Ya ha pasado el tornado y aún nos quedan sus secuelas. El acontecimiento del verano en redes sociales ha terminado y ha dejado una estela mediática que es imposible obviar. El abrumador éxito del ilustrador Manuel Bartual con su novela en tiempo real publicada en Twitter no sólo ha revolucionado la creación de contenidos en redes sociales sino que ha vuelto a situar a Internet como el máximo protagonista en el cambio de paradigma narrativo.

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Sin ningún tipo de dudas se puede afirmar que hay un antes y un después del trabajo de Bartual en el Twitter español. Basta con leer y analizar los efectos de su obra, las crónicas de los medios, las envidias y los reproches para comprender que lo que ha pasado es más importante incluso que la misma obra y que la calidad de esta poco importa. Y a eso vamos.

¿Novedad o plagio?

Decía Vigalondo que Bartual ha conseguido por primera vez ser tendencia mundial en Twitter sin llevarse por delante la reputación de nadie. El éxito de su historia no se ha basado en la crítica ni en el insulto; ni siquiera en una acontecimiento socialmente noticiable como seria lo normal en esa red. Una obra de ficción ha mantenido en vilo a millones de personas retorciendo los convencionalismos de la red social para crear nuevos contenidos del mismo modo que pasó en su día con los HashTag o los RT. Son los usuarios los que modelan la herramienta a su antojo para crear nuevas narrativas. Un precedente insólito en redes que puede marcar otra vez tendencia. Decenas de cuentas ya están copiando a Bartual... como también hizo él.

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La fórmula de Bartual no es original y poco importa. Como Apple o Zara lo importante ha sido estar en el sitio debido en el momento adecuado y hacer lo que ya han hecho otros cambiando sutilezas. Por eso provoca envidias. Se trata de una narración transmedia con fórmulas clásicas. En el Manuel de Bartual hay retazos de 'La guerra de los mundos', el 'Hombre duplicado' de Saramago o incluso el 'Origen' de Nolan. El truco ha sido contarlo con aparejos de millennials. 

Probablemente Manuel vio el hilo que unos días atrás publicó el también dibujante Adam Ellis y del que Magnet sacó una reseña. Adam contaba en Twitter cómo un fantasma se había apoderado de su casa. Al relato le iba incrustando fotos y dibujos propios que ayudaban a aportar dramatismo. ¿Os suena?

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La novedad de Bartual respecto a Adam ha sido que el primero ha manejado mejor el tiempo real para enganchar a más gente. Las pausas dramáticas ayudaban a aportar mayor realismo a los hechos y Bartual ha manejado esa tensión con una maestría envidiable, aunque la historia no pasara de folletín de serie B. La trama, en este caso, no era importante, lo majestuoso era el discurso y la manera de contarlo.

El hilo de Bartual ha vuelto a situar a Internet como el máximo protagonista en el cambio de paradigma narrativo

El discurso, no la historia

Cuenta el filólogo David Jimenez en Twitter que el éxito de este tuit-thriller está en el discurso, no en la historia. Si leemos todos los tuits seguidos y sacados de contexto la novela de Manuel es bastante mediocre, precisamente porque está construida con el lenguaje que aporta la frescura de lo cotidiano y utiliza las herramientas que propone Twitter para contarla solo en un momento determinado. Para disfrutar por completo de la aventura tienes que haberla vivido en tiempo real, al mismo tiempo que la contaba su autor. Ni siquiera leer el hilo a posteriori provoca las mismas sensaciones y angustias en la inmersión narrativa buscada. Por eso muchos de los lectores y críticos que se han reenganchado no han entendido la fuerza del relato.

El éxito de este tuit-thriller está en el discurso, en la forma de contarlo no en la historia

Esto no quita para que sea considerado también una forma de LITERATURA —en mayúsculas—. El éxito ha consistido en atrapar al lector rompiendo las normas y generando una respuesta en tiempo real que convierte al espectador en protagonista de un relato de ficción. El contenido es poco exigente, casi vulgar y lleno de recursos narrativos facilones. Pero ha sido esa apuesta por lo trivial la que ha dado mayor realismo al fenómeno y la que ha enganchado a un público más amplio. Las buenas historias no solo se cuentan en libros ni son solo para publico erudito.

