Opinión

¡Menos mal que no somos fachas!

Con el triunfo de Meloni en Italia nos hemos dado cuenta de que es una suerte que en España no gobiernen los fascistas

Si vive usted en Barcelona, un suponer, dará gracias a los dioses por no tener a un facha al frente de la ciudad. Porque Ada Colau subvenciona a colectivos de manteros ilegales, obliga a la policía local a inhibirse en cuestiones graves de orden público, recorta millones en limpieza, con la ciudad infestada de ratas, cucarachas y otros bichos, apoya a los okupas frente a los legítimos propietarios, mira con indolencia las peleas a machetazos a plena luz del día por el control de la droga o la prostitución, oculta los asesinatos que se suceden a diario, niega que los robos con violencia se hayan disparado, se opone a inversiones en hoteles denegando la licencia incluso a los que ya la tenían, riega de dinero público entidades afines, tiene a la Ciudad Condal hecha unos zorros, descapitalizada en lo político y en lo económico, en ruina, decadente, sucia, peligrosa y lugar de peregrinación de la hez europea. Pero no es facha. Cualquier cosa menos el fascismo peligrosísimo de aquellos que desean ciudades limpias de violencia, delincuentes impunes, suciedad y miseria.

Lo mismo podemos decir de Aragonés y su gobierno. Están más entretenidos en matarse entre ellos que en gobernar Cataluña, han dejado esta tierra sin empresas por culpa del proceso, siguen gastándose en embajadas, chiringuitos para amiguetes, televisiones y radios públicas lo que precisa la sanidad, sostienen un sistema educativo sectario que se fundamente en el bullyng lingüístico e ideológico, reparten carnés de buenos y de malos catalanes, no han dicho ni una sola palabra de arrepentimiento por su conducta delictiva y mantienen su delirio antes que ceder un milímetro. Eso sí, no son fachas, su bandera es el antifascismo.

Y para qué hablar de Sánchez, Yoli la de las cosas estupendas, Irene la de la ideología trans, Marlaska el aproximador de presos o Calviño la Robin Hood teñida de rubia. Legislan sin saber, mandan sin conocimiento, prohíben y prohíben porque solo saben recortar nuestra libertad, nos han arruinado más de lo que ya estábamos, no supieron gestionar la pandemia, la guerra con Ucrania, la crisis económica y ni siquiera sabrían gestionar una merienda infantil. Con ellos la lucha por la igualdad se ha visto perjudicada seriamente por la ley trans, y no lo digo yo, lo dice la ex ministra Carmen Calvo. Con el gobierno sanchista se ha hecho un daño terrible a la justicia, las fuerzas de seguridad, el parlamento, el senado, los medios públicos, la clase media y trabajadora, el campo, la pesca, los autónomos, las relaciones internacionales y la Corona. Podríamos seguir, pero nadie podrá acusarles de fascistas, porque saldría inmediatamente Irene Montero a cantar el Bella Ciao.

Somos unos privilegiados y no como los italianos, que han votado a Meloni, una facha que quiere bajar impuestos, apoyar a la empresa para crear riqueza y puestos de trabajo, mantener fronteras sólidas, combatir el crimen, poner orden en la administración, recortar gabelas y hacer más caso a la calle que a lo que diga Bruselas, poque entiende que la han votado para gobernar Italia y no para buscarse un carguito en algún organismo internacional cuando la echen. Además, pretende defender a su patria, la familia, nuestra herencia cultural europea y nuestras tradiciones. Dónde se habrá visto tamaña desfachatez. Puro fascismo.

Menos mal que no somos fachas, poque ya me dirán ustedes que haríamos si nos cayera un gobierno como el de Meloni, con lo bien que estamos aquí. ¡Miedo me da solo pensarlo!

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