De todos es sabido que Vladimir Putin es un gran aficionado a la historia, más concretamente a la historia de Rusia del siglo XX. La lee en clave patriótica, revisionista y le gusta identificarse con personajes importantes del pasado. Hace unos años durante una cumbre de la CEI, la Comunidad de Estados Independientes, una organización que surgió tras el colapso de la URSS y que reúne a 9 de las 15 repúblicas soviéticas, armó un pequeño escándalo internacional cuando acusó a Polonia de haber provocado la segunda guerra mundial. Durante más de una hora estuvo desgranando sus razones para estupor de los asistentes, que se encontraban allí para hablar de política comercial y acuerdos culturales.
La perorata no fue casual. Meses antes el parlamento europeo había emitido una resolución en la que se condenaba tanto el nazismo como el comunismo soviético como causantes de la guerra. La resolución reprobaba a la Rusia de Putin por blanquear los crímenes cometidos por las autoridades soviéticas. Esto último molestó mucho a Putin, embarcado desde hace años en una campaña de revisión y reescritura de la Historia de su país, y aprovechó la primera ocasión que se le presentó para embestir contra los polacos, por quienes profesa un desprecio sólo superado por el que siente por los ucranianos.
La guerra de Ucrania tiene para Putin profundas raíces históricas y eso mismo, la coartada histórica, es algo que emplea con frecuencia la propaganda rusa cuando afirma que Ucrania nunca existió como Estado antes de 1991
Para estos últimos reserva sus peores dardos. Considera, y así lo ha dejado por escrito, que Ucrania no existe y que realmente forma parte de Rusia. Sobre esa presunción montó la “operación militar especial”, cuyo objetivo era someter a Ucrania colocando un Gobierno títere al servicio de los intereses de Kremlin similar al de Lukashenko en Bielorrusia. La guerra de Ucrania tiene para Putin profundas raíces históricas y eso mismo, la coartada histórica, es algo que emplea con frecuencia la propaganda rusa cuando afirma que Ucrania nunca existió como Estado antes de 1991 y que los ucranianos son en realidad rusos a quienes Occidente tiene abducidos.
Esta querencia por fundamentar la acción del Gobierno en una lectura interesada de la historia volvió a repetirse con motivo de la rebelión de Yevgueni Prigozhin. Putin podría haber comparecido por televisión condenando el golpe y anunciando a renglón seguido duras penas para los golpistas, algo que hizo, pero se vio en la necesidad de entroncar una vez más con el pasado. Apeló a un golpe de Estado que se produjo en 1917 y que cualquier ruso o aficionado a la historia de Rusia conoce a la perfección. Se refería al golpe de Lavr Kornílov, un general del ejército zarista que, en agosto de 1917, se pronunció contra el Gobierno provisional de Aleksandr Kerenski surgido meses antes en la revolución de febrero.
El golpe de Kerenski fue uno de los pronunciamientos más torpes y atropellados de la historia de Rusia. Lavr Kornílov, que si bien era buen general en el campo de batalla no era muy inteligente para todo lo demás, actuó por impulso. Era de los pocos generales zaristas que podía presumir de victorias en el frente y eso le había proporcionado cierta popularidad. Por esa razón Kerenski le nombró comandante en jefe del ejército. Pensaba que colocando en ese puesto a un zarista acreditado, los elementos más conservadores del ejército no se opondrían a su Gobierno. Pero estos elementos y el propio Kornílov estaban persuadidos que la situación se le había ido de las manos a Kerenski. Pensaban que carecía de los arrestos para contener a los soviets, que pedían la salida de la guerra cuanto antes. El Gobierno de Kerenski se encontraba asediado por los problemas económicos y el malestar social. La guerra iba peor que nunca por lo que la única solución pasaba, según Kornilov, por restablecer el orden. Eso había que hacerlo en Petrogrado, todavía capital de Rusia, mediante un levantamiento militar que demostrase al presidente quien mandaba allí.