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Cifras, repercusión y fans

Más de 350 actualizaciones, unas 5000 palabras que han generado millones de interacciones y una media de 2000 respuestas a cada tuit [algunos con más de 10.000]. El autor de la novela ha ganado 400.000 seguidores en solo tres días. Deportistas, marcas, políticos, actores ...todos han querido participar y comentar en tiempo real el tuit-thriller de Manuel, repercusión que dibuja y pone escala al fenómeno.

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La oleada de interacciones traspasó nuestras fronteras y el 'Trending Topic' generó un desconcierto mundial en Twitter, acostumbrado a interpretar rápidamente señales tan evidentes.

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Otra prueba de la colosal resonancia que ha provocado la obra de Bartual es la cantidad y calidad de material relacionado que ha generado el hilo. Una especie de 'merchandising' espontáneo y anónimo que ha surgido con cada actualización de Manuel y que han ayudado a mejorar su contexto y a explicar la gran comunidad que se ha formado entorno al relato.

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El humor como respuesta a un acontecimiento viral también ha ayudado a dibujar los contornos de la historia de clones. Esto no es nuevo, es un clásico de Twitter, la novedad es que no se han fabricado risas a costa de ridiculizar a nadie.

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El análisis de las respuestas sociales al relato ayudan a comprender también su trascendencia. Colectivos como las Kellys aprovecharon la ocasión para reivindicarse.

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Mil envidias y un Youtuber destronado

Los daños colaterales del tornado Bartual no tardaron en aparecer. La tremenda repercusión mediática del hilo dejó sin visibilidad a los 'vividores' de la red. Creadores de contenido mediocre que magnetizan desde la zafiedad, el insulto y la provocación y que vieron como eran desplazados del foco mediático un sábado por la tarde.

El caso más insólito fue el de Youtuber Dalas que no cesó en su empeño en aparecer constantemente en el hilo de Bartual para hacer un poco más de sí mismo.

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No ha sido el único caso. La envidia como indicio del éxito también ha marcado el hilo. Muchísimas cuentas —e incluso medios— se han sumado a la crítica desde el resentimiento y el análisis fuera de contexto. Lo verdaderamente insólito en este caso ha sido que la corriente positiva ha arrollado las críticas destructivas. La polarización y el maniqueísmo, tan habitual en estos casos, no han quitado demasiados méritos a la obra. La etiqueta #GraciasManuel agradeció al artista su trabajo.

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Interés comercial

El youtuber Dalas no fue el único que se apuntó al carro de la visibilidad gratuita. Algunas marcas aprovecharon el hilo para intentar meter sus cuñas en una especie de 'Product Placement' forzado con diferentes resultados. Si no puedo crear buenos contenidos incrústate en los de otros.

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Marcas como Trivago que parecían ser cómplices de la historia y otras que simplemente buscaban aparecer a cualquier precio. Ahí también hemos comprobado quien entiende mejor esta red social.

El pasado del autor

La batidora mediática también ha salpicado con el pasado del autor. En eso Twitter no cambia. La subida al pedestal del héroe del momento ha sido compensada con varios perfiles y análisis del dibujante que ponen en contexto su obra anterior. Es el precio que tienes que pagar siempre por un éxito en redes.

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El autor, dibujante de profesión y colaborador en la sección Sexorama de la revista El Jueves, ha sido acusado en la misma red de dibujar viñetas de contenido sexista y donde se cosifica a la mujer. Un perfil (ahora con la cuenta protegida) aprovechó la popularidad del hilo para hacer otro sacando las mierdas del autor y así hacerse también viral. Lo que pasó a continuación te sorprenderá...

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En cualquier caso el aporte de su pasado, como en otros casos de los que ya hablamos, no cambia la percepción de la obra, simplemente ayuda a poner contexto a su creador.

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Independientemente de la crítica a su pasado este experimento transmedia será recordado por enseñarnos cómo las redes sociales se van adaptando de forma natural a lo que inventan sus usuarios, sin injerencia ajena y con una repercusión a la altura de cualquier obra promocionada. Cómo el concepto de obra se extiende más allá del creador e incluye también el material inspirado por ella. Cómo surge la envidia y la crítica manida de la transgresión por el uso del nuevo formato o cómo la ficción contada como realidad se adapta perfectamente a las redes sociales que realmente hemos soñado y merecen la pena.

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