¿Quién nos iba a decir que el hombre más buscado del país sería un representante? Ni los candidatos a la presidencia del gobierno, ni los miembros de la CUP, ni siquiera Cristiano Ronaldo, que sirve para un roto y un descosido. Si quieren impresionar a todos sus conocidos van a tener que hablar de Toño Sanchís. La inesperada ruptura entre el manager y Belén Esteban, su cliente estrella, ha supuesto un terremoto en los cimientos de la crónica social. ¿Cómo es posible que una relación profesional y personal tan intensa haya terminado de esta forma? ¿En qué vamos a confiar ahora? ¿En el amor? Aunque tal vez muchos lo que estén preguntándose sea: ¿por qué nos interesa lo que le pase a un representante?
La tradicional figura del manager implicaba un trabajo en la sombra, una labor efectiva pero discreta. El representante se encargaba de gestionar la carrera profesional del famoso, consiguiéndole trabajo, encargándose de las flecos legales y salvaguardando el interés de su representado a cambio de un porcentaje de los negocios acordados. Algo prescindible pero necesario para poder continuar con la frenética vida pública del famoso. Pero eso es cosa del pasado. Ahora los representantes, como todo tipo de personaje que se aproxima a un rostro popular, son también celebrities. Famosos con entidad propia. Se sientan en platós, conceden entrevistas, posan en los photocalls y sí, también gestionan su cartera de clientes en sus ratos libres.
Aun así, no crean que todos los representantes han saltado a la palestra. Son todavía muchos los que ejercen su trabajo alejados de las cámaras, disfrutando del anonimato e interviniendo tan solo cuando su representado necesita algún tipo de aclaración pública. Pero vayamos al grano. ¿Con qué representantes/estrella se quedarían ustedes? Nosotros tenemos nuestra elección muy clara:
Toño Sanchís
Hasta ahora, el representante de Belén Esteban era sinónimo de trabajo abundante. Toño Sanchís era un valor seguro dentro del universo Mediaset. No en vano era el encargado de gestionar la carrera de la gallina de los huevos de oro de la cadena. Bajo su ala se encuentran nombres como Terelu o Ylenia. Pero, ¿el 'toñogate' empañará este fructífero imperio? Al representante le hemos visto en platós, sentado en entrevistas, posando sin sus representadas y ejerciendo de voz oficial de la de San Blas. Su carrera pende de un hilo.
Kiko Matamoros
Comenzó a la sombra de Carmina Ordóñez y ahora es uno de los rostros más populares de la televisión. A Kiko Matamoros le conocimos con otra cara, con un hermano gemelo y siempre acompañando a la divina Carmina. Su carácter, su presencia y su defensa a ultranza no pasaron desapercibidas y le consiguieron un puesto de colaborador. Ahora combina ambas facetas, aunque, si pudiese económicamente, dejaría la televisión encantado. Él mismo lo reconoce. ¿Saldrá beneficiado con la polémica de Toño Sanchís?
Susana Uribarri
La fama siempre rodeó a Susana Uribarri. Tampoco era nada extraño teniendo en cuenta que es hija del desaparecido José Luis Uribarri. Antes de situarse delante de las cámaras, prefirió dedicar su tiempo a representar a famosos. Por sus manos pasaron Ana Obregón, Julio Iglesias o Carolina Cerezuela, pero, entonces, se cruzó en su camino el apuesto Darek y se convirtió en famosa con nombre propio. Su enfrentamiento con Ana Obregón hizo el resto. Eso sí, separada de Darek, Susana ha vuelto al ostracismo del anonimato.
Amador Mohedano
Durante años fue el hombre encargado de velar por la integridad profesional de Rocío Jurado. Amador Mohedano aprovechó su parentesco con la cantante para ejercer de manager y, de paso, colocar a su mujer, Rosa Benito, como peluquera y asistente. Lo que no esperaba es que, tras la muerte de Rocío, su carrera iba a caer en picado. Se empeñó en representar a su hija Chayo e incluso ésta prefirió que no lo hiciera. Si van a dedicarse a la farándula, no se lo recomendamos.
Mario Vaquerizo
Llegó de rebote a encargarse de la promoción discográfica de Fangoria y acabó casándose con Alaska. Mario Vaquerizo era un rostro familiar entre todos los fans de la cantante. Ejercía -y ejerce- de representante del grupo formado por su mujer y Nacho Canut y lo combinaba con otros clientes, hasta que, de repente, un reality le convirtió en una estrella mediática. El ascenso de Vaquerizo ha sido imparable y todavía tiene cuerda para rato. Nada como saber entender el negocio y adaptarse a los ritmos del mismo. La opción perfecta para pasárselo muy bien.