El pasado 16 de octubre, un "refugiado" checheno decapitó con un cuchillo de treinta centímetros a Samuel Paty, un maestro francés, quien días antes, mientras enseñaba "libertad de expresión" a sus alumnos, les mostró la conocida caricatura de Mahoma realizada por Charlie Hebdo; entre los detenidos por el crimen estaban dos estudiantes del colegio y uno de sus alumnos. Como recordarán, aquella caricatura llevó a que otros terroristas atentaran contra dicha revista satírica, matando a un policía, a once de sus trabajadores e hiriendo a otros cinco compañeros. Del atentado contra la revista se recuerdan también las desafortunadas declaraciones del Papa Francisco en que, de cierta manera, lo justificaba.
El asesinato del profesor Paty conmocionó a la sociedad francesa, que hoy tiene unas tragaderas intolerables, y obligó al presidente Macron a hacer una encendida defensa de la libertad de expresión y de Paty como "encarnación de la República". Dichas declaraciones fueron aprovechadas por Erdogán, quien quiere erigirse como un nuevo jalifa y mantiene una dura disputa con Francia en el Mediterráneo oriental, para acusarle de insultar al Islam y pidió a los musulmanes del mundo que boicotearan los productos franceses, adelantándonos así por dónde van los tiros en la Nueva Pax Americana.
La nueva geopolítica
El conflicto de Occidente con el Islam estaba cantado hace bastantes años y ocurrirá entre países y dentro de los países. Sobre él teorizó Huntington y hoy ya se acelera por las dinámicas demográficas (siguiente gráfica), tema que exploramos aquí en 2015 en el artículo "La nueva geopolítica", entre otros. De nuestras conclusiones de aquél trabajo, Macron, que suele profundizar un poco y luego retirarse (anábasis), coincide en eliminar el intervencionismo exterior, en el control de fronteras de la UE, objetivo en el que empieza mal, en temas educativos y en un canon Occidental, pero no ha visto lo más importante: saber qué es el Islam, sin lo cual todo lo que propone es bastante estéril; aparte que, como progresista que es, no entiende que una nación es un grupo étnico más o menos homogéneo con un credo común; los musulmanes sí lo entienden, los occidentales no.
En Occidente lo normal es que sus ciudadanos tengan una idea equivocada del Islam, error que tiene sus raíces en fantasías del pasado colonial de Francia, Reino Unido, Holanda, Bélgica, de España y sus mitos históricos (alguno exploramos aquí), de Italia y, en cierta forma, Rusia, o en viejas alianzas imperiales, como es el caso de Alemania respecto a Turquía y, aunque hay otras visiones, como en los Balcanes, la que se impone es la de los primeros, que además están dominados por el pensamiento progresista y su globalismo, claros adversarios de las naciones occidentales. Recordemos que el progresismo no tiene nada que ver con el progreso, sino con llevar progresivamente a la sociedad hacia el socialismo, momento en que gobernará una aristocracia socialista y donde los votos de los ciudadanos no cuenten, tal como concluye una de sus fundadoras y gurú, Annie Besant, en "El Socialismo futuro" (última página), de ahí su aversión a la democracia formal americana, no sea que les hagamos más Brexit, o su empeño en la partitocracia. El progresismo es un negocio, nada personal.
¿Hay base científica sobre esa idea equivocada del Islam? Pues sí, porque desde los primeros estudios de académicos (historiadores, arqueólogos, paleo lingüistas, etc.) de primera línea, como el doctor Edward Wansbotough a los de Gerald Hawting, Patricia Cröne, Andrew Ripin, Robert Hoyland y una larga lista (Nevo, Lüling, Puin, Von Bothmer, Ohling, Holland, Gibson, Fanjul, etc.), todos ellos aplicando el método histórico, lo que se comprueba es que la verdad histórica y la definición establecida, incluso en la Academia, mayormente basada en tradiciones islámicas, muchas veces no coinciden ni siquiera en lo esencial o incluso se contradicen radicalmente, no digamos ya cuando se compara con la historia rosa impuesta por el progresismo y su maquinaria mediática para ponerse morados. ¿Y qué hace la Academia con estos investigadores que se juegan literalmente el cuello? Pues al estar dominada por el progresismo y para controlar la narrativa contraria a intereses, los encajonan en la llamada "Escuela revisionista de estudios islámicos". ¿Tendrá Macron el valor de impulsar este debate científico o su laicismo es solo contra los católicos franceses?
