El auge de las redes sociales hace que nos enteremos de todo tipo de noticias, incluso sin pretenderlo. Los enlaces llegan hasta nuestra pantalla de la forma más cómoda y nos invitan a que hagamos click y memoricemos una serie de datos que, sinceramente, no nos interesan para nada. No obstante, en esa marea de actualidad siempre hay algo que resulta llamativo. Por ejemplo, la curiosa transformación del actor Fernando Tejero. Sí, el famoso portero de Aquí no hay quién viva -ese es el gran drama de la televisión, que una carrera acaba reducida a un único personaje-, va a interpretar a un duro policía en la película Púrpura y escarlata y para ello no podía refugiarse en el físico al que nos tenía acostumbrados. ¿Dónde se ha visto un thriller sin su correspondiente actor musculadísimo? Entonces, Fernando decidió coger el toro por los cuernos y, por exigencias del guión, se plantó en el gimnasio hasta el día de hoy.
El club de los ‘actores ciclados’
Para celebrarlo, el actor compartió, a través de su perfil en Instagram, dos fotografías donde se le podía ver vestido únicamente con una toalla y con unos abdominales que, sin duda, antes no tenía. Su prueba de bautismo para entrar en el club de los 'actores ciclados', profesionales de la pantalla, ya sea grande o pequeña, que han tenido que recurrir a las pesas para encajar en sus respectivos papeles. Piensen en Chris Pratt, protagonista de Guardianes de la galaxia, que tuvo que adelgazar 30 kilos para poder convertirse en un superhéroe, o Andrew Garfield, que tan pronto colgó el vestuario de creador de Facebook en La red social, se encerró en un gimnasio para poder enfundarse el traje de Spiderman. ¿No hubiera resultado más sencillo buscar a un actor que ya estuviera musculado de entrada? Pues posiblemente, pero el marketing de estas operaciones de transformación también vende y todo hay que tenerlo en cuenta.
Tejero se vio rodeado de polémica cuando declaró que consideraba que no debía existir un día del orgullo gay.
Pero el caso de Fernando Tejero no es exactamente el mismo. El actor ha aprovechado su estancia en el gimnasio no solo para duplicar su masa muscular, sino también para olvidar las polémicas de su vida. Ahora hará un año, Tejero salía del armario sin pretenderlo a raíz de la conflictiva ruptura con el que es hoy su ex, el Míster Gay Miguel Ortiz. Para muchos suponía toda una novedad respecto a un actor que había tratado de mantener su vida privada muy alejada del foco de atención. Pero no contento con eso, Tejero volvió a verse rodeado de polémica cuando declaró que consideraba que no debía existir un día del orgullo gay, ya que él es una persona como todas las demás. Y por mucho que se tratara de un canto a la igualdad real, no acabó de entenderse de esta forma.
Tras la polvareda, el actor volvió a mantener su perfil bajo y se refugió en la preparación para este nuevo papel. Ahora nos toca a los demás acostumbrarnos a la nueva visión. Olvídense del pobre Emilio que trataba de hacer su vida en una triste portería y admiren a Fernando Tejero, 47 años, actor, abdominales de acero y sexualmente liberado. Y si no se hubiese decantado por depilarse íntegramente, en un intento de potenciar su cristianoronaldización, nos gustaría todavía más. Eso sí, la barba la conserva, como todo buen hombre moderno. ¿Se ven capaces de imitarle?