Sí, papá estamos en guerra, en una guerra contra un virus desconocido, contra el Covid-19. En guerra para salvar la vida; no sólo la nuestra, sino la de nuestro vecino, y sabemos que sólo la venceremos si nos quedamos en casa y sólo están en movimiento aquellas personas que forman parte del engranaje sanitario de este país y del engranaje médico, además de las que velan por nuestra seguridad y porque nos llegue la información a nuestras casas.
Estamos en guerra, como me dijiste hace cuatro días, papá; tú que realmente has vivido una, tú que puedes dar lecciones de ser un niño que veía cómo llegaba su padre de estar en el frente, cargado de fusiles, en la Guerra Civil española; tú que siendo un niño sufriste las consecuencias de no tener nada que llevarte a la boca, sólo pan duro.
Vivías en un pueblecito de Soria y recuerdas cómo caminabas kilómetros para conseguir comida. Eras sólo un niño. Ahora, con 84 años te ha tocado vivir esta nueva guerra, pero papá, en esta guerra tenemos alimentos, es una guerra de lujo -como un amigo periodista, Iu Forn, me apuntaba cuando lo hablábamos -. De lujo porque ahora por lo menos tenemos comida, e internet que no falte para comunicarnos, para seguir trabajando, para no estar solos.
Por fin hoy se ha oído esta palabra en el Congreso, pero no en boca del presidente Pedro Sánchez, que lo más grave que nos ha dicho es que “lo peor está por llegar”. Guerra en boca de Íñigo Errejón, en boca de Casado, en boca de Espinosa de los Monteros. Por supuesto que “lo peor está por llegar” y si no nos cerramos de una vez a cal y canto tardaremos mucho más de lo necesario en recuperarnos. Durante tiempo, aquí, he criticado al president de la Generalitat, Quim Torra, por su activismo político, pero coincido con él y con Gabriel Rufián en confinarnos. Vamos tarde, ya nos lo han dicho China e Italia. Aislamiento total.
“Tenemos que doblegar la curva, ese es nuestro objetivo” ha dicho usted, presidente, pues no le tiemble el pulso y cierre todo aquello que no sea de capital necesidad en esta guerra
En solo 4 días hemos pasado de decir que es necesario un confinamiento de 15 días a decir que se van a aplicar los mecanismos necesarios para alargar el estado de alarma. De peluquerías abiertas el domingo a peluquerías cerradas el lunes. Vamos a medio gas, un confinamiento a medio gas. Sólo si se mueven pocas personas, las imprescindibles en estos momentos, conseguiremos romper la conocida curva que va al alza, sólo copiando a China lo lograremos. “Tenemos que doblegar la curva, ese es nuestro objetivo” ha dicho usted, presidente, pues no le tiemble el pulso y cierre todo aquello que no sea de capital necesidad en esta guerra.
Y me pregunto: ¿qué nos falta para hacer lo que hizo China en la ciudad de Wuhan? ¿Cuántos muertos más hacen falta? Por supuesto que no es hora de crítica, es hora de actuar, de hacer todo lo que esté en nuestras manos para ganar la batalla del virus. Sánchez nos ha hablado del “sesgo de retrospección” y de que “nadie sabe predecir el futuro” en este caso no hacía falta, sólo con ver a China e Italia ya sabíamos lo que nos venía encima. En casa llevamos 7 días desde el cierre de las escuelas, 5 días desde el estado de alarma, 12 días sin relacionarnos entre familiares porque hay personas de riesgo, entre ellas tú, papá. Ahora es tiempo de actuar, tiempo de solidaridad y de ayuda. Feliz día del padre, papá, este año no sólo pasamos de regalos, que son lo de menos, este año no te podré dar un abrazo y un beso. Nos daremos muchos cuando todo esto acabe. No es fácil. Hoy especialmente, felicidades a todos los papás, cuidaos mucho. Feliz día del padre.