En política nunca nada es lo que parece, y aunque pueda parecer que Cristina Cifuentes tiene un problema, que lo tiene y gordo, Albert Rivera ha decidido echar un salvavidas a la capitana del barco madrileño... no sea que tenga que ponerse a elegir ahora, cuando los sondeos le van viento en popa, un primer oficial socialista que no es del agrado del votante de Ciudadanos.
Dando carrete, tiempo, árnica o lo que quiera que esté dando a la presidenta madrileña -y todo parece indicar que la comisión de investigación anunciada por Ignacio Aguado es eso, nada con gaseosa- Rivera se arriesga a que los medios de comunicación y muchos de sus votantes denuncien la componenda.
Sí, pero peor es la alternativa, ha debido de pensar: porque, si deja caer a Cifuentes en las próximas semanas al compás de la instrucción judicial, deberá aupar a otro presidente popular que será rival electoral de Aguado en menos de un año -dándole así hecha al PP la sucesión en Madrid para 2019- o aupar al poder al socialista Ángel Gabilondo en la moción de censura que anuncia el PSOE... Susto o muerte, vamos.
Ya. Ya sé que no estoy teniendo en cuenta el fondo del escándalo: que la líder del PP madrileño no fue a clase, como dicen sus compañeros en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), tampoco se examinó de dos asignaturas calificadas con "notable" (sic) y ni siquiera realizó el Trabajo de Fin de Máster (TFM) sobre Derecho autonómico, y bla, bla, bla... Nada de eso importa a estas alturas en los cuarteles generales de la cosa política; es más, si mañana Cifuentes exhibe el máster pocos la creerían.
No. El problema es otro y se escribe con M mayúscula. Madrid es plaza electoral de primera, confirma o tumba una alternativa como la de Rivera, forjada a golpe de sondeos. Y Mariano Rajoy, viejo zorro de la política, ha olido el miedo de Ciudadanos, Podemos y, por qué no, también del PSM (no había más que ver este miércoles en la Asamblea a Gabilondo intentando apartarse del toro) y está decidido a aguantar el envite sin que se le mueva un músculo.
Solo así se explica esta afirmación: "Cristina Cifuentes ha sido contundente, convincente y sólida (...) ha aportado nueva documentación y ha dado suficientes explicaciones para aclarar las dudas que ha planteado la oposición", transmitían fuentes de la Dirección Nacional del PP antes incluso de concluir el pleno de la Asamblea. Blanco y en botella. Sin aparentes fisuras... Y Rivera lo sabe.