Putin no mencionó a Kornílov, a quien seguramente muchos rusos no conozcan más que por una referencia de sus años escolares, pero se detuvo en 1917. Con eso bastaba
El golpe de Kornílov fue un completo desastre que acabó con su detención unos días más tarde. Se encontró con que nadie le seguía, ni los rusos de a pie, ni los oficiales del ejército, ni la tropa, cuya única obsesión era acabar con la guerra y volver a su casa. Intuyeron que aquello podría desembocar en una guerra civil y el laureado general se quedó solo. El Gobierno le recluyó en un monasterio católico de Bielorrusia por miedo a que si le sentenciaba a muerte otros generales se lo harían pagar. El Gobierno de Kerenski no duraría mucho. Tres meses más tarde los que dieron un golpe fueron los bolcheviques en lo que se conoce como revolución de octubre. Tras ella dio comienzo la guerra civil que se extendería hasta 1923.
Cualquier ruso sabe que 1917 fue un año especialmente conflictivo. Aquel año fue central en la historia rusa del siglo XX. Sólo mentar la cifra trae a los rusos recuerdos aciagos, algo parecido a 1936 con los españoles, 1939 para los polacos o 1940 para los franceses. Apelar a ciertos guarismos malditos tiene efectos inmediatos en la psique colectiva. Putin no mencionó a Kornílov, a quien seguramente muchos rusos no conozcan más que por una referencia de sus años escolares, pero se detuvo en 1917. Con eso bastaba. Había que traer ese año perverso a la memoria de todos.
Las rebeliones de Kornílov y de Prigozhin están separadas por más de un siglo de historia y pueden establecerse algunas analogías, pero también muchas diferencias, pero la cuestión no era indagar en ambos acontecimientos, sino traer al presente un pedazo de historia para aleccionar sobre las consecuencias que puede acarrear. El golpe de Kornílov no consiguió tracción entre el ejército y la población, pero sus motivos sí que eran compartidos por muchos rusos de la época.
Con Prigozhin sucedía algo similar. Muchos rusos, más de los que Putin desearía, estaban de acuerdo con las críticas al Gobierno que publicaba regularmente a través de su cuenta de Telegram. Cargaba contra la cúpula de un ejército supuestamente invencible que está haciendo el ridículo frente a un país que consideran de segunda clase como Ucrania. Se lamentaba de la pérdida innecesaria de vidas de jóvenes rusos en el frente y denunciaba la corrupción ubicua entre los oficiales del ejército. Todo sin cuestionar en momento alguno a Vladimir Putin, a quien se lo debía todo y por quien siente veneración personal y política.
En la guerra fue hecho prisionero por los austriacos, pero se las ingenió para escapar del campo de prisioneros austrohúngaro y regresar a Rusia para integrarse de nuevo en el ejército
En 1917 Kornílov no se pronunció para derrocar a Kerenski, sino para conjurar la amenaza bolchevique y reconducir la situación que se había desmandado. Kornílov provenía del zarismo, pero no era un general zarista al uso. A diferencia de la mayor parte de sus compañeros, no pertenecía a una familia aristocrática de San Petersburgo, era originario de Asia Central, había nacido en el seno de una familia de humildes calmucos del Turquestán y, en base a estudio y mérito, había llegado al generalato. Desconfiaba de los generales de sangre y simpatizaba con la revolución burguesa de febrero, a la que consideraba moderna y meritocrática. En la guerra fue hecho prisionero por los austriacos, pero se las ingenió para escapar del campo de prisioneros austrohúngaro y regresar a Rusia para integrarse de nuevo en el ejército. Eso le hizo muy popular entre la soldadesca, la prensa hablaba de su gesta personal y de cómo la visión del joven general (tenía sólo 44 años al comenzar la guerra) les conduciría directos a la victoria frente a los alemanes.
