Cada semana, la revista Hola nos ilustra sobre decoración y glamour enseñándonos las fabulosas casas de los ricos y famosos. Increíbles mansiones con centenares de metros cuadrados y carísimas obras de arte colgadas de sus paredes pertenecientes a aristócratas, estrellas de cine y celebrities internacionales y que los pobres mortales no vamos a conocer más allá de ver las fotografías impresas en papel couché -'¡la de polvo que acumulan esas figuritas!', nos decimos para consolarnos-.
Aunque tampoco debemos desesperar. Esos fastuosos apartamentos son todo obra de interioristas y decoradores, mentes pensantes dispuesta a endosar los productos más caros y convertir las mansiones en obras clónicas. ¿Cuántos más sofás blancos de siete plazas vamos a tener que soportar? El aburrimiento hecho salón.
Otros famosos, los más avispados, optan por involucrarse en el proyecto y dotarle de personalidad, que para algo están invirtiendo una buena cantidad de dinero. Ahí es donde está el verdadero lujo. Celebrities que no tiene miedo a arriesgar y crean casas reconocibles, excéntricas y, en algún caso, espeluznantes. Y a eso vamos a dedicarnos hoy, a repasar algunos de estos famosos con vocación de decoradores que han revolucionado el arte del interiorismo:
Alaska y Mario
Posiblemente, la casa más famosa del país. Alaska y Mario ya habían enseñado su peculiar hogar madrileño en alguna revista antes de comenzar con su propio reality. Ahora no queda nadie que no pase por el portal y trate de hacerse un selfie con los flamencos rosas del balcón de fondo. Dentro, dos pisos ya totalmente decorados siguiendo a rajatabla los referentes estéticos de los protagonistas. Mucho color, mucho cuadro, mucho objeto y mucho arte. Una vitrina repleta de recuerdos -con fotos de Belén Esteban y Andreíta y puro de Sara Montiel-, una cocina negra, los mandamientos de Fabio Macnamara en la habitación y una biblioteca típicamente británica en el apartamento de arriba. Deberían organizar visitas guiadas para los fans.
Clemente Lequio
Una de las últimas casas que hemos visto en la revista Hola ha sido la de Clemente Lequio. Antes de ciclarse, el hijo de Antonia Dell'Atte y Alessandro Lequio nos dejó ver el apartamento que le había comprado y decorado su madre. Un horror hecho inmueble del que todavía no nos hemos recuperado. Estampados delirantes, objetos inútiles hasta en el baño y una locura de complementos sacados, como no, de la mente de Antonia. Clemente, eso sí, decía estar encantado con todo, aunque, claro, a caballo regalado... Suponemos que, después del reportaje, se deshizo de todo y volvió a redecorar la casa.
Tamara Falcó
Un minuto de silencio por el piso de soltera de Tamara Falcó. La hija de Isabel Preysler decidió que ya estaba bien de vivir en casa de mamá y se agenció un lujoso apartamento en la mejor zona de Madrid. Hizo bendecir la terraza y un decorador le puso todo lo que necesitaba donde mejor lo necesitaba. No es que el piso destacase por su particular decoración -era un poco igual que el de todas las famosas-, pero no cumplió las expectativas de Tamara. Al poco, ya había hecho las maletas y había vuelto a casa de Isabel. La amiga que vivía cerca se había casado y ya no podía hacerle caso y la casa se le caía encima. Solo Tamara puede renunciar a semejante ganga.
Isabel Preysler
Es LA casa, en mayúsculas. La mansión de Isabel Pantoja lleva generando ríos de tinta desde que decidió enseñarla hace ya treinta años y aseguró que contaba con más de una docena de aseos. 'Villa meona', como la bautizó Alfonso Ussía, es la aspiración de toda celebrity. Tener la casa de la Preyler y el mayordomo repleto de bombones de los anuncios. Y no es que su mansión sea diferente a la de cualquier otro -ni tampoco más bonita-, es más el halo de misterio y grandiosidad. El poder pisar el suelo que pisa la Preysler, comer la comida que come la Preysler -si es que lo hace- y mear en el baño en el que mea... Bueno, en uno de los doce restantes.
Joaquín Torres
El responsable de algunas de las fabulosas casas de los famosos también se ha atrevido a enseñar la suya propia. Nada de lo que extrañarse, contando que de Joaquín Torres hemos visto hasta los abdominales a lo Aznar que se ha agenciado con la edad. Y claro, el resultado no podía ser más que decepcionante. La casa de un nuevo rico, con cuadros del tamaño de estadios de fútbol y una habitación llena de muñecos, teóricamente, para los niños -nunca pongan muchos muñecos juntos, da miedo-. Más vale que se dedique a las casa de los demás y deje la suya propia en la más estricta intimidad.
