El domingo por la noche, creo que vi en algún momento todas las televisiones que estaban dando el especial de las elecciones gallegas, escuché algunas radios y leí algunos digitales antes de irme a dormir, sobre todo la opinión de analistas, politólogos y profesores de Universidad, que ahora florecen como nunca por estudios y platós en competencia con los opinadores oficiales. No son tertulianos, ni comentaristas ni politólogos, pero a sus alumnos les gusta verlos y escucharlos.
Después de todo este trabajo, observo que aquellos que no quieren reconocer el éxito de Feijóo y del PP, despachan de un plumazo eso de conseguir cinco mayorías absolutas consecutivas. No una, ni dos, no tres, ni cuatro…¡cinco! Son los mismos que, impertérritos, rechazan la lectura española de las elecciones gallegas para concluir sabiamente con un "Galicia es Galicia", que es como resuelven aquellos que no saben entender y menos explicar lo que el domingo pasó. Claro, que esos rapsodas del sanchismo mendaz no entienden ni pueden explicar aquello que les disgusta, para empezar que el PSOE ha renunciado definitivamente a tener un proyecto nacional. Hoy es sólo un partido parásito de los nacionalismos que se diluye lentamente entre independentistas y separatistas, más los apoyos de una izquierda reaccionaria y comunistoide que no la ha podido salvar de su hundimiento la descarada intervención del obispo de Roma.
Desastre del Psoe e irrelevancia de Sumar
Y todo con un objetivo, mantener a Pedro Sánchez al frente del Gobierno. Cierto, no deja de ser curioso que un tipo que no gana elecciones generales y pierde casi todas en la España territorial esté ahí, al frente de la gobernación nacional. Curioso también que la coalición que forma el Gobierno de España haya conseguido 9 escaños de 75 en las gallegas. Y todo con la inestimable ayuda de Sánchez, que en dos semanas dio cuatro mítines, y sin olvidar la inestimable colaboración del oscuro Zp, consagrado ya como el gran zascandil del socialismo freudiano.
El PSOE no existe, y el sanchismo mengua con indolencia ante la mirada bovina de una militancia que da por bueno lo que el líder hace o deja de hacer. Con su pan se lo coman podríamos concluir si no fuera porque lo que hacen o dejan de hacer termina afectándonos. Algunos, los más listos y astutos de esa casa en ruinas, saben lo que está pasando, pero lo dan por inevitable y, además, no pueden salir ya de un partido sostenido en una estructura empresarial que reparte sueldos y dádivas. El caso de Juan Manuel Serrano, ex presidente de Correos, que a punto ha estado de terminar con la compañía, no es único. Sánchez lo ha puesto en otra empresa pública, que terminará hundiendo sin que nadie sea el responsable. Lo de siempre, vamos.
Me hace mucha gracia eso que dicen los socialistas de que el problema del PP es que no entiende que ser nacionalista o separatista o de Bildu es otra manera de ser español. Pero ¿a quién quieren engañar?
El PSOE está en manos de una militancia radical -mucho más que los votantes-, consentidora y dócil con el líder funambulista que les marca el camino. Sólo así puede entenderse que el sanchismo, tras la derrota, se defienda afirmando que la fábrica de independentistas es el PP. Será que Puigdemont ha hecho a Feijóo presidente y no nos hemos enterado.
Eso de que el PSOE es el partido que más se parece a España es hoy una trola, una siniestra mentira que sólo una formación irresponsable, que es la que sustenta el Gobierno, puede asumir sin rechistar. Los socialistas fueron derrotados con saña y determinación en las elecciones de mayo, pero Sánchez obligó a su partido a seguir como si no pasara nada, y así convocó las generales con el resultado que conocemos. Hoy, los de Ferraz son sólo un soplo político que colabora con separatistas y enemigos de la monarquía constitucional. Me hace mucha gracia eso que dicen los socialistas de que el problema del PP es que no entiende que ser nacionalista o separatista o de Bildu es otra manera de ser español. Pero ¿a quién quieren engañar?