Con Prigozhin la historia ha sido distinta. No ha puesto en tela de juicio a Putin, pero si la justificación sobre la que descansa su “operación especial” en Ucrania. En el vídeo que subió a Telegram poco antes de ponerse en marcha y tomar Rostov con sus mercenarios dijo que todo era mentira. Que la OTAN no planeaba una intervención militar contra Rusia, que los ucranianos no se habían metido con Rusia y que todo en el frente era un desastre. Esto sorprendió a muchos rusos con el seso reblandecido por 18 meses de propaganda intensa que les cuenta que las operaciones marchan sobre ruedas, que las ganancias territoriales son reales y que la victoria final está a la vuelta de la esquina.
Ver en la pantalla del móvil a todo un oligarca como Yevgueni Prigozhin decir en voz alta lo que muchos saben, pero pocos se atreven a verbalizar, era cruzar una línea que nadie antes se había atrevido a saltar
Era llamativo porque en Rusia está terminantemente prohibido referirse a la guerra por su nombre. Se ha llegado a detener y procesar a gente por decirlo en foros de internet. Las pocas manifestaciones contra la guerra se han saldado con una ensalada de palos por parte de la policía y penas de cárcel. Ver en la pantalla del móvil a todo un oligarca como Yevgueni Prigozhin decir en voz alta lo que muchos saben, pero pocos se atreven a verbalizar, era cruzar una línea que nadie antes se había atrevido a saltar. En Rusia todos conocen a Prigozhin y saben a lo que se dedica. A lo largo del último año la prensa oficial ha loado sus hazañas bélicas como hace un siglo loaba las de Lavr Kornílov. Aunque nos parezca insólito era alguien muy popular y hasta querido ya que era el único que les estaba trayendo victorias de verdad y no simples repliegues tácticos y bombardeos sobre población civil indefensa.
El final de los golpes de Kornílov y Prigozhin ha sido muy parecido. Al primero, Kerenski le envió a un monasterio bielorruso junto a sus capitanes. No pasaría mucho tiempo allí. Con la convulsión de la revolución de octubre consiguió salir y se unió al ejército blanco. Prigozhin está también en Bielorrusia protegido por Lukashenko, no sabemos durante cuánto tiempo y en qué condiciones. Si Putin se siente fuerte ordenará eliminarle, pero aún no lo ha hecho. Lo mismo se puede decir de sus hombres que son muchos más de los que Kornílov consiguió movilizar.
La historia nunca se repite, pero de vez en cuando rima. Cuando el sábado por la mañana Putin recurrió a ella por televisión sabía lo que estaba haciendo, pero quizá 1917 no sea el mejor año para rememorar. Aquel año el Gobierno cayó dos veces y le siguió una guerra civil larga y sangrienta. Tal vez ya ha interiorizado que ha quedado tan expuesto como Kerenski.
Tamuda
Para los rusos, Wagner se había convertido en un símbolo del patriotismo heroico. En una hermandad de guerra patriótica. Una legión de blogueros militares, que tienen una penetración e influencia sobre más del 50% de la población adulta rusa según estudios solventes, fue construyendo esta percepción y empujando a su jefe, -un judío étnico, un oligarca y un hombre con un pasado bastante turbulento-, que se transforma en el arquetipo de un HÉROE puramente ruso, en un símbolo de JUSTICIA Y HONOR para todas las personas. Este héroe se fue transformando cada vez más, empujado por la masa a la que él mismo retroalimenta, en un profeta mesiánico contra los “militares de moqueta, las élites corruptas y la oligarquía”. Su iluminación encendida