La transición hacia el coche eléctrico genera preocupación entre las grandes petroleras, que ven como su implantación en el mercado podría suponer una pérdida en sus ingresos, superior a 500 euros por cada coche eléctrico que se venda, una cifra que también recogería el importe que dejaría de ingresar el Estado derivado de la venta del diésel. Por el contrario, la industria eléctrica aumentaría sus ingresos en más de 479 euros por cada vehículo eléctrico, todo ello según un informe de Bank of America Merrill Lynch (BofAML).
Además, cambiar el coche de combustión por uno eléctrico supondría una ganancia a las aseguradoras superior a 267 euros por unidad, mientras que los fabricantes de baterías eléctricas ganarían 100 euros por vehículo. De acuerdo con el estudio, durante los próximos años las grandes petroleras se centrarán cada vez más en fuentes de energía bajas en carbono y, pese a las pérdidas que les supone el cambio al coche eléctrico, las empresas petroleras podrían reemplazar el 90% de los ingresos de combustible perdidos si suministran electricidad al mismo coche.
Por otro lado, la caída de la utilización de las estaciones de servicio debido al cambio en la mentalidad de los consumidores es directamente proporcional al aumento de los puntos de recarga de coches eléctricos, un hecho particularmente "crítico" para las petroleras, según el estudio. BofAML añade que, pese a que la carga rápida es más lenta que el repostaje de un vehículo con motor de gasolina, cada vez es más frecuente cargar un coche eléctrico en estaciones e incluso en el domicilio, ya que permite ahorrar cerca del 25% en los costes anuales de funcionamiento del vehículo.
Muchas alianzas
Un nuevo horizonte el que se presenta para las petroleras ante el cambio de tendencia de los consumidores, un cambio todavía lento pero que ven como una clara amenaza a los ingresos, y que obliga a multiplicar las alianzas entre compañías de energía y fabricantes de automóviles, con proyectos y acuerdos para encarar los retos de la nueva movilidad.
En ese nuevo escenario no se quedan atrás las petroleras, que pese a haber sido las beneficiarias del motor de combustión, no se quieren quedar fuera del nuevo escenario que abre la movilidad eléctrica y las nuevas fórmulas de uso del coche. Repsol y el fabricante de automóviles Kia se unieron para lanzar en julio de 2018 el servicio de coche compartido Wible en Madrid, con 500 coches híbridos enchufables Kia Niro, y que ha superado los 100.000 usuarios y los 3.000 viajes por día.
También participa en Silence, sociedad que diseña, produce y comercializa motos eléctricas -con 2.400 unidades vendidas en 2018-, fabricadas en sus instalaciones de Molins de Rei (Barcelona). Repsol es, además, el mayor accionista de Begas Motor, empresa de la que adquirió un 28% y que centra su actividad en motores de combustión alternativos y electrónica de control de motor, especialmente para sistemas de gas licuado del petróleo.
La otra petrolera española, Cepsa, participa en Ionity, una red de carga europea impulsada por grandes constructores automovilísticos, como BMW, Daimler AG, Ford y el grupo Volkswagen (que incluye a Audi y Porsche). Esta colaboración contempla la instalación de cien puntos de recarga ultrarrápida en estaciones de servicio de Cepsa, situadas en autopistas y autovías de España y Portugal, cuyos primeros puntos estarán operativos en próximos meses. Ionity instalará los puntos de recarga y Cepsa, que a comienzos de 2018 lanzó su oferta de comercialización de gas y electricidad, suministrará la electricidad 100% renovable.
Las eléctricas no podían estar al margen del cambio que implica la extensión del coche eléctrico y así Iberdrola, que tiene un plan para desplegar 25.000 puntos de recarga en España hasta 2021, llegó a un acuerdo con Nissan para promover la integración del vehículo eléctrico en las redes inteligentes, con el desarrollo de proyectos orientados al vehículo conectado a la red (V2G) y a la recarga inteligente. La tecnología V2G permite la comunicación entre la red eléctrica y el coche y ofrece la posibilidad de revertir a la red la electricidad que almacena el automóvil.
Iberdrola, por su parte, tiene acuerdos con concesionarios de vehículos, entre ellos con el grupo Montalt, especialista en gestión de flotas para empresas y colectivos, así como con fabricantes (BMW, Renault, Hyundai, Groupe PSA y Volkswagen, entre otros) y con Zity -iniciativa de coche compartido eléctrico impulsada por Renault y Ferrovial- para suministrarle energía 100 % renovable.
El grupo italiano Enel, propietario de la española Endesa, mantiene una amplia colaboración con fabricantes de automóviles, el más reciente con Fiat Chrysler Automobiles (FCA). En virtud de este acuerdo, Enel X, la marca de nuevas soluciones energéticas del grupo, trabajará con FCA en Italia, España y Portugal y ofrecerá al fabricante de automóviles soluciones de recarga y otros servicios para sustentar su próxima línea de vehículos. En España, Endesa X ha lanzado un plan para instalar en los próximos cinco años 108.500 puntos de recarga, casi 9.000 de ellos públicos.
Un panorama sin duda revolucionado con acuerdos de todo tipo y forma que permitan afrontar el boom del coche eléctrico cuando este se produzca. Nadie quiere quedarse fuera de un futuro que, nos guste o no, está íntimamente ligado al coche eléctrico. Aunque al motor de combustión aún le queda mucho camino por delante, el coche eléctrico ya ha comenzado a perfilarse como una solución de futuro. Prueba de ello es que no hay fabricante de automóvil alguno que renuncie a ello.