Opinión

“O los constitucionalistas luchamos juntos o acabarán con nosotros”

Daniel Sirera dixit, candidato del PP en las municipales al ayuntamiento de Barcelona. Dice más cosas

  • Daniel Sirera, candidato del PP a la Alcaldía de Barcelona

Sirera no es un desconocido para los votantes de la Ciudad Condal. Este licenciado en Derecho ha sido presidente del PP catalán y diputado en el parlamento autonómico donde presidió el grupo popular, senador autonómico y, ahí está la cosa, concejal en el mismo ayuntamiento al que ahora se presenta como candidato. Este periodista lo recuerda de sus años como Consejero Secretario en esa jungla lleva de peligros llamada Consejo Audiovisual de Cataluña done se batió el cobre gallardamente y en solitario en defensa de unos medios públicos catalanes libres de sectarismo. 

Porque este hijo de guardia urbano y taquillera del metro, de carácter tenaz y cabeza despejada, es de los que plantan cara sin ambages ni dudas. Pudiéndose quedar en el cargo que desempeñaba hasta ahora en el PP valenciano, máxime cuando todo indica que los populares obtendrán un triunfo enorme en las próximas autonómicas, ha aceptado el reto de devolver a la capital de Cataluña al lugar del que jamás debió irse. “Colau y el separatismo han convertido a esta ciudad en un parque temático de la inseguridad ciudadana”, nos dice añadiendo que “En estas circunstancias es muy difícil que nadie quiera venir a invertir y esa es la pescadilla que se muerde la cola, economía e inseguridad”. Comenta Sirera con indignación que en el trayecto que ha hecho a pie para esta entrevista ha contado a más de veinte personas durmiendo a la intemperie. “¿Esto es lo que hace Colau con los pobres, abandonarlos dejándolos tirados a su suerte?” para, a renglón seguido, dejar claro que su voluntad es atender a los barrios más necesitados, los grandes olvidados de esta izquierda caviar que solo sabe hablar de heteropatriarcado mientras viven a cuerpo de rey.

“Colau y el separatismo han convertido a esta ciudad en un parque temático de la inseguridad ciudadana”, nos dice añadiendo que “En estas circunstancias es muy difícil que nadie quiera venir a invertir y esa es la pescadilla que se muerde la cola, economía e inseguridad”

Sirera se apasiona al hablar de las personas que, desgraciadamente, no llegan a final de mes, de conseguir viviendas asequibles, de facilitar a los transportistas su labor, de no convertir en criminales a quienes tienen en el automóvil su medio de trabajo, de la imprescindible bajada de impuestos que la sociedad barcelonesa exige o de que abrir un comercio en la Ciudad Condal no suponga más de medio año de trámites farragosos como pasa ahora. “El ciudadanos quiere ver la contrapartida a sus impuestos”, insiste, y habla apasionadamente de esta Barcelona que Colau y sus socios del PSC han convertido en “Una especie de Monopoly con el que jugar desde sus despachos”, señalando que “Colau vive en una burbuja artificial rodeada de sus colegas, sin pisar la calle”. Porque asevera que el problema de los podemitas es que “Nunca han tenido que pagar una nómina, administrar un negocio o levantar la persiana diariamente”.

Y abre sus brazos a los que votaron a Ciudadanos o VOX anteriormente o a los que están pensándose si votarán a Valents. “Yo represento todos sus intereses, sus anhelos y pueden estar seguros de que no les defraudaré. Solo concentrando el voto conseguiremos que el constitucionalismo obtenga la representación imprescindible en el ayuntamiento de Barcelona”. Pero más allá de hablar de las Super Illes, singularmente la que afecta al Eixample y que va a dejar colapsada a la ciudad, de reivindicar el plan Cerdá - por cierto, impuesto por el gobierno de la nación frente al que originalmente proponía el ayuntamiento, elaborado por Rovira y Trías y que ha sido copiado desde aquel lejano 1860 por infinidad de ciudades -, de que hay que pactar con los vecinos o de que hay que erradicar delincuencia y pobreza con igual energía, Sirera, Dani, se emociona cuando habla de sus padres, de su familia, de lo que nos jugamos todos en estos comicios. “Quiero que Barcelona sea lo que fue, una ciudad próspera, una referencia mundial, un lugar en el que la gente se sienta cómoda, segura, un sitio hospitalario como es Madrid, donde nadie te pregunta de dónde eres”.

“Yo represento todos sus intereses, sus anhelos y pueden estar seguros de que no les defraudaré. Solo concentrando el voto conseguiremos que el constitucionalismo obtenga la representación imprescindible en el ayuntamiento de Barcelona"

Y, como si fuera el juramento de Lagardere, me jura por sus hijos que, si es elegido alcalde, el tradicional Belén de la plaza de San Jaime volverá. De hecho, si hubiese sido proclamado candidato antes de las Navidades tenía pensado que un eminente maestro fallero hubiese construido uno y plantarlo delante del ayuntamiento. “Los cupaires se lo hubieran quemado”, le digo y el me mira con una sonrisa en los labios. Solo que Dani Sirera no precisa disfrazarse de nada, como en la obra de Paul Feval para poner a salvo, no a Aurora, si no a esta Barcelona que tanto amamos. Porque este candidato quiere romper la frase de Corneille que asegura que el mentiroso siempre es opulento en votos. Será difícil, pero la verdad, aunque tarde en imponerse, acaba por hacerse valer. Siempre.

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