le convierte en el mesías capaz de instaurar el "Reino Definitivo de la Justicia" y a lanzarse en la “Marcha por la Justicia”. Un fenómeno político muy propio de la escatología política eslava. Prigozhin se convirtió en un revolucionario político, portavoz de la ira popular hacia las élites oligárquicas, con la misión de limpiar la corrupción. Nada nuevo en la política rusa de ayer, de hoy y de siempre. De ahí la referencia a 1917. No es casual que el vocablo total Pravda, al margen de toda alusión periodística, quiere decir al mismo tiempo Justicia y Verdad. El Kremlin ha utilizado este fervor patriótico y guerrero. La movilización de 300 mil reservistas y actualmente de casi 200 mil contratos y de voluntarios en unos meses, no se hace así como así. De otro lado, utilizó con éxito a Prigozhin como ariete frente al burocratismo del ejército regular. Tras el fracaso de la “Marcha por la Justicia”, al gobierno ruso le cae el papel nada fácil de actuar contra un pronunciamiento de rebelión, neutralizando su dimensión revolucionaria en el personaje Prigozhin, pero sin cargarse el patriotismo guerrero que encierra el fenómeno simbólico de Wagner. Así de sencillo y sin misterios ni suposiciones. Un hecho que pasó desapercibido mediáticamente en la constelación política euroamericana, fue la reunión de Putin con más de 20 blogueros militares y fervorosos patriotas una semana antes del órdago de Prigozhin. Fue una sesión de casi tres horas muy abierta e informal, televisada y retransmitida en directo, en donde se habló de todo sin filtros aparentes. Algo insólito en estos tiempos. El formato de reunión era de mesa redonda, en la que Putin estaba sentado al mismo nivel de los blogueros. No hacía discursos desde arriba, sino que hablaba reflexivamente con un grupo de personas. Estos blogueros son los que construyeron el símbolo patriótico de Prigozhin/Wagner. Su visión sobre la guerra y la conducción de la misma es totalmente opuesta a la que lleva el Kremlin. Su planteamiento es el de una guerra TOTAL sin restricciones. Si hay que arrasar Ucrania se arrasa. Si hay que utilizar armas nucleares tácticas que se utilicen. Putin les explicó cómo veía él la situación y por qué no convenía comprometer las reservas militares y andar con cautela y prudencia. ¿Neutralizó Putin en esta reunión el fervor revolucionario y el alineamiento con Prigozhin de estos influyentes mediadores? Por el comportamiento de estos blogueros unos días después, parece que así es.
vozberti
Siempre que puedo opino en contra de este articulista. Estoy completamente de acuerdo con Alexander. Lo ha resumido muy bien. El recurrir a la historia para hacer análisis está bien para documentar el artículo. La historia tiene datos objetivos e interpretativos. Lo que no dice este señor es que Putin se refirió en su discurso al germen encapsulado enviado por los alemanes en un tren blindado para originar la revolución bolchevique, y la cantidad de marcos en oro que le costo dicha operación a los alemanes, porque todos sabemos que querían que estos firmaran la paz. O sea Putin se ha referido a la nefanda operación de occidente para originar la guerra civil que tanto ansían ahora los Anglos. Estar en contra de Kiev no es de derechas ni de izquierdas es de estupidez práctica salvo para el hegemón que tanto le gusta a este articulista. También omite este articulista la operación bélica de los anglos que fueron expulsados por los bolcheviques que tenían ocupado el 50 por ciento de Rusia.
