La princesa de Asturias ya lo comunicó este miércoles después de celebrar el acto religioso de su comunión en la parroquia de Asunción de Nuestra Señora de Aravaca: “Lo voy a celebrar en casa”, y así fue. La familia real al completo, su hermana Sofía, sus padres los reyes Felipe y Letizia, los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía, sus abuelos paternos Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, la mujer de éste, Ana Togores y la bisabuela de la niña, Menchu Álvarez del Valle, se desplazaron, tras su salida de la iglesia, hasta el Nuevo Pabellón de La Zarzuela. Aquí tuvo lugar el banquete y el acto ya más privado e íntimo, apartado de los objetivos de las cámaras.
Después de la futura heredera de la Corona celebrara el sacramento junto al resto de sus compañeros de colegio, vestida de uniforme como todos ellos con el fin de dar ese aire de normalidad y cercanía de la familia real con los ciudadanos de a pie, vino el banquete real y la celebración en palacio, la vuelta a la realidad de la princesa Leonor y del resto de su familia.
La infanta Cristina dejó a su marido y a sus tres hijos en Ginebra
A esta comida privada se unieron también la infanta Elena, sus hijos Froilán y Victoria, Telma Ortiz y su hija Amanda Martín. Sin embargo, y contra todo pronóstico, había una invitada sorpresa, la infanta Cristina. La segunda hija de Juan Carlos y Sofía viajó junto a su hija Irene hasta Madrid para no perderse el acontecimiento, dejando a su marido Iñaki Urdangarin y al resto de sus hijos en Ginebra. Según se ha publicado Juan, Pablo y Miguel se quedaron en el país en el que residen con su padre por estar en época de exámenes.
Como es sabido, la relación entre Cristina y los reyes no pasa por su mejor momento. Ni siquiera Felipe y Letizia asistieron con sus hijas a la comunión de Irene el pasado 2 de mayo en Suiza mientras que sí lo hicieron la reina Sofía y la infanta Elena. Por ello, no se esperaba la presencia de la todavía duquesa de Palma de Mallorca.
Tras su aparición sorpresa, todo parece indicar que se podría estar produciendo una reconciliación ‘real’ de los reyes actuales y eméritos con los duques de Palma. Desde 2011 no se la ha visto en ningún acto público en España con la familia real y en los actos privados -que han trascendido- los Borbón parecían tratar de evitar que los fotógrafos les captaran en una foto conjunta con ella como pasó cuando su padre Juan Carlos fue intervenido quirúrgicamente. O quizás sus asistencia se deba a que una de las condiciones impuestas sea que siempre y cuando venga sin su marido Iñaki Urdangarin, ella será bienvenida. Sea como fuere, el rey Juan Carlos tuvo poco tiempo para hablar con su hija y de su situación judicial, ya que por la tarde no quiso perderse la corrida de la Prensa en la plaza de las Ventas, acto al que no acudía desde hacía tres años.