¿Qué tienen en común Martin Luther King, Nelson Mandela y Bob Marley? Pues que los tres aparecen en unas imágenes que Madonna ha distribuido a través de Instagram con la cara atada con una cuerda negra. La reina del pop, que utiliza esa misma imagen en la portada de su último trabajo, Rebel Heart, ha tenido que difundir una aclaración pública después de que las redes sociales se llenaran de comentarios acusándola de racismo y de saltarse el copyright de otros fotógrafos para su propio interés.
En su nota, Madonna rechaza estas acusaciones. “¡Esto no es ningún crimen, ni un insulto, ni nada racista! También lo he hecho con Michael Jackson, Frida Kahlo y Marilyn Monroe”, explica. “¿Estoy diciendo que yo soy ellos? No, estoy diciendo que ellos también fueron corazones rebeldes”, afirma.
La intérprete de Like a Prayer (canción cuyo vídeo exaltó en los años 80 del pasado siglo a determinadas comunidades católicas por besar en él los pies una talla religiosa de rasgos afroamericanos que acababa cobrando vida, y por cantar junto a unas cruces ardiendo) se justifica explicando que se trata todo de una experiencia de fan art (obras colgadas en Internet por sus admiradores): “No lo hice yo; lo hicieron mis fans y yo he reposteado esas imágenes. Mis fans tampoco pueden ser racistas si me están colocando en la misma categoría que esta otra gente”, infiere. Para terminar, la cantante se despide con un rotundo “Gracias”.
Para demostrar que no había una intención racista, o quizás para avivar la polémica por un lado suficiente, Madonna ha continuado posteando imágenes después de lanzar su comunicado de disculpa, aunque ahora personaje es la prensa inglesa quien ha puesto el grito en el cielo. Todo porque el que ha elegido es la fallecida princesa Diana de Gales, que sigue siendo una figura de culto en el Reino Unido. En otras de las imágenes publicadas después de la nota aclaratoria se puede ver también al artista Jean Michel Basquiat.