Caso turco
La importancia de entender un Credo es que este determina una Moral y ella una Política (que a su vez determina la economía), por ello, cuando se producen estos asesinatos por degüello, como los casi 3.000 españoles de Monte Arruit en 1923, o recientemente, los más de cincuenta en Mozambique, o que niños hayan celebrado el de Paty, el fenómeno ISIS, etc. no son entendidos, cuando no ocultados, por los musulmanes "moderados" y por el progresismo imperante. Por ello, como no se vaya a la raíz del problema y se resuelva, lo que tenemos en ciernes puede ser una catástrofe de dimensiones históricas.
A Turquía, esperanza fallida del progresismo, le hemos dedicado bastante espacio desde que allá en 2013 publicamos en Quartz, y aquí, nuestros análisis, pues va por delante en lo que nos espera. Su comportamiento es de libro, siendo el de un país islámico que cambia un régimen secular a uno tradicional y, desde el punto de la Teoría Generacional, diríamos que ha finalizado su ciclo secular, pasando del orden kemalista (por Kemal Atatürk) a uno neo-otomanista o imperial islamista.
Por supuesto que el nuevo orden turco también está determinado por aspectos históricos y geopolíticos, pero el credo manda sobre todos ellos, como en la economía, donde, tras enfrentarse con sus vecinos, con sus principales socios comerciales y con sus aliados, con su jihad en Europa, y despedir del al gobernador del Banco Central y a su ministro de fianzas, Erdogan lleva a Turquía, como predijimos, a una crisis cambiaria (ver siguiente gráfica) y seguramente a una hiperinflación, aumentando la represión y donde los sermones con cimitarra, como el de Santa Sofía, serán la norma. Es la antesala de una guerra, hoy ignorada, como el degüello de Paty, por el lío electoral estadounidense.
Narrativa y falso control
Cada casi cien años un orden y un pensamiento dominantes se vuelven disfuncionales y el 3stablishment, que se forma durante ese período secular, cree erróneamente que puede controlar ambos, estando dispuestos a cualquier medio para mantenerse en el poder explotando a los ciudadanos y a su territorio. En este sentido, el caso estadounidense, como el turco, es paradigmático y lo que ocurre ahora con el fraude electoral allí, de enormes similitudes con el que llevó a Kennedy a la victoria o el que denunció el New York Times en 1994, que quién le ha visto y quién le ve, con el enorme acoso mediático a Trump y sus seguidores, con ejército de corifeos del Establishment y la censura progre (lo de las RRSS es intolerable), no tendrá éxito, al contrario, y solo servirá que exponer quiénes son y sus malas artes.
En España también tenemos lo nuestro, con el cártel televisivo, el Ministerio de la Verdad, la partitocracia y nuestro Establishment económico, cultural y académico. Y en Francia, tres cuartos de lo mismo, con el gobierno de un niño mimado del establishment puesto de aquella manera, que cree que puede controlar un orden y un pensamiento dominante disfuncionales y que igual, mientras te cortan el cuello, te culpabilizan sin haber insultado a ninguna madre, sino todo lo contrario. Entretanto, el tiempo pasa y los problemas se agravan. Ya veremos qué queda de esta pandilla y sus lacayos propagandistas cuando la gente (the "sheeple") despierte y empiecen los ajustes de cuentas, que siempre los hay. ¿Qué van a hacer, echarnos a sus antifas? Triste futuro el que vendrá tras la pandemia cuando el experimento progresista muestre su peor cara, no haya retirada posible y no se puedan procrastinar más las soluciones a su experimento político fallido.