Opinión

‘Conmigo o contra mí’

Dejémonos de rodeos: Pedro Sánchez no nos ha adelantado al 23 de julio las elecciones generales que estaban previstas para diciembre con la Presidencia española de la UE casi finalizada y un presupuesto

Dejémonos de rodeos: Pedro Sánchez no nos ha adelantado al 23 de julio las elecciones generales que estaban previstas para diciembre con la Presidencia española de la UE casi finalizada y un presupuesto general del Estado 2024 en tramitación, incluido el recorte de 7.000 millones exigido por Bruselas -de esto último, créanme, también va el sorprendente adelanto electoral: una especie de “ese marrón ya te lo comes tú Alberto”-.

No, a lo que nos ha convocado el presidente del Gobierno un domingo del puente De Santiago y con media España obligada a votar por correo desde la playa, el pueblo o el extranjero mientras la otra media acude a votar a cuarenta grados, es a un conmigo o contra mí para intentar salvar sus propios muebles; un plebiscito que ni siquiera va a servir para salvar los muebles de ese PSOE desangrado de todo poder territorial tras el 28M con pinta de quedar para los chacales una vez Feijóo “derogue” el sanchismo.

Sánchez ha convocado un plebiscito que ni siquiera va a servir para salvar los muebles de ese PSOE desangrado de todo poder territorial y con pinta de quedar para los chacales una vez Feijóo “derogue” el sanchismo

Eso le hubiera supuesto anunciar un congreso extraordinario y una dimisión de la secretaría general en diferido. Lejos de aquel Felipe González crepuscular de mayo de 1993, diciendo “he entendido el mensaje” y eso tras ganar por los pelos a José María Aznar, ¡ojo!, más lejos aún de ese José Luis Rodríguez Zapatero generoso renunciando meses antes a ser candidato en las elecciones generales de 2011 para no perjudicar a los suyos en las municipales y autonómicas previas, Sánchez ha venido a echar un pulso a todo un país porque, parece, no le ha gustado el veredicto de las urnas.

Miles de alcaldes y ediles socialistas -1.550 concejales menos-, presidentes autonómicos, consejeros, directores generales, directores de gabinete, asesores, andan desde el lunes buscando trabajo… y Sánchez les pide que le organicen una campaña para el 23 de julio ¿En serio? …Bastante harán si no le culpan de su desgracia y le siguen votando.

Después de no aparecer por la sede de Ferraz en la noche del domingo, siquiera para compartir el luto con los suyos, Pedro Sánchez tuvo el cuajo de comparecer a la mañana siguiente, lunes, a afirmar con la boca pequeña que sí, que lo asume “en primera persona” -es mucho peor que lo de Zapatero en 2011, por cierto-, pero que lo que toca es “clarificar” la siguiente legislatura cuatro meses antes de lo previsto; y él, de la mano de Sumar, ERC y Bildu, vuelve a ofrecerse a salvarnos de PP y Vox, los ganadores en las urnas el pasado domingo.

Les aseguro que el estupor en el interior del PSOE con esta estrategia “suicida”, dicen no tiene límites. “¡Pero cómo quiere que hagamos campaña si estamos todavía de luto!”, susurran presidentes, consejeros, alcaldes, concejales o diputados autonómicos. Miles de ellos -1.550 concejales menos-m cuadros medios, directores generales, directores de gabinete, asesores, andan desde el lunes buscando trabajo… y Sánchez les pide ahora que le organicen una campaña para el 23 de julio, ¿En serio? Bastante harán si no le culpan de su desgracia y le siguen votando.

La desesperación suele llevar a decisiones apresuradas y aquí parece que se pretende evitar que ese tremendo malestar que ahora corroe al PSOE de norte a sur se traduzca más pronto que tarde en una impugnación del liderazgo. Pero todo tiene un límite y puede que ese límite lo haya vuelto a traspasar el presidente convocando unas elecciones en plena canícula a ver si se abstienen esos votantes ricos de PP y Vox que se van vacaciones; a lo que se ve, en el imaginario monclovita la izquierda no se irá en julio de vacaciones, permanecerá en el frente electoral contra el fascismo.

Sánchez lo fía todo a que esa hipotética menor movilización de la derecha sirva para anular la diferencia de 757.000 sufragios que le ha sacado Feijóo el 28M, pero mucho el cálculo es erróneo. Primero, porque ninguna elección es extrapolable, y, segundo, porque con una participación solamente un uno por ciento menor que en 2019 el PP ha arrasado a aquel PSOE triunfante

Ahora mismo, Sánchez y su equipo lo fían todo a que esa hipotética menor movilización del bloque de la derecha sirva para anular la diferencia de 757.000 sufragios que le ha sacado Feijóo en estas elecciones, pero mucho me temo el cálculo es erróneo. Primero, porque ninguna elección es extrapolable; lo único indiciario de cambio o continuidad, los dos planos en los que oscila toda elección, es el porcentaje de participación.

Este domingo acudió a votar el 63,91% del censo, solo un punto menos que en 2019, cuando arrasó el PSOE, a pesar de lo cual el PP ha dado el vuelco. Todo un síntoma de lo que puede ocurrir en la segunda vuelta que ha forzado Sánchez este 23 de julio en plena canícula, en lugar de esperar a diciembre “y a que se nos pasará el shock”, dice más de uno en su partido.

Porque, en medio de la ola antisanchista, con un PSOE totalmente desarbolado tras el desastre y desconectado de la estrategia de La Moncloa y Ferraz, a los cuales muchos cuadros socialistas y federaciones ven en actitud irresponsable, es más probable que Feijóo retenga el voto que el domingo fue a sus candidatos autonómicos y municipales a que lo haga Sánchez.

En el caso de la Comunidad de Castilla-La Mancha, por poner uno de los únicos tres lugares donde el PSOE ganó este domingo -los otros son Asturias y Navarra, donde ganarán UPN y PP-, no es que sea probable, es que es seguro que Feijóo ganará los comicios del 23 de julio; porque, invariablemente, lo lleva haciendo desde tiempos del todopoderoso José Bono, que veía como se le marchaban los electores al PP de Aznar cuando el asunto iba de elecciones generales… Ahora imaginen en cuantas provincias van a ganar Sánchez a Feijóo en esta segunda vuelta improvisada aprisa y corriendo por el primero. Imaginen, imaginen.

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