No recuerdo cuándo fue la última vez que coincidí con algo que dijera José María Aznar. Nunca, casi nunca, me gustó lo que decía, pero menos aún la forma en que lo decía. Esa chulería en la que siempre asomaba con naturalidad la soberbia de quien está abonado a la razón y nunca a la duda. Esa manera de reafirmarse en su opinión y de despreciar la de otros. El modo de instalarse en una elación bien ensayada me echaba siempre para atrás. Pero, miren, siempre hay una primera vez. También para coincidir con alguien que ha decidido no callarse a sabiendas de que en este PP de Pablo Casado -me refiero a los que mandan-, sus palabras tienen algún predicamento que en Génova se sigue unas veces por coincidencia, otras por respeto. Aunque como me señala un diputado que se aburre mucho en esta legislatura, todavía hay quien tiembla cuando suena el teléfono y la secretaria anuncia llamada del expresidente.
Aznar votaría no a la moción de Vox
Ahora el expresidente reaparece para decir que, si él fuera un diputado del PP, votaría no a la moción de censura de Vox. Y lo dice, ay, cuando el PP a estas alturas no tiene todavía posición en un asunto como este. Aznar ha visto el hueco, y lo ocupa ante un desesperado y dubitativo Pablo Casado; un buen hombre sobrepasado por un mundo de navajeo, mediocridad y piratas con corbata, moños y rastas.
El joven presidente del PP, que hace lo que puede por decirnos la verdad a los españoles, se ha quedado sin voz ofreciendo alternativas al Gobierno con tal de que Sánchez mire al lado de los constitucionalistas. Se ha rendido. Cómo no rendirse viendo la última maquinación del partido de Sánchez -puro credo bolivariano-, y la manera en que quieren meter la cuchara en el Poder Judicial sin cambiar la Constitución, a base de la mayoría Frankenstein que le hizo presidente. Cómo no rendirse ante la forma en que quieren modificar el Código Penal para que un individuo condenado por sedición salga en libertad. Casado se rinde, como nos rendiríamos usted y yo, porque el contradiós no puede ser mayor. Van a por el Poder Judicial. Van a por la Corona.
Hoy me abstengo, mañana me opongo
Ahora el PP no sabe qué hacer con la moción de Vox, y Aznar le abre el camino. En política, la inacción de quien debe actuar es siempre una invitación a que otros lo hagan y llenen los espacios que tú no quieres o no puedes ocupar. Es lo que suele hacer Aznar. Lo mejor es votar no, afirma.
-Si yo fuera uno de los que se sientan en la bancada del PP, mi voto sería negativo.
Lo dice cuando el PP no sabe, no contesta. Lo más que se nos ha dicho desde Génova es que no la van a apoyar. ¿Y qué más? Estas no pueden ser las maneras de un partido que aspira -o en realidad sueña-, a gobernar. O sea, que igual votan no que se abstienen. ¿Puede el PP permitirse a estar alturas no tener una opinión clara ante el movimiento de Vox? Parece que no. Pero hoy, que la mesa del Congreso tiene previsto analizar la moción de los de Abascal y poner fecha para la misma, casi con toda seguridad en la semana del 20 de octubre, los populares no han marcado el sentido de su voto.
Ni con un escaño más que el PSOE gobernará el PP
Casado cree que el día que saque un escaño más que el PSOE, él, o el que esté al frente del PP, será presidente del Gobierno. Pura candidez. Mientras la fragmentación de la derecha sea la de hoy, las opciones de que Sánchez salga de La Moncloa son improbables. Muy improbables incluso sacando un diputado más que Sánchez. En este país gobernó siempre el partido que tenía más escaños, así hasta que llegó Pedro Sánchez. Y, además, el PP sigue siendo un partido incapaz de tender puentes con otras formaciones. Incluso con el actual Ciudadanos tendría serios problemas para configurar una mayoría.
Está Casado con Vox como lo estuvo Sánchez cuando Podemos salía en las encuestas como una formación capaz de gobernar España, ¿o no se acuerdan de aquellos tiempos? Así no se puede hacer política. Mirar al que te desgasta y quiere ocupar tu espacio te lleva a la parálisis. Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía, y a veces los útiles también.
El PP, un partido inseguro y a la baja
Con Vox en su actual situación, el PP no gobernará. Pero es que, además, si hoy hubiera elecciones, el PP perdería 18 escaños y Vox ganaría 13, según la encuesta que este lunes publicó ABC. ¿Qué sucede para que casi todos los partidos suban o se quedan donde están y los populares bajen de forma estrepitosa? Sucede que el PP transmite lío e inseguridad. No falla. Cuesta encontrar a alguien con fuste que sin micrófonos te hable bien y muestre algo de ilusión. Ni siquiera hay unidad a la hora de defender a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Van a por ella desde el Gobierno. Y desde su partido, también. Un partido inseguro e instalado en la delicuescencia política no tiene futuro porque así no puede hacer planes. Y por eso, quizá, no sabe qué va a votar dentro de dos semanas cuando se debata la moción de censura. Así, Casado es el ejemplo del político que tal vez pueda tardar, pero no durar al frente del centro derecha. Mientras se lo piensan, Aznar dice, y con razón, que la moción solamente va a servir para dos cosas: la primera, para consolidar el proceso de fragmentación en el centro-derecha en España, y la segunda, para consolidar la coalición existente en el Gobierno.
Sánchez e Iglesias: así se las ponían a Fernando VII
Ya lo he dicho, creo que tiene razón. El PP tiene aún la oportunidad de marcar su territorio. Su voto, ante la embestida de la extrema derecha sólo puede ser el que anima Aznar, y no porque lo diga él, sino porque la mayoría de sus votantes quieren estar seguros a qué partido están votando. No es un movimiento fácil teniendo como tiene Casado a varios presidentes autonómicos con los votos de Vox, pero la política es audacia, riesgo y determinación. Recordamos todos que el problema con Ciudadanos llegó cuando en ese partido no había quien respondiera a la pregunta de para qué servían. Tome nota, Casado, porque la política es mimética y trabaja muchas veces por las reglas que marca la simpatía.
Si el PP sigue hoy martes sin tener opinión de una moción de censura planteada para mayor gloria de la extrema derecha, sus votantes tomarán nota. De todas las opciones, la peor sin duda es la abstención. Con la abstención, el PP se desfigura aún más y, con el permiso de Umbral, se transforma en un ser de lejanías.
Vox se nutre de los votos que se fueron del PP, pero los que saben aseguran que esos votos son prestados. Como lo fueron los que del PSOE se fueron a Podemos. El movimiento de Vox va a fracturar aún más el centro derecha y fortalecerá al Gobierno de Sánchez e Iglesias. Lo triste es que si hubiera elecciones y teniendo el 45% de los votos, Pedro Sánchez volvería a estrenar colchón en la Moncloa. Y sin esforzarse demasiado. Aburre muchísimo preguntarse quién es el culpable de semejante situación. El Gobierno desde luego que no.