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Jordi Évole: "Claro que entrevistaría a Inés del Río"

El exitoso programa 'Salvados' vuelve este domingo con la presencia de Arturo Pérez-Reverte y una reflexión sobre la ausencia de un estallido social en la crisis. El Follonero contesta a 'Vozpópuli' sobre los asuntos más espinosos de la actualidad y explica detalles de su espacio.

Jordi Évole vuelve con su Salvados este domingo a las nueve y media. En la primera entrega reflexiona sobre la ausencia de un estallido social a pesar de los graves problemas económicos que padecen los ciudadanos. Entre otras cosas cuenta con la presencia del escritor Arturo Pérez-Reverte, inmisericorde con los políticos y renuente a acudir a televisión. El Follonero atiende amablemente a Vozpópuli. Se muestra cercano y evidencia que es un tipo inteligente. Sabe vender su producto y, obviamente, conoce los trucos de las entrevistas. Pero no se escaquea y responde sin tapujos.

-¿Por qué ha elegido a Pérez-Reverte para el primer programa? ¿Es tan fiero como lo pintan?
-En la distancia corta y fuera de cámaras no. En la exposición de cómo ve el mundo actual, quizás si. Es el Pérez-Reverte que leemos en XLSemanal, el que leemos en Twitter. La verdad es que para nosotros era la guinda del pastel de un programa en el que se trata de retratar la situación de un país, en algunos casos extrema, y donde mucha gente se pregunta por qué con esta situación no peta todo. Y él nos da alguna respuesta a ello.

-Abordan en el primer programa si estamos en la “cultura del miedo” para explicar que no haya un estallido social con semejantes problemas… ¿Y usted qué opina?
-Yo las opiniones me las intento reservar, aunque cada vez menos. Vivimos un cierto momento de resignación. El mantra de 'es lo que hay' ha calado bastante y a pesar de que en algunos sectores vemos cierto movimiento, no lo hay a nivel global. Habría que crear un mecanismo de defensa ante ese mantra de ese 'es lo que hay', de 'no se puede hacer otra cosa', de 'no hay alternativa'.

-En muchos de sus programas denuncia los abusos en la crisis. Y sus audiencias funcionan muy bien. Es como si, en cierta manera, a usted le viniera bien la crisis...
La coyuntura nos ha ido bien, no nos vamos a engañar. Lo que espero es que cuando vengan tiempos mejores no perdamos la capacidad de crítica. Que no pase lo que pasó en los años noventa y a principios de los 2000, cuando todos miramos para otro lado, incluidos los periodistas.

-¿Qué novedades tiene el programa esta temporada? ¿Usará el mismo tono de siempre?
-El tono es el que tenemos porque básicamente no sé tener otros. Intentaremos profundizar un poco más en los temas. Trataremos de explicar la complejidad, que es todo un reto porque explicar la complejidad hace que a veces los programas sean menos digeribles. Vamos a entrar más en matices, en la gama de grises.

-Usted generó cierta polémica al entrevistar a Arnaldo Otegi. Ahora, tal y como está la actualidad, ¿entrevistaría a la etarra Inés del Río?
-Claro que sí.

-También hace poco escribió un artículo sobre la "mayoría silenciosa" en la Diada a la que se había referido la vicepresidenta del Gobierno. Dijo usted que no es independentista, también que había medios que eran extremistas tanto en Madrid como en Barcelona. Y dijo que un editorial de ABC era muy eficaz para generar independendistas… ¿Por qué lo dijo? ¿Y qué le supuso?
-No supuso especialmente nada, supuso que muchísima gente leyera el artículo. Muchos me dijeron que lo agradecían por lo sincero que era. Es un tema en que a veces nos cuesta posicionarnos un poco por el qué dirán. Pero no debemos tener ningún tipo de miedo. Tenemos miedo cuando tenemos algo que perder y es verdad que siempre todos tenemos algo que perder, pero eso no debe condicionarte para dar una opinión. Bueno, sí supuso alguna columna en ABC no muy amable. Pero eso forma parte del pack.

