Llevamos sólo dos años pero ya se intuye que esta década no va a ser una reedición de los felices años 20. El jueves, Putin tiró los dados y empezó la partida de Risk con la invasión de Ucrania, que podría continuar con la de Moldavia, con la invasión china de Taiwan, con el reclamo español de los virreinatos de las Indias y con la autodeterminación de Marinaleda como República Popular. El cuco del reloj ese del Apocalipsis de la Universidad de Chicago está afinando la voz. Nunca habíamos estado tan cerca de la III Guerra Mundial aunque, por ahora, la respuesta de occidente ha ido comedida porque, como dice el dicho: dos no se pelean si uno tiene armamento nuclear. La respuesta ha venido en forma de sanciones: Europa le ha dicho a Putin “Ahora vamos a comprar el gas en otro sitio seis veces más caro, te jodes”, y Rusia ya ha puesto el gaseoducto que estaba construyendo en el Báltico en Wallapop.
Es inevitable comparar a Putin con Hitler, que también tomó los Sudetes sin respuesta internacional y ambicionaba recuperar la gloria imperial de una Alemania que había perdido su grandeza. De hecho la cuenta oficial de Ucrania en Twitter ha compartido una viñeta con los dos dictadores. También Putin ha utilizado el comodín nazi llamando en su discurso a ‘desnazificar Ucrania’, aunque su presidente sea judío y sus abuelos víctimas del holocausto. La RAE debería incorporar a nazi una segunda acepción: “Cualquiera que no piense como tú o te lleve la contraria”. Las redes han mostrado un rechazo casi unánime al ataque y es que no estamos acostumbrados a ver la invasión de un país soberano si no es árabe y no la realiza Estados Unidos. También es momento de reivindicar a los jóvenes: los tildamos siempre de flojos y los llamamos generación de cristal pero en realidad van a vivir en pocos años una pandemia, una guerra mundial y la eclosión del reguetón.
A la espera de saber si existirá el mundo y Tuitopía el viernes que viene, la guerra de Ucrania es el trending topic de esta semana. Ya sería mala suerte que, con 3.800 millones de años de vida en La Tierra, nos toque a nosotros vivir el fin de la civilización.
La guerra ha eclipsado el otro tema de la semana, el Casadexit, la guerra civil pepera que ha acabado con el denunciante fuera y la denunciada dentro. Ayuso se encumbra como la Khaleesi del PP, la madre de los barones, la que no arde.