Todos los partidos tienen cuestiones espinosas, aspectos políticos que no unen a la totalidad de la militancia y la dirigencia. Temas con diferentes sensibilidades que suelen ser objeto de discrepancia interna y fuente de debilidad que alimentan a sus adversarios. En el PP, el feminismo es una de ellas. Dentro de las filas populares militan y lideran mujeres con una perspectiva diferente sobre esta cuestión, desde Andrea Levy que siempre se ha denominado feminista, hasta Isabel Díaz Ayuso a la que la palabra feminismo le horroriza; desde Ana Pastor, cuyo discurso sobre el particular podría asumirlo muchas mujeres de izquierdas, hasta Cayetana Álvarez de Toledo que protagonizó uno de los momentums de la campaña con su “si” “si” “si” en referencia al consentimiento explícito en las relaciones sexuales. Por ello, todo este abanico de posturas hacía que el mes de marzo, y en particular el 8 de marzo, el PP tuviera dificultades para enviar un mensaje unitario sobre una cuestión que es trasversal y cada día más importante desde el punto de vista electoral.
Sin embargo, este año el PP ha sabido encontrar un mensaje para el 8 de marzo sin fisuras, emocional y generoso que sin tratar en profundidad el debate sobre feminismo y cuales son las cuestiones fundamentales que este país tiene que abordar en materia de igualdad, sale al paso enviando un mensaje de unidad de las mujeres y de reconocimiento mutuo. Son mensajes de admiración y empatía de Levy (PP) hacia Colau (Comuns), Gamarra (PP) sobre Marín (PSC) o Beltrán (PP) sobre Montero (UP) todas ellas en las antípodas ideológicas, algo que todas dejan muy claro, por si acaso, la maldad quisiera ver en este video algún viraje ideológico.
Si el spot ha tenido tanto éxito de reproducciones y de críticas es porque abandona las siglas partidistas y de una forma poco frecuente, pone en valor a mujeres con quienes comparten problemas, retos, funciones e incluso experiencias vitales. Vamos, eso que siempre se hace cuando se abandona la política o incluso peor, el valor fundamental es que se hace en el apogeo de la trayectoria, en un momento de éxito profesional.
Resulta una torpeza evidenciar esas discrepancias en el seno del Gobierno nada más y nada menos que la semana del 8 de mayo
Este mensaje no podría ser más audaz, porque contrasta con la confrontación pública que ha habido entre UP y PSOE en el seno del gobierno a cuentas de la ley de libertad sexual, cuyo contenido oficial no se conoce todavía. Ambos partidos son los que tradicionalmente han agitado con más firmeza la bandera feminista, si bien es cierto, que, con concepciones bastante diferentes en cuestiones no menores, como la prostitución o la identidad de género. Sin embargo, lo que resulta una torpeza es evidenciar esas discrepancias nada más y nada menos que la semana del 8 de mayo, la que tradicionalmente suele ser la que concentra el foco mediático en los problemas y retos de la igualdad. No estoy diciendo que los debates que plantean no sean importantes, pero hasta que las mujeres no tengan igualdad salarial, mientras que los hombres no se corresponsabilicen totalmente de las tareas de cuidados y mientras tengamos techos de cristal y suelos pegajosos, parece que la lucha feminista tiene un mínimo común denominador que debería sobre pasar otros debates posteriores.
Ayer fue 8 de marzo, y reconozcámoslo, este año nuestra lucha ha quedado soterrada bajo una crisis sanitaria y una crisis de gobierno. Así, que iniciativas como la del PP se agradecen para evidenciar que, tras las siglas, las mujeres tenemos retos, problemáticas y experiencias comunes, que merecen ser puestas en común para afrontarlas y resolverlas. 14 mujeres han sido asesinadas en los primeros 3 meses del 2020, es necesario tenerlas presentes para evitar ciertas confrontaciones entre partidos que no les hacen justicia.