-Entonces se puede decir que usted es catalanista, pero no independentista, ¿o si le preguntan por su nacionalidad dice, como Bogart en Casablanca, que es borracho?
-(Risas) Yo no soy muy de patrias. Lo decía en el artículo: descolgaría el banderón de la plaza de Colón igual que descolgaría unas esteladas enormes que he visto en algunas montañas catalanas. No me parece que esta especie de llevar la bandera sirva... No me acabo de identificar con todo eso. No es que no me quiera mojar. Es que creo que hay problemas mucho más graves que el territorial. Y me da la sensación de que tanto al gobierno central como al autonómico les va bien que este sea el tema de discusión central. Tú vas a algunos barrios de Barcelona o algunos barrios de Madrid y te puedo asegurar que este no es el eje de discusión principal de la gente.

-También ha escrito que ningún periódico es estrictamente libre porque no publicaría un reportaje contra un banquero que le inyecta dinero. ¿Se siente usted totalmente libre en La Sexta?
-La libertad absoluta es muy difícil de conseguir. Yo he tenido la suerte de intentar ver dónde estaban los límites y explorarlos. Con riesgos, pero lo hemos conseguido. Nunca sabes si tienes la libertad absoluta pero es importante ir explorando esos límites. Creo que es nuestra obligación. Yo me siento un privilegiado dentro de esta profesión porque tenemos un programa con medios. Y eso te da fuerza. Con ello podemos hacer dos cosas: parar o seguir explorando esos límites. Yo prefiero seguir explorando y eso es lo que nos pide el espectador tradicional de Salvados.

-¿Cuál es el reportaje que más le ha gratificado, que le ha hecho sentirse mejor?
-De los últimos tiempos, en la última temporada, el del Metro de Valencia. Y más antiguo el que hicimos en Euskadi con Jesús Eguiguren como protagonista. Él pronosticó un año antes lo que iba a suceder con ETA. Y eso es difícil.

-Le iba a preguntar sobre el accidente del Metro de Valencia… ¿Siente que se ha vuelto a hablar del caso gracias al programa?
-No sé si gracias al programa, que ha sido solo una consecuencia de la lucha que han llevado a cabo desde la asociación de víctimas del accidente del metro. Sin lo que ellos han hecho, nosotros ni nos hubiéramos enterado de lo que pasaba ni hubiese habido programa.

-¿Y cuál ha sido la entrevista más difícil a la que se ha enfrentado?
-Las entrevistas más difíciles son aquellas en las que el invitado se cierra en banda y no quiere contestar. Y te llegas a preguntar para qué ha venido al programa. Luego hay otras entrevistas en las que hay momentos tensos, pero bueno, ahí ya está la habilidad de cada uno para tensar la cuerda y forzar que te cuenten lo que otras veces no han contado.

-Su equipo, según ha dicho en otras entrevistas, es clave para que el programa sea un éxito. Pero solo usted sale delante de la cámara. Explíqueme cómo funciona el programa.
-Somos entre 30 y 35, porque hay algunos que vienen para algún aspecto técnico concreto. Contar con un equipo así es un auténtico lujo. Es poder hacer periodismo con ciertos medios. Hay una fórmula periodística que un día me dijo Gervasio Sánchez: ‘Esto, no te engañes, es tiempo más dinero’. Tiempo y dinero que invertir en esos recursos de los que hablo. Me sorprenden todos los departamentos del programa. El equipo de producción que consigue en un polígono de Alemania un hotel cercano al lugar de grabación, el equipo de grabación que consiguen un travelling genial gracias a un aparatejo que se han comprado en Estados Unidos, el equipo de posproducción con sus promociones, el equipo de guión con sus preguntas, el equipo de contenidos o redacción con la selección de los invitados… Uno tiene mucha responsabilidad cuando es el último escalón de toda esta historia. Hostia, no puedo defraudar a toda esta gente que lleva currándose que, por decirlo en términos futbolísticos, tenga el terreno de juego en perfectas condiciones.

