Opinión

Rosalía y el pendulazo patriótico

Los jóvenes han perdido el miedo a querer a España

  • Rosalía y el lazo nacional que lució en el chalé de los Javis

Una de las fiestas de fin de año más sonadas de 2024 se celebró en casa de Los Javis, el exitoso dúo de creadores audiovisuales. Su famoso chalé estaba rebosante de famosos, incluida Anne Igartiburu dando las campanadas. Lo más comentado, en las redes y en los diarios digitales, fue que la superventas catalana Rosalía se presentó con un enorme lazo rojigualdo, colores de la bandera nacional. Puede parecer un detalle nimio, irrelevante en la mayoría de países, pero en España resulta significativo, ya que entre las élites del espectáculo la enseña nacional se considera un símbolo rancio, deprimente y cuasifacha. El gesto de Rosalía, en realidad, es una gesta, otra confirmación de que la juventud española ya no compra los tópicos caducos del progresismo patrio (que, como sabemos, es progresismo apátrida).

Las encuestas del CIS o de la empresa 40db muestran unos jóvenes desapegados de la democracia: al 25% les da igual tenerla o no y en algunos tramos –los recién llegados a la mayoría de edad— la ningunean hasta el 50%. Pero, por otro lado, está claro que miles de chavales se muestran comprometidos con su país —los voluntarios de Valencia— y con los símbolos nacionales, como vemos en los grandes festivales de música, celebraciones de la selección y las conversaciones en las redes sociales. Están abrazando todo lo que nuestros popes progresistas querían que abandonasen. Es algo que descoloca a la izquierda porque la juventud era suya desde la gran borrachera pop de la Movida de los años ochenta.

"Ser patriota es ser agradecido"

Como sabemos, toda borrachera tiene su resaca, aunque esta haya llegado cuarenta años después. Se avecinan, como poco, doce meses de pendulazo patriótico. Lo reconocen hasta columnistas progubernamentales como Estefanía Molina, que el pasado sábado escribía el artículo "Nuestros jóvenes nostálgicos de Franco". Allí admitía que "el caldo de cultivo está servido", ya que tenemos "una juventud que no se puede emancipar, frustrada en sus expectativas vitales y una clase media cada vez más empobrecida —este año volverá a subir el coste de la vida, por más que los datos de empleo sean boyantes— ". No es que los chavales desprecien la democracia, es que han comprobado que no les ayuda en casi nada. Hay que admirar esta confesión de Molina porque el discurso oficial de Prisa dice que los chicos se hacen fachas porque pasan mucho tiempo con las pantallas y tragan muchas fake news.  

Desde Rosalía a Revuelta, los jóvenes vuelven a querer a su país con naturalidad

La rebeldía está llegando ya hasta dentro de Prisa. Karin Herrero, joven reportero de Los 40, la emisora pop del grupo, explicaba en una entrevista reciente que se considera "muy muy patriota" y que le da rabia que la bandera esté politizada. Su compañera de programa aportó que "he preguntado qué es ser patriota a Chat GTP y me ha dicho que es 'tener amor, orgullo y lealtad hacia tu país', pero parece que si llevaas la bandera eres facha". Herrera le responde que para él ser patriota es "ser agradecido". No se puede resumir mejor en menos palabras. 

Verdades tan sencillas nos las está recordando nuestra juventud cada día, desde los momentos más festivos, como los miles de chicos que corearon el himno en la cabalgata de Reyes de Sevilla, hasta los movimientos más entregados, que organizaron hace meses toneladas de ayuda para Valencia. Hay que estar muy orgullosos, desde Rosalía hasta Revuelta, de la lección de amor a España que los jóvenes están dando a los mayores, es decir a nosotros.

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