Genoveva Casanova
La ex mujer de Cayetano Martínez de Irujo es la máxima representante de lo que la periodista Ángeles Caballero califica como 'PPP': pijas, planas, pereza. Señoras que siempre tienen frío y visten de colores tierra. Famosas con abrigos de piel e ínfulas de alta cultura, que sueñan con enhebrar el brazo de un señor de cierta edad, buena posición y mejor cuenta corriente -Marina Castaño podría ser otro buen ejemplo-. Genoveva Casanova provoca bostezos cada vez que abre la boca. No nos interesan sus declaraciones, no nos interesan sus amoríos y, desde luego, no nos interesan sus posados. Que alguien nos la quite de delante.
José Campos
El ex marido de Carmen Martínez-Bordiú se aferra a las cámaras como a un clavo ardiendo. José Campos ya no interesaba cuando estaba casado con la 'nietísima', cuando nos quería vender la imagen de hombre campechano y espontáneo, al que no le gustaba demasiado la prensa del corazón, así que imaginen ahora. Pero claro, a todo le coge uno el gustito y el cántabro trata de hacernos creer que su vida es de lo más trepidante. Pero no, José, ya no. Ni su boda -con posado en el jacuzzi incluido-, ni su paternidad, ni nada que tenga que ver con su vida debería ocupar página alguna en las revistas. Dejemos que el agua vuelva a su cauce y los famosos instantáneos a sus casas.
Isabel Preysler
A la reina de corazones siempre se le ha tratado muy bien desde la crónica social. Isabel Preysler vendía y despertaba envidias a partes iguales, pero esos tiempos han pasado. Su portada junto a Carmen Martínez-Bordiú para celebrar el aniversario de ¡Hola! tan sólo fue comentada por el excesivo Photoshop que las convirtió en unas colegialas a punto de tomar la primera comunión. Isabel ha pasado a un segundo plano, uno en el que ya no despierta interés. Pero si su matrimonio con Miguel Boyer la convirtió en la mujer más famosa de España, nos da que la Preysler guarda, de nuevo, un as en la manga y que no tardará mucho en enseñarlo.
Paulina Rubio
El máximo interés que ha despertado Paulina Rubio a lo largo de los últimos años ha corrido de la mano de unas fotografías donde la cantante miccionaba en público y en una postura poco decorosa. Imaginen el nivel de actualidad. La que en otro momento fue la reina de la pista vive ahora en un limbo del que parece no poder salir. Y, sinceramente, tampoco hace falta que lo haga. Paulina ya no interesa. Otras, más jóvenes y rebeldes, han venido para quitarle el puesto. Ni su polémica con Colate puede devolverla a las primeras páginas. Casi que mejor.
Ana Obregón
Si hay una especialista en crear cortinas de humo para no perder puntos de interés, esa es Ana Obregón. La bióloga es capaz de empollarse la entrada del ébola en Wikipedia para recitarlo ante las cámaras o de comprarse unos disfraces en Ebay para conseguir unos minutos de interés. Ana ya no es la que era. Ya no tiene series en televisión, ya no protagoniza sonoros romances, ya no se lo monta con actores debajo de una farola. Ni siquiera sus entrevistas en televisión consiguen mantener el interés de la audiencia. Y ya, si se empeña en contar lo de la paella de Spielberg, apaga y vámonos.
Miguel Bosé
Escribía Jorge Javier Vázquez en su diario que Miguel Bosé ha conseguido lo que llevaba mucho tiempo persiguiendo: perder todo tipo de interés. Y no podemos estar más de acuerdo. Miguel Bosé lo ha tenido todo para conseguir casi nada. Se crió junto a Picasso, trabajó con Warhol y frecuentó lo más granado de la cultura mundial. ¿Y todo para qué? Pues para construirse una personalidad huraña, celosa y antipática, aderezada con un look propio de malvado de película de terror. Detrás de la máscara intuimos un hombre interesante, pero nos da mucha pereza ponernos a escarbar.
Nieves Álvarez
La modelo Nieves Álvarez ha sido una de nuestras mejores representantes en las pasarelas, pero eso no quiere decir que nos interese en ninguna otra faceta. Su puesta al frente del programa Solo moda -ahora Flash moda- nos confirmó lo que ya suponíamos: la modelo no está hecha para presentar. Su tono de voz, su dicción, su poca habilidad para leer de forma natural, además de sus constantes cambios de vestuario -para un programa de media hora- y su frialdad, nos aburren. Pero mucho. Tanto que hubiéramos deseado un cambio de presentadora aprovechando el cambio de nombre del programa. ¿Saben si Inés Sastre está libre?