Sara Montiel
La desaparecida Sara Montiel nos regaló tantos momentos míticos que seguimos echándola mucho de menos. Uno de sus últimos hits fue la venta de su piso en el centro de Madrid con vídeo explicativo incluido. Sara dejó claro que tenía la televisión con la pantalla más grande del mercado y una piscina que no era una charca. Allí pudimos ver algunos de sus retratos, las fotografías de su vida y un sinfín de recuerdos que, supuestamente, fueron desapareciendo tras la muerte de la artista. Nosotros la hubiésemos comprado solo para dejarla tal y como estaba. El gran museo que se merecía Sara Montiel.
María José Cantudo
Si hay alguien en el país que no necesita demasiado efectivo, esa es María José Cantudo. La artista posee una colección de arte digna de un museo y una capacidad ahorrativa que la lleva a coger el autobús con sus amigas para no tener que pedir un taxi. Aun así, la Cantudo quiso vender su lujoso piso y lo hizo al estilo Montiel: con vídeo incluido. Acompañada de su perrita, la cantante fue explicando los detalles de su mansión y poniéndonos los dientes largos. ¿Eso es lo que se consigue tras una vida trabajando? Nos da que los de ahora nos tendremos que conformar con mucho menos.
John Travolta
Si te gusta pilotar y eres una estrella de Hollywood, lo mínimo es construirte tu propia pista de aterrizaje en el jardín. La pasión por los aviones de John Travolta es sobradamente conocida, así que no es de extrañar que el actor diseñase su mansión pensando en ello. La casa tiene dos salidas que conectan directamente con la pista y los jets privados que guarda allí mismo. Así, si tiene que viajar a algún lugar del mundo, solo tiene que hacerse la maleta y subirse al avión. Nada de aeropuertos, colas y facturaciones. Esto debe ser lo que llaman lujo.
Mariah Carey
Una diva barroca necesita una casa barroca. Mariah Carey ha enseñado partes de su fabulosa casa en revistas, reportajes y, como no, en instagram. Y sí, tal y como ya suponen, hay mucho oro, mucho leopardo, mucha moqueta y mucho brilli-brilli. Una de las últimas cosas que hemos visto ha sido la habitación de sus zapatos. Mariah no tiene bastante con un vestidor y dedica una parte exclusiva a sus decenas de pares de zapatos. ¿Tendrá otra para los bolsos? ¿Y una especial para los vestidos ceñidos que tanto suele utilizar? Ojalá nos dejasen visitarla alguna vez en la vida.
Christina Aguilera
Tenemos serias sospechas que Christina Aguilera contrató al director Tim Burton como asesor decorativo. La cantante se compró una fastuosa mansión en 2012 y la decoró como si fuese el escenario de una película de terror. Suelos de madera negra, cortinajes morados, un siniestro caballito de juguete en la esquina del comedor, todo salido directamente de la mente del director de Eduardo Manostijeras. ¡Si hasta puso un maniquí con peluca en su vestidor! Eso no es de persona normal...
Pharrell Williams
Dos cosas nos quedan claras al ver la casa del cantante Pharrell Williams. Primera, tiene mucho dinero, pero mucho, mucho. Y segunda, le encanta Padre de familia. Dos retratos de dos de los personajes -el niño y el perro- presiden el comedor y por toda la casa vemos referencias a la serie de dibujos animados. Esto solo puede haberlo ideado él mismo -imaginamos el colapso del decorador cuando se lo dijo-. Preferimos ésta a la de Christina Aguilera, eso también.
Lenny Kravitz
Hace tiempo, el músico Lenny Kravitz tuvo una coqueta casa en Miami, un refugio para pasar el verano cerca de la playa. Ahora, muy veraniego tampoco era la mansión. Moqueta de pelo largo y blanco por toda la casa, muebles, paredes y techos también blancos, habitaciones decoradas con un rojo intenso y una sala principal más propia de una propiedad en Finlandia que en la soleada Miami. ¿Se imaginan lo que debe costar quitar la arena de la moqueta? ¿O el calor infernal que se debe pasar con tanto pelo? Solo a Lenny se le ocurre desafiar las leyes de la lógica de esta forma. Normal que terminara vendiéndola. ¡Qué calor!
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