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Almunia: competencia de salón

Yo no sé qué ocurre con él, pero cada vez que Joaquín Almunia, ahora Comisario Europeo de la Competencia, viene a España monta la marimorena. Sus largos periodos en Bruselas le deben de haber hecho olvidar lo sensible que es la ciudadanía hispana cada vez que se le recuerda que casi todo lo que nos rige viene dictado desde Europa.

  • Imagen: Efe.

Ahora parece que quiere desmontar lo poco que queda del sector naviero español, que supuestamente ha percibido unas ayudas que no le correspondían y por tanto hay que devolver. Lo cuento esto porque acudió al 50 aniversario de la primera normativa de competencia en España con todo el mundo calentito. De hecho, en un desayuno previo, dos personas se levantaron y le increparon a voces lo que pretende perpetrar. Algo muy tipycal spanish. 

Almunia dijo en la sede de la Comisión Nacional de la Competencia que la mejor forma de defender al consumidor es promoviendo la competencia y por ello su Comisariado lucha contra los cárteles de la farmacia, la banca, el papel y todo aquel que quiera pactar los precios para que las cosas nos salgan más caras. Una de las más gordas que ha tenido es la polémica sobre los tipos de interés en Reino Unido, el libor, ahora conocido como lie more (miente más en inglés) pues era de traca cómo los británicos falseaban estos datos para beneficiar a sus bancos. 

Joaquín, hombre preparado en Deusto, universidades francesas y americanas, perdió las primarias ante el borde de Josep Borrell, lo que hizo que su carrera como alto funcionario se disparara y el ocaso del PSOE comenzara. 

El sustituto de De Guindos

Como Luis de Guindos está siempre fuera de casa le sustituyó en este acto Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía. Laturra -le llamamos así los periodistas por lo pesadito que es en sus explicaciones- nos contó que esto de la competencia está muy bien porque aúna sin igual el Derecho y la Economía -lo digo para los que estudian ADE- y comentó que el PP quiere que no sea el Gobierno, sino el propio CNC, el que decida sus altos cargos. Algo que no ha conseguido en la CNMV, por ejemplo. 

Por su parte, Joaquín García Bernaldo de Quirós -hay que decirlo todo seguido porque si no lo de García queda un poco escaso- aprovechó el acto para despedirse -nombrarán en breve a un sustituto- y afirmó que aunque Europa es un mercado maduro, somos alérgicos a la competencia. Para esto está la CNC, dijo, para evitar abusos que pueden incrementar los precios hasta un 30%. Estima este organismo que sus actuaciones pueden haber reducido los precios a los consumidores unos 1.200 millones de euros en España y los que están por descubrir suponen una carga de 7.000 millones.  Ya dijo Goethe que somos libres de elegir nuestro primer paso, pero siempre somos esclavos del segundo. Por este motivo hay que aprovechar las oportunidades que ofrece un mercado único, para que usted y yo nos beneficiemos de los mejores precios posibles con las mayores calidades.

Entre el público, mayoritariamente femenino pues estas cosas de la competencia exigen un nivel de detalle que me parece difícil que lo consigan los machos alfa, beta e incluso los gamma, se pudo ver al antecesor en el cargo de jefe de la CNC, Luis Berenguer, bajo cuya égida se realizaron importantes avances en la materia. Una fiesta en condiciones tiene que tener invitados internacionales y por ello vimos a Bruno Lasserre, presidente de la Autoridad Francesa de la Competencia, y a Manuel Sebastião, su homólogo portugués.

Un vino español sirvió para poner el broche de oro a estos 50 años, que no se cumplen todos los días, bajo la cúpula decimonónica de la sede que alberga la Comisión Nacional de la Competencia en Madrid.

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