Los Casiraghi y los Borromeo tenían ante sí un difícil reto: superar en opulencia la boda que ellos mismos habían organizado tan solo una semana atrás en Mónaco. Viniendo de dos sagas ricas y famosas, no se podía esperar otra cosa. En lo que parece un cuento de príncipes y princesas, Pierre, hijo menor de Carolina de Mónaco y el malogrado Stefano Casiraghi, ha celebrado su boda religiosa con la rica heredera italiana Beatrice Borromeo en la isla de San Giovanni, que pertenece desde hace siglos a la familia de la novia.
La lista de invitados al evento fue una vez más la demostración de esa capacidad que solo tienen los Grimaldi para combinar lo más clásico de las tradiciones reales europeas con la bohemia del espectáculo y el poder de las grandes finanzas. Así, en la boda había representantes de las casas reales europeas (algunos de los que tienen una imagen más moderna, como el noruego Haakon y su esposa Mette Marit), pero también artistas como Lana del Rey y ricos herederos, como Lapo Elkan, que a través de la boda de Beatrice queda emparentado, al menos políticamente, con la familia principesca (Lapo está casado con Lavinia, hermanastra de Beatrice). En total, la boda religiosa italiana ha contado con dos días de celebraciones que arrancaron el pasado viernes con una fiesta pre-nupcial en la que, si cabe, hubo una mayor representación de la farándula, con modelos como Eva Herzigova.
El marco elegido no podía ser más espectacular. Ubicadas en el lago Maggiore, las islas Borromeo pertenecen a la familia de la novia desde comienzos del siglo XVI y resultaban ser el emplazamiento perfecto para una ceremonia de estas características. Durante los últimos días, el Grand Hotel Des Iles Borromees se convirtió en el epicentro de toda la actividad. De él salieron los novios hacia la iglesia y en él se alojaron los invitados, además de ser el espacio elegido para la fiesta prenupcial con 600 invitados.
Uno de los grandes misterios que rodeaba a la ceremonia era el vestido que luciría la novia, y cuyo diseñador había sido mantenido en un absoluto secreto a lo largo de la semana. Se daba por descartado a Valentino, que ya se había encargado del diseño y confección del atuendo de Beatrice durante la ceremonia civil celebrada en Mónaco, pero todo el mundo daba por descontado que su autor sería otro maestro italiano de la aguja, como así finalmente ha sido. Pasadas las 10 de la noche de este sábado, Giorgio Armani desvelaba a través de su cuenta de Instagram una bella foto de los novios saliendo de la iglesia de la pequeña isla de San Giovanni en la que podíamos ver a Beatrice con un traje de un corte mucho más clásico que el de Valentino.
Para la ceremonia religiosa, la novia decidió no moverse ni un milímetro de los cánones oficiales y optó por una pieza blanca con mucho encaje y manga francesa, que remató con el cabello totalmente recogido, a diferencia de la innovación que había supuesto su elección para la boda civil de la semana pasada en Mónaco. Eso sí, llegada la hora del convite posterior, Beatrice y Pierre cambiaron su vestuario por otro igual de formal. Ella volvió a vestir de Armani Privé, aunque con más escote y dejando las mangas al aire y él cambió el chaqué gris con el que había acudido a la iglesia por un frac negro.
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