Opinión

Los españoles en la Historia

El resultado deslumbrante está ahí desde hace 75 años para que lo leamos los españoles, aunque me temo que muy pocos son los que ahora se acercan a él

  • Ramón Menéndez Pidal

El fetichismo de las cifras redondas es una buena excusa para recordar que hace justo 75 años, en 1947, don Ramón Menéndez Pidal (a mí se me hace imposible apearle el tratamiento) publicó, como prólogo al tomo I de la Historia de España que dirigió, un ensayo con ese título. Se trata de un texto absoluta y emocionadamente imprescindible.

Cuando don Ramón lo escribe tiene 78 años, lleva toda su vida dedicado al estudio de la Historia y de la Literatura Españolas y puede decirse, sin exagerar, que nadie como él las ha conocido mejor y más profundamente. Al mismo tiempo, en 1947, tiene muy presentes las huellas de la cercana Guerra Civil, que, además de la tragedia nacional que fue, en lo personal ha llevado a la dispersión de muchos de sus discípulos y a la desaparición del Centro de Estudios Históricos, donde ejercía su magisterio. Aunque no lo declare explícitamente, también, como a Unamuno en su momento, le duele España.

Así, desde la atalaya de su edad, que le hace estar por encima de pasiones políticas de corto alcance, desde su inmensa sabiduría y desde su amor a España y a los españoles, acometió la escritura de este ensayo, que subtituló “Cimas y depresiones en la curva de su vida política”, para explicarse y explicarnos qué es España y qué somos los españoles. El resultado deslumbrante está ahí desde hace 75 años para que lo leamos los españoles, aunque me temo que muy pocos son los que ahora se acercan a él.

Todo el texto es una reflexión de una profundidad y una erudición extraordinarias, pero los capítulos V y VI, Unitarismo y Regionalismo y Las dos Españas lo son aún más, si cabe. Deberían ser de lectura obligatoria para cualquier político que pretenda hablar de esos asuntos de importancia tan capital en 1947 como ahora, porque sus argumentos no han perdido un ápice de actualidad e, incluso, puede que la hayan ganado.

“No es una de las semiespañas enfrentadas la que habrá de prevalecer en partido único poniendo epitafio a la otra"

No es aquí el sitio para entrar en el análisis pormenorizado de este texto tan rico y tan primordial, baste señalar algunas de sus conclusiones. Por ejemplo, en ese capítulo V afirma, con la serenidad que le otorga su inmensa sabiduría y con la solidez de su colosal erudición histórica y también filológica, que “el sentimiento unitario siempre fue dominante” y que no se debe caer en “interpretaciones erróneas de la Historia tomando el localismo como la forma esencial y absoluta en la vida del pueblo español”. O cómo, en el capítulo VI, Menéndez Pidal, triste y preocupado por lo que acaba de vivir en la Guerra Civil y sus secuelas, que le han tocado muy de cerca, afronta el análisis de ese fenómeno tan español que es el de “las dos Españas”, para concluir que “no es una de las semiespañas enfrentadas la que habrá de prevalecer en partido único poniendo epitafio a la otra. No será una España de la derecha o de la izquierda; será la España total, anhelada por tantos, la que no amputa atrozmente uno de sus brazos, la que aprovecha íntegramente todas sus capacidades para afanarse laboriosa por encontrar un puesto entre los pueblos impulsores de la vida moderna”.

Decía antes que este ensayo de don Ramón debería ser de lectura obligatoria para todos los políticos españoles. Pero aún diría más, si en España se estudiara un bachillerato como Dios manda y no la caricatura que ahora está vigente, todos los alumnos, antes de llegar a la Universidad, también deberían leerlo y conocerlo porque es, sin ninguna duda, la mejor manera de saber qué y cómo somos los españoles y qué y cómo ha sido nuestra Historia. Pero no es cuestión de hacerse ilusiones, ni lo leerán nuestros políticos, ni lo leerán nuestros bachilleres y, lo que aún es más grave, es posible que ni los licenciados en Filología o Historia lo lean. Ellos se lo pierden, aunque, la cosa es tan trascendente que todos somos los que saldremos perdiendo.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli