Elon Musk dejó caer la semana pasada durante una reunión con personal de la empresa que su adquisición de Twitter por 44.000 millones de dólares podría resultar en una inesperada declaración de bancarrota. Es posible pero poco probable. Primero porque Musk ha dedicado mucho, muchísimo dinero para quedarse con Twitter. La ha comprado, de hecho, por encima de su precio. Segundo porque Musk no puede permitirse un tropezón semejante por simple cabezonería en un momento en el que sus dos principales empresas -Tesla y SpaceX- se encuentran en un momento crucial de su existencia. Los vehículos eléctricos han tomado ya velocidad de crucero y la electrificación paulatina del parque móvil parece inevitable. SpaceX, por su parte acaba de estrenar su red de satélites Starlink que cuenta ya con casi un millón de suscriptores. Y tercero porque, por muy mal que se encuentren las cuentas de Twitter, esta red sigue teniendo 300 millones de usuarios en todo el mundo y una acreditada influencia entre políticos y periodistas. No es que Twitter sea demasiado grande para caer, es que sería del todo inoportuno que lo hiciese.
Para ir reconduciendo la situación Musk lleva un mes tratando de incrementar los ingresos por suscripción y busca tranquilizar a los anunciantes sobre el futuro de la plataforma. Twitter estaba perdiendo dinero antes de que Musk la comprara, y el acuerdo sumó más deuda que complica aún más las cosas. El problema es que es difícil determinar el estado de la empresa. Twitter ya no cotiza en Bolsa, así que no tiene que presentar informes financieros ante la SEC, la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU, unos informes muy útiles para conocer la salud financiera de cualquier empresa.
Los analistas tienen que conformarse con la información que Musk ha facilitado, con los detalles del acuerdo de adquisición y con los últimos informes que Twitter Inc. envió a la SEC. Una posibilidad podría ser la quiebra, pero bajo el capítulo 11 no bajo el 7 de la ley de quiebras. El 11 sería lo más parecido a nuestro concurso de acreedores. La empresa no puede atender sus pagos y emplea esa figura para protegerse de los acreedores, reestructurarse y evitar la liquidación. El capítulo 7 sería liquidar y extinguir la sociedad. Pero, volvamos al principio, Musk se ha gastado mucho dinero en Twitter por lo que una quiebra le ocasionaría un quebranto financiero y de imagen personal. De modo que es también posible que trate de buscar otras vías como encontrar financiación que amortigüe el primer año de gestión.
En los últimos 10 años sólo ha obtenido beneficios (y no muy altos) en dos ejercicios. A los anteriores directivos les costaba mucho atraer nuevos usuarios y aumentar los ingresos
Twitter siempre ha sido una red social muy popular para políticos, celebridades y periodistas, pero como negocio era una ruina. Ni siquiera durante la pandemia consiguió ganar dinero. En 2020 perdió 1.140 millones de dólares, 221 millones en 2021. En los últimos 10 años sólo ha obtenido beneficios (y no muy altos) en dos ejercicios. A los anteriores directivos les costaba mucho atraer nuevos usuarios y aumentar los ingresos, que el año pasado ascendieron a unos 5.100 millones de dólares. En su última presentación trimestral como empresa cotizada, (la correspondiente al segundo trimestre de 2022) los ingresos fueron de 1.180 millones de dólares, algo menos de lo que habían facturado el año anterior en el mismo trimestre.
El 90% de la facturación de Twitter proviene de la publicidad. En 2021, de 5.100 millones facturados, 4.510 correspondían a la publicidad y 570 millones a licencias de datos y otros servicios. En el momento de su adquisición Twitter tenía una capitalización de mercado de 37.480 millones de dólares (en marzo concretamente, un mes antes de que Musk aceptase comprarlo), según se extrae de los datos que aporta S&P. Desde entonces Las acciones de las redes sociales se han desplomado. La de Twitter se mantuvo en el entorno de los 40 dólares en sus últimos meses de cotización (Musk la compró a 54,2 dólares). Desde que salió del Nasdaq hace unas semanas no tenemos ni idea de cuánto valdrá esa acción, pero seguramente mucho menos por todo lo que ha sucedido en torno a la empresa.
El propio Musk nada más llegar reconoció que las cosas no estaban bien. Dijo a principios de mes que Twitter había sufrido “una caída masiva en la facturación” y que estaba perdiendo 4 millones al día. Lo que no sabemos es si esa caída es fruto de una crisis en el mercado publicitario o simplemente una suspensión temporal por la llegada de Musk a la presidencia. Algunas empresas como el fabricante de cereales General Mills, el de coches General Motors o la aerolínea United Airlines quitaron a Twitter de sus planes comerciales debido a la incertidumbre que había creado la nueva dirección y así lo reconocieron. El éxodo de anunciantes es toda una amenaza para una empresa que depende tanto de la publicidad. Sin anuncios Twitter tendría que cerrar mañana. Por resumirlo mucho, Twitter está coqueteando con el desastre.
Al final una red social es un montón de ojos mirando una pantalla, si hay un número alto y debidamente segmentado el anunciante acudirá como una abeja a un panal
¿Volverán esos anunciantes que se han ido porque no se fían de Musk? No lo sabemos. Se mantendrán fuera hasta que vean por donde van las cosas, luego algunos regresarán, especialmente si comprueban que los usuarios siguen ahí y hay retorno de los anuncios. Al final una red social es un montón de ojos mirando una pantalla, si hay un número alto y debidamente segmentado el anunciante acudirá como una abeja a un panal. Lo que no sabemos es cuánto tiempo pasará hasta que se recupere la confianza en la plataforma por parte de los anunciantes.
Es por ello que Musk anda tan emperrado con las suscripciones. Cada suscripción es un ingreso garantizado al margen de los anuncios. Pero ahí está tropezando. Hace unos días informaron que a finales de este mes lanzarían el nuevo servicio de suscripción que costaría 7,99 dólares, pero esta semana lo suspendieron de forma indefinida. Al parecer algunos usuarios querían los ticks azules para suplantar identidades de famosos y de empresas. Así que Musk se ha visto obligado a echar para atrás asegurando que volverán con esto cuando lo hayan refinado. Ha hablado de emplear dos colores distintos para empresas e individuos. En fin, un poco caótico todo.
En lo que si se ha movido rápido Musk ha sido en la reducción de costes. Ha reducido el personal a la mitad. La compañía tenía 7.500 empleados a tiempo completo a principios de 2021, frente a los 5.500 del año anterior. Los despidos de aproximadamente 3.700 personas podrían ahorrarle a la compañía unos 850 millones al año, ya que los empleados que se van ganaban, según ha reconocido la empresa, un promedio de 230.000 dólares al año. A muchos no ha hecho falta ni despedirles, se han ido sin más por el mal ambiente o porque Musk les ha pedido trabajar mucho más para quedarse.
La recompra de deuda de los prestamistas con un gran descuento ayudaría a la empresa a reducir deuda e intereses, lo que ya no podrán es emitir más deuda
Otro problema de la empresa es su elevada deuda y los altísimos intereses que tiene que pagar por ella. Las calificaciones crediticias de Twitter, que estaban por debajo del grado de inversión antes de la compra de Musk, se han deteriorado aún más. Moody's rebajó el 31 de octubre la calificación de Twitter a B1 desde Ba2, una caída de dos escalones, y S&P el 1 de noviembre la rebajó a B- desde BB+, una caída de cinco escalones.
El panorama, como vemos, no es muy alentador y eso podría resultar en la declaración del capítulo 11. Si Twitter se declara en bancarrota como Musk advirtió el otro día, su inversión desaparecería porque los accionistas son los últimos en cobrar cuando una empresa se reestructura. La recompra de deuda de los prestamistas con un gran descuento ayudaría a la empresa a reducir deuda e intereses, lo que ya no podrán es emitir más deuda. Podrían también convertir parte de la deuda en capital, tanto del propio Musk como de inversores externos, pero éstos sólo afluirán si Musk les presenta una reconversión creíble y viable a largo plazo. Convertir la deuda en capital permitiría a la empresa generar efectivo. Musk está predicando con el ejemplo, se ha deshecho de 4.000 millones en acciones de Tesla para sostener Twitter.
Si el plan tiene éxito la empresa podría empezar a ganar dinero en el medio plazo, amortizar la deuda que le quede y volver a cotizar en Bolsa. Pero eso es sólo una posibilidad, la otra es que Musk quiebre la empresa y termine convirtiéndola en otra cosa. En estos momentos las apuestas están uno a uno.