Kj26
Empiezo mi comentario asegurando que no entiendo nada de lo que pasa en Rusia- Ucrania, pero para mí tranquilidad he podido constatar que no soy el único.1. Es Putin quien manda en Rusia? O hay un poder superior que lo controla, por ejemplo militar. 2. No entiendo porqué Putin contando con un ejercito muy grande, necesitó crear Wagner a partir de un camarero de confianza (Prigozhin). De donde salía el dinero para pagar a esos mercenarios? Creía Putin que tendría a esos mercenarios controlados permanentemente? 3. Pienso que Putin no confía con que su ejército regular pueda ganar ninguna guerra y paga a mercenarios para bregar en la parte dura (muertes, violación de los derechos internacionales). 4. Lo que hemos visto la semana pasada ha sido unos juegos de poder. Prigozhin se rinde por instrucciones de Putin, al que proporciona una salida posible ( otra salida sería matarlo. Putin tiene mucha suerte, sus opositores suelen tirarse de ventanas altas, a recibir un tiro). Prigozhin puede tener otros papeles reservados por Putin. 4. Prigozhin se queja de la incompetencia y traición del ejército ruso. Se queja de que le dejan sin munición, lo que multiplicó los muertos del grupo y de que les tratan como enemigos desde los mandos del ejército. 5. Por el momento parece que gana los mandos del ejército. Putin decide no pagar más a los mercenarios Wagner, pero el que lo desee será aceptado en el ejército regular. 6. Wagner no recibirá más dinero del estado y por tanto tendrá que financiarse de sus actividades en el exterior. Esto afectará a los equilibrios en oriente medio y África que es donde actúa.7. Me llama la atención que Putin reafirmará la estrategia de que grupos empresariales con excedentes crearán grupos de mercenarios pagados con sus excedentes (Gazprom, pero hay más) para ayudar a la guerra. 8. El peor escenario para nosotros sería que Rusia implosionara y sus armas nucleares salieran al mercado del mejor postor. 9. En la entrevista a Orban de esta semana publicada por Das Bildu. Este afirma varias cosas curiosas: a) Ucrania nunca ganará la guerra a Rusia porque se le acabarán los soldados antes que a Rusia. b) Rusia no es un estado como los occidentales, es un estado con espíritu militar. c) propone un alto el fuego y negociar la paz. Pero no pide la integridad territorial de Ucrania, se olvida del protocolo de Budapest y adopta una posición pro-Putin basada en una real-politik que defienden los pro-Putin del mundo. d) Evidentemente, Orban dice que no es pro-Putin, que el es pro-Hungria. Pero es un zorro, se distancia de la estrategia europea, pidiendo 'paz'. Esto le permite quedar muy bien a la vez que se aprovecha del gas ruso y de la ayuda que podría recibir. Por otra parte, adopta en una posición neutral que le permitirían actuar de mediador en caso de negociación. Papel que ya tiene Erdogan. Cómo ven no entiendo nada, pero sospecho que veremos 'cosas' pronto.
Ernesto Tagliavini
Mucho me ha gustado este artículo porque demuestra que los políticos más peligrosos del mundo, TODOS ellos, usan la Historia... Para manipularla, claro está. Y lo hacen porque saben que manipular la Historia es un arma importantísima. Conviene que en España no lo olvidemos, lo cual incluye muy principalmente estar alerta de que quienes nos la quieren cambiar son nuestros enemigos. De hecho, parece que no nos damos cuenta de quiénes hay tras el uso del eufemismo "Estado" (muchas veces sin añadir siquiera el adjetivo "español"): no son otros que quienes niegan la existencia misma de España, o quienes quieren reducirla a la época que les interesa contada en la forma que más les conviene. Se parece mucho a la pretensión de que Ucrania no existe, con la diferencia de que aquí, al parecer, nos da igual lo que se haga con la Historia. Debe ser por la misma ceguera por la que nos da igual la Ciencia, la educación, la instrucción y la cultura. Por cierto, un poco de historia ya puestos: el primero que usó el término "Estado Español" fue Franco. Compruébenlo. Lo hizo porque ni restauró la monarquía (hasta su muerte NO la hubo) ni tampoco promovió una República, y algo había que decir del país que no fuera la verdad (=DICTADURA).
Aquiles
Pongan la foto del Putin sonriente ...ese que tiene menos arrugas ;-))
Alexander
Europa está yendo en contra de sus intereses al apoyar ciegamente la estrategia belicista de Estados Unidos contra Rusia. A los europeos no les interesa que el pueblo ruso sea su enemigo y que las empresas europeas no puedan tener relaciones comerciales con las empresas rusas; si el Gobierno de Biden y los "neocons" desean la destrucción de Rusia que lo hagan ellos, pero que no involucren a los europeos. Si la OTAN (es decir Estados Unidos) no hubiera llevado a cabo una estrategia de ampliación de sus bases militares hacia el Este, acercándose cada vez más a las fronteras de Rusia, Putin no se habría radicalizado. Rusia ha sido parte de Europa durante cientos de años y debería volver a ser una nación europea, en beneficio del pueblo ruso y de todo el mundo occidental.