Opinión

La noche en que Sánchez nos avergonzó

Mientras drones misiles se multiplicaban encima de Israel y éste se defendía con uñas y dientes, el

  • Pedro Sánchez. -

Mientras drones misiles se multiplicaban encima de Israel y éste se defendía con uñas y dientes, el mundo contuvo la respiración. Irán atacaba con fiereza a la única democracia en Oriente Medio con la aquiescencia de los países como Siria, la “hermana Siria” como he escuchado decir en persona a numerosos dirigentes socialistas que han estado históricamente al lado de partidos como el Baas y no ocultan su postura anti israelí. A pesar del temor, puesto que podría haber sido el inicio de una guerra mundial, los diferentes gobiernos del mundo libre emitían condenas sobre Irán y su agresión, llegando los EEUU, el Reino Unido, Jordania e incluso Francia a poner a sus cazas a disposición de su aliado israelí. El gobierno de Netanyahu conocía desde la mañana la amenaza gracias a los servicios de inteligencia tanto estadounidenses como propios. El sistema conocido como la Cúpula de Hierro funcionó cuando llegó la primera oleada de fuego enemigo: 170 drones, 30 misiles crucero y 120 balísticos. Según Israel el 99% fue neutralizado.

En España, Sánchez se limitaba a tocar el violín negándose a condenar la agresión – una más, recordemos que el actual conflicto de Gaza se debe a la incursión y toma de rehenes por parte Hamás de los cuales quedan 137 en poder del grupo terrorista –, dejando la postura oficial española en una ambigüedad rayana en la traición a nuestros aliados occidentales. En cambio, Núñez Feijóo supo reaccionar con rapidez con un comunicado en el que condenaba sin paliativos las acciones iranís. Lógicamente, tanto los gobiernos de Israel como los de EEUU, Reino Unido, Francia y otras naciones se reunieron con carácter de urgencia para analizar qué se debía hacer en caso de que se produjera una escalada bélica. El español, en cambio, se mantenía en esa postura pro árabe. Al menos siete ministros del actual gobierno son abiertamente pro palestinos.

Tanto los gobiernos de Israel como los de EEUU, Reino Unido, Francia y otras naciones se reunieron con carácter de urgencia para analizar qué se debía hacer en caso de que se produjera una escalada bélica. El español, en cambio, se mantenía en esa postura pro árabe

Fue preciso que a lo largo de aquella noche de vergüenza Sánchez recibiera algunas llamadas de líderes occidentales para que, al día siguiente, emitiese un tibio mensaje de condena. Fuentes israelíes vinculadas al Mossad y al Sin Beth han confirmado a este periodista que fueron de una extrema dureza, llegando a advertir a Sánchez que una cosa era la política interna y otra la internacional, donde se juegan intereses superiores a las mezquindades de un presidente dispuesto a aliarse con lo peor. Esas fuentes aseguran que el uso que tienen los EEUU en las bases de utilización conjunta no fue entorpecido en ningún momento por parte del gobierno español, aunque hubiera algún integrante del ejecutivo que sugiriese que se impidiera a nuestro principal socio militar hacerlo, vulnerando el tratado de utilización conjunta y el compromiso con la OTAN en materia de defensa. También le consta a este periodista que los servicios jordanos avisaron al gobierno de Sánchez del riesgo que suponía no posicionarse en favor de Israel. El presidente, amedrentado ante las presiones, acabó por ceder.

Algunas conclusiones: una vez más, el gobierno ha demostrado ser un socio desleal y no es de extrañar que los norteamericanos confíen más en Marruecos que en nosotros. La prueba es que quien se encarga de patrullar el Estrecho sustituyendo a la Armada española es la Royal Navy. Nuestra nación ha quedado humillada por Sánchez, que por no desairar a quienes le apoyan es capaz de ocultar que Hamas e Irán practican el terrorismo como forma de acción política. Fue una noche triste, aunque no por ello menos esperable. Cuando Marruecos invada Canarias, Ceuta y Melilla no pidamos ayuda.

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