-Dígame la verdad, ¿la mayoría de los chistes y preguntas comprometidas son ideas de otros o son suyas y las improvisa?
-Hay de todo. Hay una parte que viene dada del equipo de guión y redacción. Yo no doy para tanto, te lo puedo asegurar (risas). Y luego hay momentos espontáneos con el invitado en que se improvisa. Lo trabajamos todo mucho en la redacción y luego si la realidad te sorprende o te hace dar un giro o te desmonta la tesis con la que pensabas que iba a vertebrarse el programa, tienes que cambiar el planteamiento. Es una buena noticia que la realidad te sorprenda.

-¿Hay muchas tomas falsas o todo es tan real como parece?
-Las tomas falsas no se ven en el programa. Cuando uno se cae o se equivoca… Yo me equivoco mucho y tengo la suerte de que el programa es grabado y me quitan las equivocaciones. También cuando un invitado se traba… Teatrillo hay poco. Es un programa que si hubiera teatrillo, cantaría un poco.

-En Intereconomía han montado una especie de Salvados, pero con la óptica de la derecha… ¿Qué le parece?
-No lo he visto. Me llamó el presentador del programa antes de la presentación para decirme que le estaban llamando el follonero de la derecha y para que no me lo tomase a mal. Y yo le dije que ningún problema, que cada uno intenta hacer lo suyo como buenamente puede.

-Muchos le acusan de ser sectario. ¿Qué les diría?
-La palabra sectario es una palabra que últimamente se usa mucho. Yo les diría que a mí, cuando salgo a hacer un tema, si la realidad perjudica a unos o a otros me da exactamente igual. Hemos tenido a gente muy enfadada en la derecha y a gente muy enfadada en la izquierda. Por hacer un programa en La Sexta ya tienes una etiqueta. Con las etiquetas es más fácil catalogar al personal y es más simple entender el mundo. ¿Hay temas en los que podemos ser parciales? No te voy a decir que no. Yo, por ejemplo, en el tema de lo público tengo un posicionamiento bastante claro. De defensa de lo público, de la enseñanza pública y de la sanidad pública. ¿Eso es ser sectario? Pues entonces sí, puede ser que lo sea. Pero en otros temas mucho más políticos, de izquierda y derecha, de PSOE y PP, se nos han enfadado todos. Hemos hecho un programa sobre Cuba que no dejaba muy bien al gobierno de la isla y nos puso a parir la izquierda más tradicional. Hay temas en los que realmente no eres imparcial, como el que decía.

-En todo caso, tu visión es claramente de izquierdas. En sus programas le hemos visto sacudirle a la derecha y también a la izquierda. A veces da la sensación de que usted o su programa son un poco ácratas, un poco anarquistas…
-Hay un señor que el otro día me dijo por la calle: ’Tu programa es un error del sistema. Se les ha colado y ahora como le ve mucha gente, no pueden tocarlo. Pero eso les va bien a los de arriba’. Le dije: ‘¿Entonces en qué quedamos?’. ‘No, sigue con lo que haces, pero les va bien porque así la gente cree que en la televisión se puede decir de todo’. Pero me gustó eso de que somos un error del sistema.

-En la wikipedia dicen que usted es presentador de televisión, humorista y guionista. ¿Cómo se define? ¿Le valen esas opciones?
-Me da un poco igual. Me siento identificado con periodista y guionista.

-¿Cómo lleva la fama, que le reconozcan por la calle y le paren?
-Eso es algo que no buscas. Yo me lo he encontrado y ha sido muy positivo. La gente por la calle es extremadamente amable, muy cariñosa, a veces te dan las gracias por un programa que has hecho. ¡Las gracias! En mi caso, no es algo que me incomode, no es una cosa grave.

-Por último, teniendo en cuenta que esta entrevista se hace este viernes, dígame qué va a pasar en el Clásico del Camp Nou…
-Hombre, yo espero que gane el Barça. Creo que va a ser un partido ajustadito. Ni los unos ni los otros llegan demasiado bien. Espero que gane el Barça por 1-0 con gol de Neymar.  

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