Los futbolistas son los nuevos modelos, que a su vez ya eran los nuevos actores de Hollywood. Protagonistas de los sueños eróticos de media humanidad y role models -modelos de conducta- a los que aspira la otra mitad. ¿Quién no quiere ser futbolista? Ganas millones de euros por una profesión aparentemente sencilla, las marcas te colman de regalos, puedes disfrutar de unas vacaciones en el rincón más perdido del mundo, te codeas con estrellas, te acuestas con supermodelos y cada complemento que te gusta acaba poniéndose de moda, sea un sombrero, unos brackets dorados o un anillo del tamaño de un melón. Todo vale si te llamas, por ejemplo, Cristiano Ronaldo.
Con esta premisa, no es de extrañar que los nuevos sex symbols mundiales se dediquen a darle patadas a un balón. O a cogerlo con las manos, como es el caso del australiano Mathew Ryan. ¿Quién es? Pues el nuevo fichaje del Valencia CF para defender su portería. Y nadie lo esperaba. Pese a que Ryan tiene una carrera más que consolidada, siendo el portero titular de su selección y habiendo destacado en su anterior equipo, el Brujas, aquí somos más de estrellas mediáticas y confiábamos en tener un nuevo ídolo de masas jugando en el terreno. Un error en muchas ocasiones y que hace que los equipos caigan en picado sin saber nadie el motivo -la culpa, en todo caso, es del entrenador-. Ryan ha aterrizado en Valencia muy tranquilo, sin demasiada expectativa y con su metro ochenta de estatura que le garantiza una buena posición en la estantería.
Un enamorado de los animales
En su haber, no se asusten, también arrastra muchos tópicos. Si echamos un vistazo a su instagram -@matyryan-, el espejo virtual en el que todos compartimos nuestros referentes, vemos que al portero le encanta su profesión hasta límites insospechados -¿cuántas fotografías de sí mismo en el campo puede tener? ¿Se imaginan a un auxiliar administrativo subiendo imágenes de su mesa repleta de papeles constantemente? Tal vez no sea lo mismo, pero...-. También se pirra por los animales, en especial perros y tigres -lleva uno tatuado en el pecho-, se muestra orgulloso de su familia, presume de regalos de grandes firmas y sí, se quita la camiseta con bastante asiduidad. Ryan sabe lo que el público quiere y está dispuesto a dárselo.
Con tan solo 23 años y un torso esculpido en el gimnasio, al portero no le importa nada que le fotografíen sin demasiada ropa, ya sea cortando el césped o posando para una sesión de fotos. Claro que, con esas edad y es cuerpo, como para importarle... No todos tuvimos esos músculos cuando abandonamos el instituto. Aunque, claro, tampoco éramos futbolistas profesionales ni parábamos goles a dos manos. Leemos que Ryan llega abalado por ser 'un portero serio' que 'cumple con todos sus cometidos en la portería'. Fichar a alguien que no lo hiciese sería un tanto absurdo, pero si todos los nuevos jugadores que van a llegar a la liga española van a ser como el australiano, esperemos que no tarden mucho en hacerlo. ¡España les espera!
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