La Unión Europea puso sobre la mesa las nuevas exigencias a los fabricantes automovilísticos para lograr una reducción en las emisiones de CO2 de 37,5% para los coches y del 31% para las furgonetas en el año 2030 respecto a los valores de 2021. Unas medidas que supondrían unas proyecciones en cuanto al parque de automóviles en España de tener en circulación en el año 2030 casi 400.000 coches eléctricos, una cifra que supondría en la práctica multiplicar por diez el actual parque de coches eléctricos que circula en España.
Y sin embargo, la guerra emprendida de forma absurda contra el diésel hace ya más de un año no ha hecho sino aumentar en este tiempo el valor medio de las emisiones de CO2 de los coches nuevos matriculados en España, que se situaron en 118 gramos por kilómetro recorrido en el primer semestre de este año, lo que supone un crecimiento del 1,7% respecto a la media del mismo periodo del año pasado, según datos de la consultora MSI para la patronal de los concesionarios, Faconauto.
De esta manera sigue empeorando este dato, después de haber experimentado aumentos en los dos últimos ejercicios. La caída en las matriculaciones de los coches diésel de última generación que emiten menos CO2 que los de gasolina y que suponen ya solo un 28,3% del mercado, es la clave que explica este incremento, a juicio de la patronal. Las ventas de coches diésel cayeron un 27,9% hasta junio, mientras que las de gasolina se incrementaron un 5%, suponiendo el 62,4% de todas las adquisiciones.
Alcanzar los objetivos climáticos
Por su parte, en lo que va de año los eléctricos han representado el 0,8% de las matriculaciones. Mientras que los híbridos (gasolina o diésel/motor eléctrico) un 8,1% y los híbridos a gas (GLC y GNC) un 0,3%. A pesar de que se está estrechando la diferencia, los motores diésel emiten todavía hasta 20% menos de CO2 que los equivalentes de gasolina, por lo que el descenso en sus matriculaciones, junto al repunte de los de gasolina, explica el mal dato de emisiones medias en lo que va de año.
La patronal ha indicado que la última generación de vehículos diésel puede jugar un papel importante para alcanzar los objetivos climáticos y la descarbonización del transporte en el futuro cercano. Los países de la Unión Europea han alcanzado acuerdo para reducir las emisiones de dióxido de carbono de coches y furgonetas en un 35% en 2030. Dentro de su hoja de ruta para el periodo 2020-2025, Faconauto ha propuesto poner en marcha un Plan Nacional de Impulso a los Vehículos de Bajas Emisiones al que se destinarían 1.500 millones de euros para promover su adquisición, así como para la instalación de puntos de recarga.
“La llegada real al mercado de los vehículos de bajas emisiones será clave para lograr reducciones significativas de CO2, pero pasa por la disponibilidad de la infraestructura de recarga. Al respecto, el liderazgo de las Administraciones Públicas, de la mano de iniciativa privada, para intensificar las inversiones en infraestructuras no está siendo suficiente, a pesar de ser determinante, como sí ocurre en otros países de nuestro entorno. Todo apunta a que la llegada del vehículo eléctrico se acelerará impulsado por las exigencias medioambientales europeas, pero al mismo tiempo las tecnologías de combustión son todavía el presente y hay que trabajar con ellas para asegurar nuestra movilidad en este periodo de transición” ha indicado el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez.