No es el título de una comedia no, es la vida en España en estos días de lucha contra el coronavirus en los que parece que no haya pasado nada a juzgar por todos los que salen a la calle sin respetar las medidas de prevención. Pero la respuesta es clara y la tenemos en el Congreso al ver que se va a pelo frente al virus dando un ejemplo nefasto por parte de los primeros que tienen que dar ejemplo: nuestros representantes públicos. Ni distancia social, ni mascarilla que valga, empezando por el presidente del Gobierno. Normal, no hay suficientes mascarillas para todos por lo tanto mejor no dar un buen ejemplo y actuar como si nada pasara. De traca.
De nada sirven las imágenes de China enfundados todos y cada uno de los ciudadanos con mascarilla, con medidas de distanciamiento e higiene extremas, con test masivos, con controles de población y de temperatura para aislar al virus. Aún nos podría ir peor, a juzgar por todo lo que estamos haciendo mal. Si no y a modo de un simple ejemplo, analicen bien la imagen de la charla informal entre Rufián e Iglesias, a pie de los escaños del Gobierno antes de iniciarse la sesión en la Cámara para prorrogar por cuarta vez el estado de alarma: uno con mascarilla, el otro sin, y creo que, un poco más cerca y ya se dan un beso en los morros.
Bolsillos agujereados
Pero no son los únicos, en general las mascarillas brillan por su ausencia y la distancia de metro y medio entre las personas también. Nada, no se preocupen que parece que, desde hace unos días, desde que ya podemos salir a dar un paseo, no cuentan los más de 200 muertos diarios por el virus, ni cuentan las medidas de seguridad si tenemos presente lo que diariamente hacen nuestros políticos y los que salimos a la calle. Mejor hubiésemos hecho en Madrid o en Barcelona en no querer ir tan rápido en salir a la calle porque al final vamos a tener que frenar y retroceder más de lo previsto por muy agujereado que tengamos el bolsillo.
El enemigo, el virus, sigue en nuestras calles, en las UCIs, y entre fiesta y fiesta, en Ifema -con sanitarios y políticos de todos los colores- o en Malasaña -con jóvenes que se saltan las normas-, nos enteramos que mientras llega un cargamento de plátano de Canarias gratis, a Madrid, para los que más lo necesitan se siguen sirviendo menús de pizza para esos niños día sí día también. Debe ser que lo de la dieta mediterránea es sólo para adultos y para los que se lo pueden permitir. Esto, francamente, no va de color político no va de la 'trumperización' de Ayuso ni de zancadillas ni del procés ni de politiqueo del malo como seguimos viendo, esto va de salvarnos con salud y con el bolsillo tranquilo o de sufrir más de lo necesario, sin ninguna necesidad. De irresponsables está el patio lleno. ¡Cuídense!