Prueba de ello es que apenas profundizó en los problemas que afectan a España, asunto que concitó a la mayoría de los asistentes que además dominaban el idioma de Shakespeare y el discurso sonaba a ya varias veces repetido. Por esto quizá el profesor podía disimular la fuerte flu que le aquejaba.Hay que decir en su honor que tardó tres años en confesarles a sus padres que iba ser economista en vez de médico, que es lo que a sus progenitores más ilusión les hacía, y en honor de su anfitrión español, que muchos de sus invitados después se convierten en Premio Nobel de Economía.
El director de la Fundación, Amadeo Petitbó, arrancó a la hora exacta, pues es de esos españoles que aparca el gracejo para el ámbito privado y quiere converger con Europa en la seriedad que se le supone a un país occidental. A su lado se encontraba su adjunto, Vicente Montes (yo que he sido adjunto, doy fe de que el cargo está para que tu jefe no se relaje y sienta cerca al potencial sustituto), que administró las múltiples manos que se alzaron para ahondar en una charla estándar que duró exactamente 40 minutos demostrando mi teoría de que no es nada espontáneo.
Tiempos difíciles
El profesor Feldstein nos dijo que se avecinan tiempos muy difíciles, pues tanto japoneses como americanos deben cambiar sus políticas económicas, es decir, eso de seguir dopando al enfermo con medicinas it´s over. Hay que apostar por la tecnología, por mejorar el mercado laboral, por dejar de endeudarse para que la economía vaya tirando sin ayuda de la FED o del Bank of Japan. Esto hará necesariamente que se crezca en el futuro menos de lo que se ha hecho hasta ahora pero sólo así se conseguirá tener un verdadero diagnóstico de cómo estamos y cómo hay que mejorar.
El recadito al bueno de Montoro vino a través de la convicción que Marty tiene sobre que hay que bajar los impuestos como concepto y reordenarlos como obligación. Es decir, que cuanto más se bajan impuestos el mercado tiende a regularse solo pero hay cosas que se pueden desgravar y no se debería y a la inversa, aunque sean menos populares para el electorado.
En cuanto a Europa Feldstein declaró que hacemos justo lo contrario de lo que deberíamos; se plantean estrategias de más unión cuando individualmente cada país miembro debería solucionar sus problemas específicos antes de abordar el siguiente escenario. No hay que olvidar que este profesor de Harvard es de los que piensa que el euro como moneda común a países tan diferentes es como acostarse con un gorila.
En el apartado que daba título a la conferencia, Perspectivas sobre la economía mundial, Martín cree que el euro debería mejorar su cotización sobre el dólar aunque cree que el billete verde irá siendo relegado por otras divisas que no se atrevió a identificar. Entre el público pude ver a mucha gente que se ha interesado por la economía de un tiempo a esta parte y a Federico Steimberg, del Real Instituto Elcano, que inquietó con sus certeros apuntes al veterano profesor.