El reto de Juan Villar-Mir de Fuentes al asumir la presidencia de OHL se aproxima a lo imposible. La figura de su padre, Juan Miguel Villar Mir, es de aquéllas que no se dan con facilidad en España, desde luego; en Europa, muy probablemente; y en el mundo, tal vez. A partir de ahí, el desafío se complica de forma significativa, aunque OHL fuera la balsa de aceite que no es.
No es fácil tomar el relevo de alguien que levantó un imperio de construcción, servicios y concesiones a partir de la compra de una empresa en quiebra, que perdía 6 millones de euros al año, por una peseta. Empleando una frase de moda en estos días, con Obrascón empezó todo. Pero no sólo empezó sino que siguió durante 29 años, a ritmo de una compra por año y la generación de un millar de puestos de trabajo en cada ejercicio.
No es sencillo tomar unas riendas que sólo han conocido unas manos en tres décadas. La prueba es que la última de ellas ha contemplado uno de los procesos de relevo más largos que haya contemplado una gran corporación.
Desde 2006, cuando Juan Villar-Mir de Fuentes fue nombrado vicepresidente primero de OHL, estuvo encendido con generosidad de watios el foco de la sucesión. Por entonces, su padre tenía 74 años, edad suficiente para ceder los trastos. Y hacía mucho tiempo que se había declarado el estado de felicidad en la economía española.
Las dudas de la sucesión
Desde entonces, nunca fue el momento adecuado para ejecutar la sucesión. Entre otras cosas, porque llegó la mayor crisis de la historia desde 1929. Pero tanta tardanza generó muchas dudas sobre si Villar Mir terminaba de tener claro el proceso.
Esas dudas hicieron que la cesión de poderes se eternizara. Villar Mir decidió asegurarse que su relevo fuera lo menos traumático posible. Ató inversiones, tanto para OHL como para su grupo industrial, que permitiera una transición más o menos sencilla con el simple corte del cupón: Colonial, Abertis, proyectos inmobiliarios como Canalejas y Old War House...
El paso del tiempo ha mitigado los efectos de la crisis. Pero también ha traído nuevos desafíos. Problemas en el exterior (especialmente en México); problemas reputacionales, centrados en la figura de Javier López Madrid, yerno de Villar Mir, consejero de la compañía y del grupo industrial familiar e implicado en varios procesos judiciales; dificultades económicas, que han obligado a afrontar una ampliación de capital y, como consecuencia de ello, a que Villar Mir vendiera activos (a lo que no estaba habituado, según él mismo reconoce).
Un escenario nada fácil
A la hora de este peculiar relevo, OHL está fuera del Ibex-35, con la consiguiente salida de muchos fondos, y sin grado de inversión para sus bonos (lo que le obliga a pagar un retorno de entre el 5% y el 7%. Y, además, con complicadas cuitas en el exterior, entre las que destaca el AVE La Meca-Medina y la rescisión de un gran contrato en Qatar.
Juan Villar-Mir tendrá que afrontar todo esto en solitario. Porque tampoco tendrá a Josep Piqué a su lado. Piqué se va con quien le fichó para poner orden en la sucesión y profesionalizar la empresa. Dos años y medio que, a todas luces, se han quedado cortos aunque el ex ministro dice marcharse con el deber cumplido.
La magnitud de la figura de Juan Miguel Villar Mir y la actual situación de OHL son factores que, incluso por separado, complicarían el reto de Juan Villar-Mir de Fuentes. Juntos, convierten el relevo en un proceso tan infinito como incierto.
ANÁLISIS | El reto de Villar Mir de Fuentes como presidente de OHL, según @RaulPozo_Voz https://t.co/Y5pIgy0XJ8 pic.twitter.com/KnttI0QRBv
— Vozpópuli (@voz_populi) June 21, 2016