Opinión

Si Inés Hernand hubiera llamado en RTVE a votar al PP...

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  • La presentadora Inés Hernand durante el programa especial de Gen Playz XL por el Orgullo en la Plaza de Callao

Si Inés Hernand hubiese hecho un llamamiento a votar al PP desde Radiotelevisión Española, hubiera ardido Troya. Los sindicatos progresistas y los Consejos de Informativos clamarían al cielo, empapelarían Torrespaña con folletos incendiarios y exigirían el despido de la presentadora por haber incumplido el deber de todo periodista que cobre de este medio de comunicación, que es el de ser neutral.

La prensa digital sanchista habría enfurecido con la presentadora y sus columnistas de postín subrayarían la necesidad de 'despolitizar' la televisión. Todos esos periodistas de la órbita de Fran Llorente -él ya no está, ellos sí- habrían señalado a Hernand y seguramente ya estarían convocadas varias movilizaciones para acudir los viernes al trabajo vestidos de negro en repulsa por la instrumentalización de la televisión pública.

Los críticos televisivos que se dedican a compadrear con Hernand y compañía en Madrid, en Benidorm y en donde toque, recordarían en sus piezas periodísticas que la citada presentadora es una groupie de su partido y utiliza sus redes sociales para hacer proselitismo político, lo cual parece incompatible con emplearse después para la televisión pública. Los lobbies académicos que trabajan por la imparcialidad de RTVE (¡ja!) habrían recordado que la BBC debatió largo y tendido sobre eso; y que, finalmente, publicó una guía en la que se recomienda a sus periodistas que utilicen el sentido común y no comprometan su neutralidad en sus redes sociales.

Los Premios Goya

Inés Hernand se defecó en 'el santísimo' en directo durante la gala de los Premios Goya. Si hubiera despotricado contra uno de los dioses paganos a los que adora la izquierda animista contemporánea, habría sido señalada y seguramente despedida. Pero, de momento, no ha hecho algo tan grave. Tan sólo blasfemó en la televisión de todos. Eso fue en febrero. En junio, ha expresado en directo su deseo de que el próximo 23-J gane la izquierda. RTVE ha eliminado el programa de todos sus canales. Hernand se ha llevado el rapapolvo de algún medio conservador, pero poco más.

Hubo un día en que José Antonio Sánchez -aquel al que Díaz Ayuso utilizó de muleta para tomar el control por la fuerza de Telemadrid- presidió Radiotelevisión Española y tuvo la brillante idea de afirmar en sede parlamentaria que es votante del PP. El exabrupto indignó a toda la oposición parlamentaria del Ejecutivo de Mariano Rajoy y con razón, dado que un presidente de una empresa pública debería ser neutral e incluso aproximarse al ideal que se exige a la mujer del César.

Aquella época fue intensa en Torrespaña. Las denuncias sobre la manipulación informativa eran constantes y las referencias de los medios de comunicación al respecto, abundantes. Incluidas las de este diario, por cierto.

La dinámica cambió de golpe cuando el PSOE presentó una moción de censura en 2018, echó del Gobierno a Rajoy y, en paralelo, José Antonio Sánchez agotó su mandato en RTVE. Entonces, todos los medios de comunicación que habían sido críticos con la politización de la televisión pública consideraron que el problema se había solucionado. Alguno de los más insignes columnistas del país escribieron artículos de bienvenida a Rosa María Mateo que resultaron sorprendentes. A nadie le chirrió que Pedro Sánchez se inventara la figura de la administradora única provisional y que situara ahí una señora que, en sus propias palabras, ya estaba jubilada y jugando con su nieto en el jardín de su casa.

Ella no conocía a muchas personas en RTVE, pero alguno -eterno conspirador- le tenía una lista preparada con los periodistas de derechas a los que debía destituir. Lo hizo en tan sólo unas pocas semanas, con una sorprendente frialdad de matarife. Cambió a los otros por los suyos; y los críticos televisivos que hasta entonces habían clamado contra estas cosas... no dijeron ni mu. Consideraron acertado que si la izquierda gobernaba pusiera a los suyos a mandar en la televisión pública.

Cuando la fórmula de Mateo se agotó, mentes tan brillantes como las de Félix Bolaños, Pablo Iglesias (con la inestimable ayuda de Juanma del Olmo) y Teodoro García Egea pactaron la renovación del Consejo de Administración de RTVE. Cada uno propuso sus nombres, que no eran los más aptos, sino los que más les convenían. Quedaron fuera de este órgano personas muy válidas, con experiencia en la industria y en la propia televisión pública... pero eso dio igual. Lo importante era que cada partido designara a sus delfines para el órgano de gobierno.

Era evidente que la fórmula derivaría en un caos absoluto, tarde o temprano. Así sucedió a la postre, pero, entonces, los medios de derechas y de izquierdas defendieron el pacto. Los suyos y los otros habían alcanzado un consenso. Así funciona este país. Por eso los ciudadanos cada vez leen menos periódicos y apaga la televisión tan pronto.

Y, de repente, Hernand

Cuando en una empresa se instala ese ambiente de inestabilidad y pelea política, entra dentro de lo normal que sucedan episodios como el de Inés Hernand, que, por cierto, no aporta nada más que superficialidad, pijotería malasañera y proselitismo de 1º de EGB; pero que ahí está. Porque defiende la opción correcta para los que sólo se llevan las manos a la cabeza con las tropelías de la derecha. Y por eso, supongo, es intocable.

Los Xabier Fortes y compañía escandalizan estos días porque el PP haya preferido que el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se celebre en Atresmedia. Sinceramente, lo lógico hubiera sido que lo organizara la televisión que se paga por los impuestos de los españoles. Y, desde luego, la desconfianza hacia RTVE que ha esgrimido Génova 13 es impostada y exagerada, dado que aquí lo que ha decantado la balanza son las ganas de agradar a los José Creuheras, Mauricio Casals y compañía.

Lo que ocurre es que parece difícil defender que la televisión pública es un terreno neutral cuando ocurren estas cosas en su seno. Inés Hernand es la consecuencia. La causa es otra y ya la sabemos. Y afecta a todo el espectro público. Todos los ciudadanos pagan. Los de siempre se lo apropian.

Aclaración:
El Consejo de Informativos de Medios Interactivos de RTVE hizo público este escueto comunicado, que se reproduce a continuación, sin que, afecte a la tesis de este artículo de opinión. Como se puede apreciar, "entienden" la decisión y piden que se estudien formas de reponerlo sin que afecte a la neutralidad de RTVE.

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