Por eso no es una exageración detenernos un instante y preguntarnos cuánto tiempo puede aguantar la España constitucional con un gobierno en manos de proyectos disolventes y fuera del interés de la inmensa mayoría de los españoles. El PSOE sólo se parece al sanchismo, y el sanchismo sólo recuerda a su creador. Punto. Page, desde el extrarradio, le pide a Sánchez que reflexione o un ciclón arrasará al partido. Emiliano, pierde toda esperanza. Primero porque hace falta humildad para reflexionar. Y segundo porque Sánchez está antes que el partido. Es lo del torero, en primero yo, luego naide, y endespué, to lo demá.
Sostenía ayer Antonio Caño en Onda Cero, y yo estoy muy de acuerdo, que es muy peligroso darle al PP en exclusiva la defensa de toda la arquitectura constitucional. Que un asunto así debería ser tarea conjunta de los dos grandes partidos, pero que la faena es ya irrealizable cuando uno es ya rehén de aquellos que sólo se refieren a España cuando hablan del Estado y desprecian toda idea nacional que no sea la de sus territorios.
La peleadora Yolanda Díaz
Conviene recordar en este punto que hace sólo unos pocos meses la señora Díaz, versión muy peculiar de Antoñita la fantástica con aroma a agua bendita y miércoles de ceniza, nos decía que iba a ser la primera presidenta del Gobierno de España. Es de risa, vamos. Lo suyo, Sumar, se ha quedado fuera del Parlamento gallego. Quitó a su portavoz en el Congreso, la mandó a Galicia y ahora la pobre Marta Lois se queda sin escaño, sin portavocía, sin asiento en el Pazo do Hórreo y sin proyecto. ¡Felicidades Marta, dale las gracias a Yolanda!
El patetismo político de Díaz ha terminado por descubrir lo que saben los que la tratan, que todo en ella es postizo. Postizo y accesorias sus ideas, sus conocimientos, su inteligencia y puede que hasta su vestimenta. Ha resultado que los gallegos la conocen bien y la recuerdan mejor. Y ahí se ha quedado, puro nihilismo con la denominación de origen de Galicia saudade.
La política gallega -iba a escribir dirigente, pero vistos los resultados es imposible-, se encomendó al Papa unos días antes de las elecciones. Bergoglio, que es el iceberg de una diplomacia que no da puntadas sin hilo, la recibió por segunda vez, y empezó la audiencia con estas alentadoras palabras: “¿Y usted sigue tan peleadora como siempre?”. Como siempre, Santidad, de fracaso en fracaso; de traición en traición; de cuento en cuento.
Bergoglio ya sabe cómo ha terminado la pelea y el resultado conseguido por su patrocinada. Díaz lleva a gala ser comunista, y el Papa recibirla de vez en cuando. Puede que los dos sean en verdad dos peleadores un pelín oportunistas y dicharacheros. Parece mentira cómo resuenan este martes las palabras de Mateo en el Evangelio sobre lo que es de Dios y lo que es del César. Que no lo sepa ella, puedo entenderlo, que no lo sepa él, me resulta inaudito. No sé si es el obispo de Roma el que hoy reza por la lideresa de Sumar o es ella la que invoca su laica oración. Ambos necesitan preces y jaculatorias. En el caso de Yolanda Díaz, una plegaria y un milagro que evite su inaplazable final. En el cine están poniendo hoy la excelente película de Justien Triet Anatomía de una caída. Se la recomiendo encarecidamente.
Fran2
Muy buen análisis
jois48
Magnífico artículo y aun mejor visión del asunto.
vallecas
El PSOE se ha convertido en una organización tipo "familia mafiosa". La tarea más importante que tienen estás organizaciones es pagar el salario mensual a todos sus componentes. Podría darse un sustituto de Sánchez para liderar la "familia", pero no encuentro a nadie capaz de reconducir al PSOE hacia la "normalidad". En término figurativo, habría que eliminar mucha "mala sangre" que Sánchez ha dejado ahí.