrespaña, lo que le ha valido duras críticas por parte de los sindicatos de la empresa e incluso una petición de dimisión por parte del Consejo de Informativos.
El Consejo de Informativos de RTVE pidió la dimisión de Jareño tras vetar la emisión de la declaración del presidente de la empresa Método-3
Especialmente polémica fue su actuación el día en que el presidente de Método-3, Francisco Marco, declaró en la Comisión sobre fraude y corrupción del Parlament de Cataluña. En esta intervención, Marco atribuyó al entorno de Alicia Sánchez Camacho el haber contratado una grabación en el restaurante La Camarga de Barcelona durante un encuentro entre la política del PP y María Victoria Álvarez, exnovia de Jordi Pujol Ferrusola. Pues bien, pocos minutos antes del inicio del informativo territorial, Jareño ordenó que esa pieza no se emitiera, según precisó el Consejo de Informativos.
También levantó una gran polvareda el despido de la periodista Cristina Puig al poco de ser nombrado director de Cataluña. La afectada aseguró que la decisión de Jareño se fundamentaba en "motivos ideológicos", mientras que la empresa la atribuyó a "continuas objeciones a las instrucciones recibidas". "Estamos en un año electoral, complicado y está claro que me querían quitar del medio", afirmó Puig, poco antes de que un juzgado declarara su destitución como improcedente.
Póquer del Partido Popular
La llegada de Jareño a la cúpula de TVE pondrá fin a las desavenencias que José Antonio Sánchez ha mantenido con la Dirección de Televisión desde su nombramiento, motivadas por su falta de sintonía con José Ramón Díez, según han precisado fuentes internas. De hecho, a este conflicto interno se atribuyen las dimisiones en 2015 de dos de los hombres del núcleo duro de Díez, como Ignacio Gómez-Acebo, exdirector de Programación, y Jaime Garrido, antiguo jefe del Área de Imagen de Emisión.
En esta nueva etapa, Jareño será el máximo responsable de la parrilla de programación de una corporación cuyas cuentas están bajo el control de Enrique Alejo, exdirector general de Ordenación del Juego del Ministerio de Hacienda y el hombre de confianza en la casa de Cristóbal Montoro. Cuando González-Echenique pidió al Gobierno un incremento del presupuesto para RTVE, que consideraba fundamental para evitar que entrara en alerta roja, este directivo asumió la postura de Hacienda, contraria a esa concesión. Se convirtió entonces en el principal contrapeso del expresidente, protegido por Soraya Sáenz de Santamaría hasta poco antes de su dimisión, en septiembre de 2014.
"Yo voto al PP y seguiré votando al PP", aseguró el presidente de RTVE en sede parlamentaria
Si Alejo es el encargado de controlar lo que gasta RTVE, José Antonio Álvarez Gundín es el responsable de velar porque la línea editorial de los telediarios no contradiga los dictados del partido del Gobierno, al igual que han hecho sus antecesores en la Jefatura de Informativos, con UCD, PSOE y PP como inquilinos del Palacio de la Moncloa. El nombramiento del exsubdirector de Opinión de La Razón se produjo a finales de 2014 y, desde entonces, las denuncias por la manipulación de los noticiarios se han multiplicado e incluso han llegado a diarios extranjeros como Financial Times o The New York Times.
A la cabeza de RTVE se encuentra José Antonio Sánchez, director general durante la 'Era Aznar', líder de Telemadrid por iniciativa de Esperanza Aguirre y máximo responsable de la corporación desde que hace un año y medio el PP decidiera estrechar el control sobre sus contenidos y sus informativos. Su cercanía con el partido conservador se prueba en que su desempeño de cargos de responsabilidad dentro de estas televisiones públicas siempre se ha producido bajo el mandato de los populares en las diferentes Administraciones.
Su nombre figura en los papeles de Bárcenas, publicados por el diario El Mundo en enero de 2013, vinculado a dos pagos que se realizaron en 1994 y 1995 por valor de 1,1 millones de pesetas. En ese momento, ejercía de cronista parlamentario para ABC. No obstante, tampoco hay que realizar una gran labor de rastreo para descubrir su cercanía al PP, dado que él mismo reconoció, en sede parlamentaria, que es votante de esta formación política. "Yo voto al PP y seguiré votando el PP", aseguró el pasado junio.
A Jareño le ha ofrecido el puesto a sabiendas de que su mandato se acabará en el momento en que se clarifique el horizonte político de España. Entonces, PSOE, Podemos y Ciudadanos impulsarán un cambio en RTVE cuyas líneas maestras ya han avanzado, y que desahuciará a 'los hombres de Génova' de la cúpula directiva de RTVE. Ahora bien, está por ver que esos nuevos aires traigan para Televisión Española algo de lo que ha adolecido desde su creación: la independencia del poder político.