Ciencia

Expediente Río Tinto: la verdad sobre el río "extraterrestre"

Una investigación española pone fin a años de polémica sobre la naturaleza del Río Tinto, en Huelva. Aunque se pensó durante mucho tiempo que el aspecto del río se debía a la contaminación minera, el origen de sus aguas ácidas está en la naturaleza del subsuelo. El equipo de Ricardo Amils, investigador del Centro de Astrobiología (CAB), analiza la vida en las profundidades del río para entender la vida en otros mundos.

  • Aspecto de las aguas del Río Tinto con su característico color rojo

El entorno geológico y natural del río Tinto, en Huelva, es un referente desde hace años para el estudio de posible vida extraterrestre. Por su similitud con las condiciones de Marte, la NASA y otras agencias espaciales consideran que este entorno ácido y rojizo es el lugar ideal para conocer cómo puede desarrollarse la vida en otros planetas. Pero, a mediados de la década de los 80, este río "marciano" estuvo a punto de desaparecer. Preocupados por los efectos de la actividad minera, los técnicos de la Junta de Andalucía llegaron a la conclusión de que el río debía se recuperado y diseñaron un plan para descontaminarlo. "Pensaban que aquello era el resultado de la contaminación, es decir, que la actividad minera había producido unos vertidos de agua ácida", recuerda Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología (CAB)."Así que idearon una solución muy sencilla: recurriendo a la química del instituto (ácido + bases = sal + agua) bastaría echar sosa cáustica para estabilizar el río y neutralizarlo, y devolverlo a su estado presuntamente natural".

Afortunadamente, un pequeño equipo de científicos, entre los que se encontraba Ricardo Amils, ya había fijado su atención sobre la química del río y encendieron la luz de alarma. "Aquel fue un primer encontronazo con la Junta", explica Amils a Next, "ellos tenían un plan de recuperación del río y nosotros fuimos con nuestra primera tesis doctoral y nos pusimos en contacto con la UNESCO para pedir que se frenara. Y por suerte aquello se paró". Han pasado tres décadas y el equipo de Amils acaba de publicar los resultados definitivos sobre aquella disputa. El estudio geofísico publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters demuestra que el origen de las aguas ácidas del Río Tinto está en la interacción de acuíferos subterráneos con el terreno extremadamente rico en sulfuros metálicos masivos, y que estos lleva sucediendo durante millones de años.  

Aunque la idea no es nueva, el debate no terminaba de zanjarse porque faltaba la localización de exacta de la fuente de acidez en el subsuelo que generaba las características del río. "La interpretación era que las primeras muestras contaminadas salían de la zona minera", recalca Amils, "pero si encuentras lo mismo a mucha profundidad puedes decir que la actividad minera no tiene nada que ver con eso". Antes de este estudio, el asunto era una especie de debate sobre qué fue primero, si el huevo o la gallina. El Río Tinto se encuentra sobre la Faja Pirítica Ibérica, la mayor concentración del mundo de estos materiales, que se extiende por la región suroeste de la Península Ibérica. Esto ha provocado que los humanos explotaran la zona de forma intensiva desde hace al menos 5.000 años y que existan, solo en la provincia de Huelva, más de 200 minas, casi todas ellas fuera de explotación. Pero, ¿fueron estas explotaciones las que dieron la acidez al río o la acidez es de origen natural?

Trabajos de perforación en Río Tinto. Imagen: Julio Seguro

Los nuevos estudios geofísicos y geoquímicos desarrollados dentro del proyecto IPBSL (Iberian Pyrite Belt Subsurface Life Detection) zanjan la cuestión. Los científicos han obtenido muestras del subsuelo de la Faja Pirítica de hasta una profundidad de 620 metros, concretamente de la zona conocida como Peña del Hierro, lugar donde se sitúa el nacimiento del Río Tinto. Según el CAB, los datos de resistividad y los sondeos electromagnéticos en el acuífero de Río Tinto hasta esas profundidades han revelado las ubicaciones de las fuentes de acidez, apoyando la presencia de dos unidades geológicas diferentes. Estas unidades contienen sulfuros masivos y actúan como el acuífero de las aguas ácidas del Río Tinto.

¡No contaban con la vida!

"La gracia del río Tinto es que es un ambiente extremo producido por la vida”

Una vez determinado que el origen de la acidez del río es natural, llega la parte más interesante del asunto. La otra pata fundamental que hace que el río sea como es y tenga su particular aspecto marciano no está en la geología, sino en la parte viva del sistema. "La gracia del río Tinto es que es un ambiente extremo producido por la vida", explica Briones. Lo que han descubierto los investigadores del CAB es un ciclo vital en el que una serie de bacterias aprovechan los minerales y los transforman. "Hay un montón de microorganismos con hambre", explica Amils, "que se comen los sulfatos metálicos y, por así decirlo, cagan óxido de hierro. Los que transforman el mineral, y el río, son los microorganismos". Para entenderlo: en los ríos de al lado no hay acidez y las bacterias no transforman el hierro suspendido en óxido. El hierro se deposita en el fondo pero no se da este ciclo "marciano" que da al río Tinto su aspecto rojizo.

Los biólogos  estudian este ciclo que se está produciendo a lo largo de los 100 km del río, no en un lugar concreto, y lleva en marcha millones de años. Las prospecciones en el subsuelo del río Tinto servirán para investigar precisamente este eslabón en la cadena, el de las bacterias que viven a muchos metros de profundidad y transforman el terreno. "El siguiente paso es depositar las sondas y ver si somos capaces de sacar datos en tiempo real de qué está pasando en el subsuelo", informa Amils. Con el proyecto MARTE, en colaboración con la NASA, se sacaron muestras a 160 metros, pero el nuevo proyecto pretende avanzar y terminar sacando muestras de agua a 600 metros. "La parte más curiosa es que estamos detectando un tipo de actividad que no esperábamos", adelanta el investigador a Next, "y además de los organismos que comen pirita parece haber otros, de modo que el ecosistema es más complejo". 

“Estamos detectando un tipo de actividad que no esperábamos”, adelanta Amils

De alguna manera, este proyecto del CAB es la avanzadilla de lo que un día podríamos empezar a buscar en el subsuelo de Marte. "Se están haciendo perforaciones en muchos lugares del mundo, en los océanos, pero este trabajo se está haciendo en un análogo de Marte", incide Amils. "Una vez descartada la existencia de vida en la superficie del planeta rojo", añade, "el siguiente paso es buscar más abajo. Y yo estoy convencido de que hay vida".

Referencia: “Identification of the subsurface sílfide bodies responsable for acidity in Río Tinto source water, Spain", David Gómez-Ortiz, David C. Fernández-Remolar, Ángel Granda, Cecilio Quesada, Teresa Granda, Olga Prieto-Ballesteros, Antonio Molina y Ricardo Amils. Earth and Planetary Science Letters 2014, 391, 36-41. DOI: 10.1016/j.epsl.2014.01.022

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