Opinión

Primer cumpleaños

Este intento de asesinato, del que sobreviví milagrosamente, fue un encargo del régimen de los ayatolás iraní

  • Lugar del atentado iraní contra Alejo Vidal-Quadras -

Yo nací en 1945, pocos días después de la rendición de las fuerzas del III Reich a los aliados. Por tanto, el próximo mes de mayo cumpliré ochenta años, lo que, tras haber superado sucesivamente a lo largo de mi existencia una metaplasia de laringe, una grave afección hepática, un linfoma y un tiro en la cabeza, se puede considerar un logro notable, sobre todo si se tiene en cuenta que disfruto de un estado físico y mental razonablemente aceptable (toquemos madera). Sin embargo, no es este octogésimo aniversario de mi llegada al mundo lo que quiero destacar hoy, sino mi primer cumpleaños, que celebré ayer 9 de noviembre de 2024. ¿En qué quedamos, se me puede preguntar, tiene usted ochenta años o uno? ¿Qué significa esta extraña afirmación?

La respuesta es muy sencilla. El 9 de noviembre de 2023 un sicario franco-tunecino llamado Mehrez Ayari, me disparó un balazo al rostro a quemarropa a plena luz del día a pocos metros de la entrada de mi domicilio en Madrid. Este intento de asesinato, del que sobreviví milagrosamente, fue un encargo del régimen de los ayatolás iranís. En octubre de 2022, la dictadura iraní había hecho pública con evidentes propósitos amedrentadores una lista de sus enemigos en Occidente. Esta relación constaba de individuos y de organizaciones. Yo figuraba el primero en la enumeración de nombres individuales y de las dos primeras organizaciones reseñadas de una soy el presidente y de la otra fui presidente de honor muchos años. Verde y con asas. Tenía todos los números de esta lotería sangrienta. Además de mí, aparecían dos políticos españoles en activo que al igual que yo registraron el suceso con lógica inquietud. Esta desazón no pareció ser compartida por el Gobierno de la Nación porque no tomó ninguna medida al efecto. Supongo que pensaría que, si necesitábamos ayuda para que no nos mataran, ya la pediríamos.

El matarife en cuestión fue detenido por la policía holandesa el pasado junio cuando se disponía en compañía de otro profesional del sector de nacionalidad colombiana a asesinar a un disidente iraní en el exilio residente en los Países Bajos, el periodista Siamak Tayadon, lo que confirmaba el origen del ataque sufrido por mí. Es curioso que la fecha elegida por los conspiradores -hasta el momento hay siete arrestados, el sicario franco-tunecino, dos españoles, una británica, una marroquí, un venezolano y un colombiano- coincidiera con la mítica de 1989 en la que las democracias occidentales derrotaron al comunismo soviético, hazaña materializada con la caída del Muro de Berlín. La verdad es que no creo que mis fallidos ejecutores decidieran liquidarme ese día por motivos simbólicos, como tampoco es probable que escogieran la ocasión como homenaje siniestro a la Patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, que, en todo caso, si intervino, fue a mi favor.

Esta actitud temerosa ha provocado numerosos atentados, algunos pavorosos, ha desestabilizado Oriente Medio, está alimentando la prepotencia de Putin en la guerra de Ucrania y ha creado la atmósfera propicia para la horrenda masacre del 7 de octubre de 2023

Esta efeméride íntima devuelve al primer plano de mis pensamientos el fallo estrepitoso de la política europea y occidental en general respecto a la teocracia de Irán, una tiranía criminal, cleptocrática, terrorista y opresora hasta límites de una crueldad sin parangón de su infeliz pueblo, sometido desde hace casi medio siglo al yugo fanático de auténticos verdugos sin alma ni conciencia. La negociación, el diálogo, el apaciguamiento, la devolución de fondos congelados, la aceptación pusilánime del chantaje de la toma de rehenes, no sólo no han producido ningún beneficio, sino que han resultado contraproducentes porque han llevado a los mulás de Teherán a la conclusión de que tienen frente a sí a un oponente cobarde, acomodaticio y flojo de remos. Esta actitud temerosa ha provocado numerosos atentados, algunos pavorosos, ha desestabilizado Oriente Medio, está alimentando la prepotencia de Putin en la guerra de Ucrania y ha creado la atmósfera propicia para la horrenda masacre del 7 de octubre de 2023, una de las atrocidades más espantosas que se recuerdan contra el Estado de Israel desde su creación en 1948. Y digo que esta estrategia profundamente equivocada ha provocado en buena medida todos estos desastres porque ha proporcionado a los ayatolás de irán una sensación de impunidad muy alentadora de su barbarie, tanto la interna como la que practican en el exterior de sus fronteras mediante sus empleados de Hamas, Hizbulá y los hutíes de Yemen, las belicosas milicias chiitas que mantienen en Iraq y Siria y las mafias extranjeras contratadas para desembarazarse de críticos molestos.

Una perspectiva diferente

Ahora que se inicia una nueva etapa en la Unión Europea con los nombramientos de una Comisión, una Alta Representante para la PESC y un presidente del Consejo que se estrenan en sus altas responsabilidades, junto con la inminente toma de posesión de un recién elegido presidente de los Estados Unidos, cabe la esperanza de que las relaciones con la República Islámica de Irán sean abordadas bajo una perspectiva diferente, se aprenda de la experiencia acumulada y se sustituya una política acomplejada, cortoplacista, encogida, boba y oportunista por otra de firmeza, determinación, coraje e inteligencia. Aunque suene algo egoísta, yo me sentiría mucho más protegido dada la amenaza que gravita sobre mi cabeza, si este deseable cambio tuviera lugar.

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