Mémesis

No comprobar una fuente también es manipular

  • Las redes sociales son el medio ideal para delatar al periodista perezoso y manipulador.
  • Profesionales de cualquier orientación que se venden a la propaganda ideológica antes de comprobar sus fuentes.
  • Repasamos los últimos ejemplos de este periodismo mediocre pillado in fraganti.

  • Periodista desinformando

Nada más gráfico que una fotografía para vender una noticia como cierta. Un aporte que ayuda y convence rápidamente al crédulo pero que puede no demostrar absolutamente nada. Como mínimo hace falta trazar la fuente.

Pero esto da igual. En la generación del flash informativo, los tweets que caducan y los 2000 titulares diarios lo importantes es generar tendencia ideológica y ruido informativo y no tanto perder algo de tiempo en comprobar tus fuentes.

Periodistas cegados por la xenofobia, por ejemplo, que encuentran una foto en un tweet perdido y se contagian del fanatismo antes de dedicar un momento a ejercer su profesión.

 

Una simple búsqueda inversa en Google te traza la fuente y el origen de la fotografía. Un grupo de inmigrantes musulmanes hacen cola en una comisaría de Londres haciendo los trámites necesarios para intentar cumplir las normas del país que les acoge. Todo normal y legal.

En el siguiente vídeo un periodista —de verdad— de FranceTv explica el montaje y dónde estaban en realidad las musulmanas.

Pero el xenóbofo no dará marcha atrás, ni reconocerá el error de método, simplemente buscará un segundo argumento para vender su soflama. Si están todos juntos debe estar tramando una invasión islámica o algo así.

https://twitter.com/yolandamorin/status/780758960785719297

 

No es la primera vez que esta 'periodista' mete así la pata.

En Memesis hacemos informes periódicos sobre el estado de este periodismo exprés en redes sociales. Una forma de subrayar y denunciar la mediocridad de algunos profesionales y medios que aprovechan sus cuentas sociales para hacer propaganda disfrazada.

No importa la ideología, no hay sectarismos en la falta de profesionalidad. Recientemente, con motivos de la manifestación antichavista de Caracas del 1 de septiembre, el economista Daniel Lacalle publicó una foto aérea para resaltar la masiva afluencia de opositores. Tampoco perdió mucho tiempo en comprobar sus fuentes y metió la pata. La foto era Coreana. Allí estaba el Twitter de Izquierda Unida para recordárselo.

 

Pero poco más tarde la misma cuenta de Izquierda Unida publicaba unas fotos de la contramanifestación Chavista para engordar argumentos sin mucho interés en cuidar las fuentes.  Os podéis imaginar lo que pasó. Una de las fotos tenía 4 años. El cazador cazado. El mismo Daniel Lacalle consumó su venganza. Todos contentos. Nadie se salva.

https://twitter.com/dlacalle/status/771450337442029569

 

Comprobar el origen de una foto es sencillo. Basta hacer una búsqueda inversa en Google o herramientas como TinEye para construir algunos indicios o encontrar certezas. Todo en segundos.

 

Algunas veces la foto es un cebo artificial diseñado para pescar periodistas incautos.

Así pasó hace unos días cuando el medio satírico venezolano Un Mundo Triangular diseñó una noticia trampa para comprobar la escasa profesionalidad de unos cuantos periodistas de allí y —como no podía ser de otra manera— a este lado del charco.

 

https://twitter.com/hdcarrefour/status/772911679466242048

 

No tardaron en morder el anzuelo...

 

Otras veces el error es simplemente escandaloso. Toscas manipulaciones que no pasarían un filtro universitario son asimiladas por periodistas cegados en la propaganda.

https://twitter.com/bartroli1971/status/644512999265300481

 

Rizar el rizo es denunciar la falta de rigor a la hora de contrastar fuentes al mismo tiempo que cometes el mismo error que se reprocha. Imposible de comprender.

 

En un nivel superior a los profesionales que ignoran las fuentes están aquellos que las inventan. Hace un par de meses un usuario denunció como un telediario a nivel nacional hacía pasar por ‘entrevistada a pie de calle’ a una de sus redactoras. Una vez más la forma cutre y artificial de dar credibilidad a tu propaganda.

Esto no es periodismo.

     

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