Decía la canción que el videoclip mató a las estrellas de la radio, del mismo modo que los teléfonos móviles dieron la puntilla a las cabinas telefónicas, internet a la prensa escrita y el correo electrónico a la carta tradicional. El avance tecnológico trae progreso, pero también obliga a prescindir de una parte de lo hasta entonces establecido. En el horizonte de la televisión convencional apareció hace poco tiempo un enorme fantasma que amenaza el negocio de los operadores comerciales, pero también de las compañías de telecomunicaciones. Son las nuevas formas de acceder a los contenidos audiovisuales, tanto documentales, como de ficción o deportivos.
El próximo operador que entrará en escena se llama DAZN, al que se puede apodar como 'el Netflix de los deportes'. Este periódico contaba en su edición del viernes que esta plataforma ha comenzado a planificar su negocio en España y a reclutar personal de cara a su puesta de largo, que tendrá lugar el próximo marzo. De momento, con los derechos de MotoGP, de la Euroliga de Baloncesto y de la Premier League, aunque también ha avanzado sus intenciones de pujar por las competiciones futbolísticas más demandadas por los usuarios. Entre ellas, la Liga de Campeones.
No está de más 'contener el entusiasmo' a la hora de referirse a las oportunidades de estos nuevos operadores de alterar el statu quo del sector audiovisual. De hecho, algunos, como Opensport surgieron con la promesa de ofrecer todo el fútbol televisado, pero, a la hora de la verdad, se estrellaron contra el muro de la realidad y tuvieron que dar marcha atrás con sus planes, ante el elevado precio de este producto y el complicado mercado del deporte televisado. Hasta a la propia Netflix -bien valorada por los inversores- le cuesta eludir la calificación de 'bono basura' (S&P y Moody's) a la hora de emitir deuda, lo que da cuenta de la dificultad de emprender maniobras expansivas.
En cualquier caso, lo cierto es que estas empresas emergentes (Netflix, HBO) han conseguido inquietar a las operadoras de la TDT y se han hecho un hueco en el mercado de la ficción con ofertas de más o menos amplios catálogos a precios competitivos. De hecho, Netflix ya cuenta con 2 millones de usuarios en España, según la CNMC. La pregunta es: ¿qué ocurrirá si DAZN u otra plataforma con presencia en varios países logra ofrecer todas las competiciones por una cantidad asequible? ¿Se verá afectado el negocio de las telecos?
El menguante negocio de la televisión
Sea como fuere, los inversores hace tiempo que han avisado de que el negocio de la televisión comercial sufrirá durante los últimos años. Gigantes como Deustche Bank y Morgan Stanley han advertido durante los últimos meses de que invertir en este mercado en la próxima década tendrá sus riesgos. Estas predicciones han afectado considerablemente a Atresmedia y Mediaset, que han caído en bolsa en los últimos 12 meses el 50,8 y el 41,3%. Esto les ha supuesto pérdidas en el parqué de 1.000 y 1.300 millones de euros.
Es innegable que las grandes empresas de la TDT mantienen una importante influencia en la sociedad española. También lo es que Atresmedia y Mediaset son, con diferencia, los medios más rentables del país. Ahora bien, el mercado publicitario de la televisión cayó el 38% entre 2007 y 2017. Y en los últimos tiempos, han ganado músculo las plataformas OTT y las televisiones de pago; y eso ha amenazado su situación hegemónica.
Cada español vio en 2017 un total de 216 minutos de televisión lineal, de media, es decir, 8 menos que el ejercicio anterior, según Kantar Media. Y nada parece que esta tendencia a la baja se vaya a revertir en los próximos años, máxime si las plataformas alternativas mantienen sus planes de inversión en contenidos.
Derivadas interesantes
Otra cosa que han demostrado las OTTs de contenidos de ficción y deportivos es que los usuarios de internet son capaces de renunciar al pirateo si las empresas les ofrecen acceso a contenidos con una tarifa plana y con un precio asumible.
Desde que Netflix y Spotify hicieron acto de presencia, se descargan menos contenidos ilegales. En 2016 se produjo un descenso del 4% en el pirateo, según el Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales. Esto supone el primer recorte en cuatro años y podría anticipar un cambio de tendencia. En paralelo, la compra de discos y DVDs también ha descendido. La reproducción de este tipo de contenidos desde el móvil, el tablet o los ordenadores es una realidad incuestionable.
Si Spotify ha acabado con el disco físico, ¿por qué no iba a hacer lo propio Netflix con el televisor tal y como lo conocemos? La realidad es que la nueva generación de consumidores ha perdido el miedo a la posesión. Han cambiado tener por disfrutar, discos por escuchas. Si además eso supone un precio contenido, las pegas son pocas. Hace años un disco costaba unos 20 euros. Hoy en día por ese precio tienes toda la música posible durante dos meses. La digitalización rueda cuesta abajo y sin frenos.