Fran Rivera
Los hermanos Rivera, claramente, no han heredado el magnetismo de su madre. ¡Cuánto echamos de menos a Carmina! Ahora nos tenemos que conformar con estos señoritos andaluces venidos a menos, que pretenden transmitirnos educación y corrección por el mero hecho de hablar en un tono bajo -como si lo importante fue el envase y no el contenido-. De Fran Rivera nos aburre todo. Sus aventuras empresariales, sus relaciones con sus hermanos, sus bodas con Lourdes Montes y todas sus declaraciones. Suponemos que debe tener un encanto y su sex-appeal, pero nosotros no se lo acabamos de ver.
Sara Carbonero
El problema de Sara Carbonero no es su vertiente profesional, que desempeña con un atino más que suficiente -no lo hace ni mejor, ni peor que nadie-, pero su vida privada nos interesa menos que nada. Sara era esa chica mona, dispuesta a luchar por su buen nombre como periodista, pero que encontró a un futbolista y pasó a preocuparse más por su faceta de it girl. Y si el mítico beso del Mundial nos emocionó a todos en su momento, ahora nos provoca mucho rechazo. Sara se ha quemado ella sola. Nosotros sólo nos hemos dedicado a prender la mecha.
David Bustamante
En sus últimas actuaciones, David Bustamante tira mucho de chalecos y manita en el bolsillo, como si de un Frank Sinatra patrio se tratase. De aquel muchacho que se bajó de la obra para cantar no queda nada, como tampoco queda del fornido de pelo largo y pantalones blancos que sedujo a la ¿modelo? Begoña Alonso. Ahora Bustamante vive una vida perfecta, con su mujer perfecta, su hija perfecta, su cuerpo perfecto… y nosotros sólo queremos saltar por la ventana. ¿Es necesario que evidencien el patetismo de nuestra existencia? Hagamos un change.org para cederlos por una temporada a Francia. Nosotros nos podemos quedar con Hollande y sus amantes.
Santiago Segura
El público parece que nunca tiene suficiente de Santiago Segura. El director se ha paseado por todos los programas de televisión -le falta la previsión del tiempo y el sorteo de la primitiva-, ha participado en todos los concursos, ha dado entrevistas en todos los medios y siempre con las mismas coletillas y los mismos chistes. Entiendan que estemos saturados de Santiago Segura. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Saldrá en el mensaje navideño del rey? ¿Dará las campanadas? ¿Se quemará a lo bonzo en las Fallas de Valencia? Por favor, un descanso.
Patricia Rato
La última ocurrencia de la ex mujer de Espartaco ha sido irse de voluntaria disfrazada de enfermera del siglo XIX. ¿Por qué? Pues no lo sabemos. Patricia Rato es la imagen del aburrimiento. Sí, será muy mona, estará casi más joven que su hija y podrá presumir de sensatez y buena educación, pero no quita para que consiga dormir a los periodistas mientras responde preguntas por la calle. Para Patricia Rato no hay días buenos, ni malos, ni regulares, todos son extremadamente aburridos. Lo sorprendente es que, aun así, consiga atraer la presencia de los paparazzi.
Nuria Roca
¿Alguien puede decirme por qué Nuria Roca quiere hacernos creer que prefiere fregar los platos antes que pagar en un restaurante? La presentadora valenciana ha cogido el testigo de Martina Klein y se ha convertido en la mujer-anuncio por excelencia. Nuria lo promociona todo sin perder la sonrisa, pero a nosotros únicamente nos genera pereza. Y eso que, de vez en cuando, se marca un tanto y llama choriza a la alcaldesa de Alicante, pero ni aun así termina de quitarse el corsé de chica modosita. Nuria, venga, ¡que tú puedes!
Carolina Cerezuela
Convertir la maternidad en una profesión está de moda, y más entre las famosas. En lugar de tener que pasar por largas jornadas de rodaje o aprenderse guiones, resulta mucho más cómodo dedicar unos minutos a promocionar productos para el cuidado de los niños. Y si no que se lo digan a Carolina Cerezuela. La mujer de Carlos Moyá -otro que también aburre con solo pestañear- dejó su puesto en Tu cara me suena para anunciar desde limpiacristales hasta pañales, y todo entre embarazo y embarazo. ¿No tenemos demasiadas famosas-anuncio? Y lo peor es que son todas intercambiables.
Bigote Arrocet
Ay, el flamante novio de María Teresa Campos está encantado con esta ola de popularidad que le rodea. No sólo ha conseguido ligarse a una de las solteras de oro de la televisión, sino que, además, ha vuelto a atraer la presencia de las cámaras muchas décadas después de que terminase el Un, dos, tres. Bigote está como loco por hacer declaraciones, dejarse fotografiar y acompañar a su novia a todo tipo de sarao. Y sí, como novio de la Campos dará mucho juego, pero como personaje no tiene ningún interés. Un nuevo complemento en la vida de las Camposdashian.