Renault quiere dar un golpe de efecto en el segmento de los utilitarios con un nuevo Clio desarrollado prácticamente desde una hoja en blanco. Un modelo con el que quiere recuperar tiempos mejores en lo que a ventas se refiere y situarse de nuevo entre los más vendidos del segmento. Y para ello, nada mejor de entrada que ofrecer un diseño que rompe por completo con el modelo que llegó al mercado en 2006, una estética mucho más atrevida con la que esperan atraer a clientes jóvenes sobre todo que busquen cierto toque de distinción.
Sin duda, llama la atención el nuevo diseño, con mucha más personalidad y empaque que refuerza notablemente su imagen. Algo que al acceder a su interior corroboramos enseguida, con un salpicadero que, sencillo en términos generales, transmite mayor calidad de realización, disfrutando de una información ordenada de forma clara, fácilmente accesible y suficientemente completa, sobre todo si, como en esta versión de acabado Expression, cuenta con la pantalla táctil central.
La postura de conducción resulta muy confortable, con una banqueta amplia para lo que es habitual y respaldos cómodos pero sin excesiva sujeción lateral. Detrás, algo más espacio que antes en anchura, pero sin llegar a situarle como una referencia. No es de los más amplios, pero para adultos de tallas medias resulta suficiente. El maletero ha ganado algo más de diez litros, alcanzando ahora los 300 y, en este sentido, situándose como uno de los más capaces del segmento.
Ya en marcha, en ciudad se mueve con soltura, con una dirección suave a baja velocidad para maniobrar con facilidad y un motor que responde con prontitud a bajo régimen, de forma progresiva aunque sin mucha contundencia. Le cuesta algo ganar velocidad, pero resulta en todo momento muy agradable por su tacto. Si no se le exige mucho en ciudad, sus consumos se quedan en cifras ajustadas, en torno a seis litros cada cien kilómetros, aunque si apuramos algo el cambio de marchas en busca de mayor agilidad suben por encima de los siete litros.
Donde mayores contrastes encontramos es en carretera. Por un lado, el bastidor demuestra unas aptitudes muy mejoradas frente a la generación anterior pero, por otro, el motor de 75 CV no da mucho de sí para mover con demasiada soltura al Clio. Y eso que esta nueva generación ha perdido peso en relación a la anterior, cerca de 100 kilos más ligero.
El tacto y precisión de la dirección ha mejorado mucho, pero más aún lo ha hecho la pisada sobre el asfalto, transmitiendo la sensación de estar a los mandos de un modelo del segmento superior. Su paso por curva es ahora más estable, con una mayor eficacia a la hora de mantener la trazada y permitiendo disfrutar sin duda más de la conducción, aunque este 1.2 de 75 CV no sea la mejor opción para ello.
La mayor firmeza en general de amortiguación resta algo de confort de rodadura, sintiendo algo más las irregularidades del asfalto. Una pequeña merma que bien compensa las mejores dotes dinámicas en comportamiento que exhibe el nuevo Clio, con unas suspensiones mejor puestas a punto y un bastidor en general muy por encima de las posibilidades del motor.
El precio de esta versión, 13.500 euros, resulta algo caro para las prestaciones que desarrolla, pero se justifica en un completo equipamiento, en una calidad elevada de realización y en un bastidor de lo mejor de su segmento. Y es que en él se incluye hasta el sistema de navegación GPS, el aire acondicionado, el equipo de sonido o el Bluetooth.
DATOS COMERCIALES:
Versión: Clio 1.2 16V 75 CV Expression
Precio: 13.500 euros
Garantía: 2 años sin límite de kilómetros
Revisiones: cada 20.000 kilómetros
DATOS TÉCNICOS
Motor: 4 cilindros en línea
Cilindrada: 1.149 cm3
Potencia máx.: 75 CV a 5.500 rpm
Par máximo: 107 Nm a 4.250 rpm
Tracción: Delantera
Caja de cambios: Manual de 5 velocidades
Vel. máxima: 167 km/h
Acel. 0 a 100 km/h.: 15,4 seg
Dimensiones: 4,06 / 1,73 / 1,45 m
Capacidad de maletero: 300 litros
Depósito de combustible: 45 litros
Consumo medio en recorrido de pruebas: 6,2 l/100 km
Autonomía máxima: 725 km
