Opinión

Desmantelar Madrid para destruir España

A cada ministro del Gobierno le entregaron una hoja con instrucciones para perjudicar a Madrid desde el negociado correspondiente. El de Cultura,

  • La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. -

A cada ministro del Gobierno le entregaron una hoja con instrucciones para perjudicar a Madrid desde el negociado correspondiente. El de Cultura, Ernest Urtasun, de estirpe comunista, madrugó para rebautizar el programa del “Prado extendido” como “descentralización del Prado”, con intencionalidad obvia. La de Sanidad, Mónica García, de Más Madrid, el partido que pacta en toda España con los que proponen menos Madrid, ha sido seleccionada para continuar su guerra fallida contra Ayuso. Como Hereu, el de Industria, cuyo objetivo declarado es “convencer” a las empresas que recalaron en la comunidad madrileña huyendo del proceso para que vuelvan a Barcelona.

Todos contra Madrid, el mejor atajo para destruir España. En la tarea, destaca por veterana la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, consagrada a organizar las políticas fiscales por su capacidad para perjudicar al gobierno madrileño. Incluso el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha sido movilizado en el combate contra Ayuso, su competidora en las elecciones que perdió por goleada. Todos al dictado de Puigdemont, vía Suiza. Si analizas los pactos para hacer presidente a Sánchez, comprobarás que llevan dentro una bomba de relojería contra la comunidad madrileña y la cohesión territorial de España.

Recomiendo la lectura del estudio sobre los acuerdos de Ángel de la Fuente, el mejor experto en financiación autonómica. Desde el compromiso a negociar la cesión del 100% de los tributos recaudados en Cataluña hasta la condonación de 15.000 millones de la deuda de la Generalidad con el Estado, pasando por otras concesiones inaceptables, como hacerse cargo de gastos de la dependencia en el País Vasco, todo conduce a vaciar la caja de financiación común nacional y a aumentar el peso de Madrid en su sostenimiento.

Un catalán tiene de media una espera de más de cien días para una intervención quirúrgica o para una consulta, mientras la de un madrileño es de menos de cincuenta

Que con menos recursos del Estado se reducen las posibilidades de compensación de las desigualdades sociales y territoriales lo podrá entender hasta Oscar Puente. Más aún que a Madrid, con los acuerdos dañarán a comunidades como Extremadura, Asturias, Andalucía o Castilla y León, y siempre con la complicidad imprescindible de socialistas como el extremeño Fernández Vara o el andaluz Espadas. Ocultan así, de paso, los resultados nefastos de la ineptocracia de la coalición de la amnistía en la gestión pública. Los datos reales desenmascaran la endeblez de las críticas políticas y mediáticas a la gestión de la presidenta madrileña.

Si se cruzan datos de deuda acumulada y resultados en, por ejemplo, listas de espera sanitaria, uno se pregunta de qué hablan. Un catalán tiene de media una espera de más de cien días para una intervención quirúrgica o para una consulta, mientras la de un madrileño es de menos de cincuenta. Eso, con una deuda sobre PIB catalana tres veces superior a la madrileña. La ineptitud no la pueden ocultar las cuentas y los cuentos de la delincuencia independentista y sus aliados sanchistas.

Las famosas cien familias que controlan economía y política en Cataluña han provocado a conciencia una “serrata” al estilo de la Venecia que perdió su poderío económico hace siglos por configurarse como una oligarquía cerrada

Hace dos años, un centro de reflexión representativo de la élite catalana, Amics del País, contrató al geógrafo de la London School of Economics Andrés Rodríguez-Pose para que les explicara por qué Madrid está superando a Barcelona en peso económico. No les dijo lo que esperaban oír, no les reafirmó en sus prejuicios sobre las razones por las que la capital catalana, que tenía todos los números para convertirse, como Milán, en una de las grandes metrópolis europeas del siglo XXI, fue desplazada definitivamente por Madrid durante los últimos años.

Con educación, les dijo: los primeros responsables son ustedes. Las famosas cien familias que controlan economía y política en Cataluña han provocado a conciencia una “serrata” al estilo de la Venecia que perdió su poderío económico hace siglos por configurarse como una oligarquía cerrada. Pero, el culpable es Madrid; es lo que quieren oír. El geógrafo desmontó cada tópico. Sobre la supuesta ventaja de la capitalidad, aportó un dato inapelable. El despegue de la capital de España se inicia, justamente, a la vez que el proceso masivo de descentralización. Sobre el manido déficit de inversión en infraestructuras, les ofreció los datos en los que la comunidad catalana figura en el primer lugar en inversión per cápita.

Hay mejores estrategias que retorcerle el cuello a la gallina de los huevos de oro que representa Madrid para la economía nacional y para la financiación de las políticas de cohesión territorial

Explicó con paciencia cómo funciona la economía de acumulación en el mundo de la nueva globalización del siglo XXI. No les convenció, obviamente. Solo quieren oír una canción: Madrid, Madrid, Madrid. Pero ellos son los culpables del retraso en la llegada del Ave a Barcelona por no ponerse de acuerdo sobre si debía pasar por el aeropuerto. O de la no ampliación del Prat, que siguen debatiendo, en tanto se amplió Barajas sin problema. Ocurrió lo mismo con la discusión interminable sobre la ubicación ferial en Montjuic, al tiempo que se desarrollaba con éxito Ifema en Madrid. Además, sin cohesión social, no hay desarrollo. Ellos sabrán por qué han condenado a Cataluña a una inestabilidad crónica. Ahí tienen la respuesta a por qué Barcelona, que debería ser una de las “metrópolis florecientes” europeas, perdió la carrera con Madrid.

Esto no va de suma cero, es decir, no necesitan que a Madrid le vaya mal para que a Barcelona le vaya bien, como si el crecimiento fuera una cesta de nueces para repartir. Hay mejores estrategias que retorcerle el cuello a la gallina de los huevos de oro que representa Madrid para la economía nacional y para la financiación de las políticas de cohesión territorial. De eso va la propuesta de Junqueras, que ha cuantificado sus exigencias a Sánchez en una reducción del 60% de la aportación catalana a la caja de solidaridad del Estado.

Desde el respeto a los hechos, me pregunto cómo le explicarán a un socialista de Palencia la bondad del pacto con Puigdemont para su provincia.

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