La publicación de los datos de crecimiento del tercer trimestre de 2021 han dejado bastante preocupados a los agentes económicos, no tanto por el mal dato de España, que ya lo esperábamos, sino por el de Estados Unidos, un 2% que les parece poco; por supuesto, los amigos del Gobierno español aprovecharon la ocasión para justificar su mal hacer. Lo que ocurre es que al estudiar los datos americanos, se ve que las malas noticias no vienen del crecimiento sino de otros factores, así que hoy revisaremos la economía estadounidense, a cuyos gestores copian el resto, a ver qué hay de cierto en todo esto; cosa que haremos, como siempre, con la debida autocrítica.
Ese 2% de crecimiento del PIB de la noticia lo obtienen de multiplicar por cuatro el crecimiento de PIB del tercer trimestre respecto al del segundo trimestre; han tomado la producción real (sin inflación, base 2012) anual al tercer trimestre (19,465 billones) vs. la del segundo trimestre (19,368 billones), calcularon el crecimiento porcentual y lo multiplicaron por cuatro, dando un 2% casi clavado.
Siempre hemos dicho, y repetimos, que como hay cierta estacionalidad, la comparación debe hacerse respecto al mismo trimestre del año anterior (18,560 billones), con lo que no hay que multiplicar por cuatro (error estacional incluido) y, al hacerlo, el crecimiento sería el 4,9%, lo que ocurre es que ese trimestre de 2020 fue de cierre pandémico y, lógicamente, el resultado no da una buena idea de cómo vamos; pero, si lo comparamos con el tercer trimestre de 2019 (19,113 billones) entonces daría 1,84%, que visto así parecería incluso peor. ¿Así de "mal" van?
Creo que para ver la recuperación estadounidense es mejor (y menos engorroso) observar la evolución del PIB a largo plazo y para eso hemos construido un índice (siguiente gráfica), que comparamos con el español del INE, y que nos muestra que EE.UU. casi alcanzan la producción tendencial marcada por la flecha verde, con lo que no van tan mal, no como España, que está casi a 10 puntos porcentuales de su potencial.
Otro aspecto de interés es que superaron el nivel pre pandemia, que es ese 1,84% de crecimiento, una mejora que no se ve en la noticia pesimista comentada y que, al parecer, el ejército de burócratas copia y pega no ha visto, con lo que el "Build back better" (estos construyen pa' tras) ya no necesita el "back" y se vuelve a lo que debe ser una constante de perogrullo: construir mejor, siempre mejor.
Si se entiende el ciclo largo (siguiente gráfica), ese 1,84% de crecimiento del PIB respecto a 2019 (casi un 6% respecto a 2020 si repiten tendencia en el cuarto trimestre), dadas las circunstancias añadidas, no es malo, pues lo normal es crecer entre el 1,5% y el 3% (línea roja en la gráfica desde 2010); hasta que no cambie el orden imperante no se volverá a tasas como las de 1949-1967 (2,5-7%) . En todo caso, la noticia de recuperar el ritmo de producción pre pandemia es buena, las que vienen no.
Peligro inflacionario
Los malos gestores a cargo del sistema (aquí son peores) creen que la Economía es un video juego y que si algo va mal "se reinicia y ya" (o que "la vacuna lo arregla todo"). Pues no, el ajuste y los estímulos de todo tipo han provocado inflación, que en EE.UU. parece haberse parado antes de 5,5% pero aquí no (siguiente gráfica). Allí al menos ya moderarán, por fin, la excesiva expansión monetaria, cosa que harán con mayor fuerza que la vez anterior, o eso dicen. Por el bien de todos, esperemos que lo consigan, pero el riesgo inflacionario es importante.
Por otro lado, en España, "nuestra" inflación, a falta de las ideicas alucinadas del señorito Garzón, es por electricidad y transporte (lo analizamos recientemente al ver nuestra estanflación), ambos pechados por el fisco, con lo que tiene fácil solución eliminando cargas fiscales; lamentablemente, la ministra ya lanzó más hachazos al transporte para que los pobres españoles pobres paguen sus fantasías de video juego. Biden también tiene las suyas (son el mismo lobby progre) y también las vimos en su momento.
La otra diferencia con España es que allí tienen inflación de demanda, por los enormes estímulos, y de costes. Aquí, quitas energía y alimentos no elaborados (siguiente gráfica), y la inflación subyacente española es muy baja, aunque también sube algo, al 1,5% anual (línea roja), pues al final el expolio fiscal vía energía es un coste que lo afecta todo. El aumento de IPC en un país lleno de pobres como el nuestro contrae la demanda y el crecimiento, aparte que cada vez que este Gobierno explotador compra votos y anuncia sus ideicas progre-populistas pagadas con más saqueo fiscal, la gente se asusta, como es natural (natural para la gente normal, trabajadora, no para los parásitos de "lo público").
Por otro lado, en EE.UU., dada la potencia de la demanda interna y su mayor externalización industrial, se están produciendo enormes cuellos de botella que frenan la oferta, algo que puede verse en el enorme número de barcos fondeados esperando turno para descargar, o que un puerto como el Long Beach imponga una multa que aumenta cien dólares al día por contenedor que no se retire del puerto.
Luego está el caso del mercado laboral, con un paro bajo del 4,8% (línea azul, eje derecho, siguiente gráfica) donde además se les ha caído la fuerza laboral un 2% (línea roja, eje izquierdo), por gente que antes quería trabajar pero con la pandemia no, tal vez por querer obligarles a vacunarse ("No jab, no job law"). Todo esto aumenta el peligro de una espiral inflacionaria precios-salarios, el sueño podemita para arrasar una economía.
Límite de deuda
El tema del endeudamiento público y sus límites históricos lo vimos en detalle recientemente, para EE UU, España y otros países de interés, con lo que solo analizaré brevemente el de EE UU. En términos de deuda pública respecto al PIB, la forma como se ha gestionado esta crisis les ha supuesto, de momento, un aumento de casi 22 puntos porcentuales (siguiente gráfica) con lo que, si recuperar la producción anterior está muy bien, aunque lo de antes no era el paraíso, ahora, a los problemas de entonces (desindustrialización, pobreza, inmigración masiva irregular que vuelve, déficit comercial, China, etc.) se suman los de su deuda pública federal (luego está la estatal y municipal), que está en records históricos, y los del caos progresista de Biden.
¿Y cómo piensa solucionar eso Biden? Dicen que con un impuesto a los muy ricos, para lo cual siempre aluden a Elon Musk, presidente de Tesla, al que no invitó a la reunión con los productores estadounidenses de coches eléctricos, y que, siendo el fabricante de coches más seguros del mundo padece una dura investigación de la NHTSA, la agencia federal de seguridad vial; a estos se unió, como no, David Beasley, del Programa Mundial de Alimentos al que Musk expuso las miserias contables y morales de su organización. Se ceban con Musk porque trasladó la sede de sus empresas de la progre y ruinosa California a la republicana Texas, y no le invitaron a la citada reunión porque sus trabajadores, que son copropietarios de Tesla, no están en los sindicatos cuyo voto a Trump quiere recuperar Biden. El poder antes que el bien del pueblo.
En cuanto a las fortunas, las de los diez primeros suman unos 1,3 billones de dólares al precio (¿inflado?) bursátil actual, mientras que en el bonancible 2019, el déficit público federal fue de 1,1 billones (3,2 billones en 2020). Obviamente la idea no resuelve nada. ¿O se las piensan fundir antes de embridar un estado federal monstruoso y una interminable lista de organizaciones internacionales plagadas de parásitos, buenos para nada con titulaciones fake, que viven del cuento del globalismo y que están destruyendo naciones como la nuestra? ¿De verdad piensan ahuyentar al talento y destruir riqueza, para mantener a esa gentuza, como ha hecho el gobierno español durante décadas y ahora, con "doctor" Sánchez, quieren más?
Finalmente, el mayor peligro para todos, después de estos pirómanos lobistas que primero nos decían que era solo una gripe y luego nos encerraban, está en que por su total opacidad, chanchullos y nula pedagogía, ahora que se sabe a ciencia cierta (con muchísimos datos) la enorme pérdida de eficacia de las vacunas, han hecho más difícil afrontar adecuadamente una pandemia que igual se alarga otros cinco años. Así de malo es el escenario que podríamos afrontar del 2022 en adelante.