Opinión

Sánchez reparte el aguinaldo: ya vienen los Reyes... en Falcon

El viento sopla a favor para Sánchez. Con una recaudación fiscal récord y los precios energéticos a la baja, el presidente se permite vender medidas con tufillo electoral. Y puede guardarse ases bajo la manga.

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. -

Pedro Sánchez vuelve a poner la maquinaria del Estado al servicio de sus intereses electorales. El mismo presidente que usa el Falcon para ver a Serrat, anunció este martes una batería de medidas empaquetada como un gran regalo de Reyes para los españoles. Será financiado con el dineral que Hacienda está ingresando gracias a la inflación y servirá para aliviar algo el día a día de quienes despiden el año con los bolsillos tiritando. Pero, por encima de todo, las ayudas favorecerán al propio Sánchez en su objetivo de renovar como presidente por cuatro años más.

Por mucho que Moncloa intente camuflarlo, el plan emana cierto tufillo electoralista. Evidentemente, millones de familias agradecerán la prórroga de las rebajas fiscales de la luz y el gas, y la reducción del IVA -a partir de enero- de un 'pack' de alimentos básicos. Pero el paquete de ayudas pactado entre PSOE y Unidas Podemos contiene dos medidas que funcionarán como redes para pescar votos.

La primera es el cheque de 200 euros, del que se beneficiarán más de cinco millones de hogares. Es una suerte de aguinaldo, que cambiará poco la vida de las rentas más vulnerables (por debajo de 27.000 euros). Salvando las distancias, la ayuda recuerda al cheque bebé que repartió otro presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Aquella fue una medida más efectista que efectiva. También lo es el cheque actual. Sánchez, sin embargo, lo revenderá en los muchos mítines que protagonizará en 2023.

El otro 'ardid' subyace bajo el anuncio de la posible revisión de las ayudas dentro de seis meses. El presidente necesita hacer nuevas ofrendas al electorado en un año con doble convocatoria a las urnas. Sánchez se reserva la posibilidad de prorrogar a partir de julio las ayudas al alquiler o las nuevas rebajas fiscales aprobadas este martes. Hará exactamente lo mismo con el salario mínimo interprofesional (SMI). El Gobierno también se guarda en la recámara una posible subida a 1.100 euros. Modulará esta y otras medidas en función de cómo avance la economía… y las encuestas electorales.

A favor de Sánchez siguen jugando, además, otros factores fortuitos, que no son fruto de la buena gestión, sino del puro azar. El más importante es la potente recaudación fiscal. Según los datos difundidos el pasado viernes, la Agencia Tributaria ha ingresado casi 33.000 millones más de lo esperado hasta noviembre. Todo un récord. Ese 'milagro' recaudatorio, forjado gracias a la inflación, ayudará al Gobierno a financiar no sólo el nuevo paquete de medidas, sino también otras medidas con tirón electoral, como la indexación al IPC de más de nueve millones de pensiones.

La recaudación fiscal extra ha llovido como un maná celestial en Moncloa, que tiene que materializar los Presupuestos con el techo de gasto más alto de la historia (198.221 millones). Y tiene que hacerlo en 2023, cuando se dejará notar con verdadera intensidad el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo. Y España, ya es conocido, no cuenta con unas arcas precisamente saneadas. Entre enero y diciembre, el Tesoro tendrá que salir al mercado a captar 256.930 millones de euros, un 8,2% más que en 2021, en plena subida de los tipos.

Sánchez modulará las medidas en función de cómo avance la economía… y las encuestas electorales

El otro factor providencial ha sido el cambio de las tornas en el mercado energético. España sufrió con más rapidez e intensidad que otros países de la UE las subidas de la luz y al gas. Por las particularidades de su mercado, en el que pesan más las tarifas reguladas, vivió la crisis antes que sus vecinos. Ahora, por fortuna para los hogares, y para el Gobierno, los precios se encuentran en fase descendente. Esta paradoja sirvió este martes a Sánchez para presumir de baja inflación. Efectivamente, tiene razón el presidente al asegurar que España es, actualmente, uno de los países de la Unión con los precios más contenidos. Otra cosa es la autoría, atribuible no al buen hacer del presidente, sino a un viento que antes pegaba en contra y ahora sopla favorable.

Sánchez tambien ha recapacitado, asumiendo, al fin una de las recetas que tanto han pregonado instituciones como el Banco de España. El Gobierno restringirá el descuento de los carburantes y lo aplicará sólo a los colectivos profesionales más afectados por la subida de precios (transportistas, agricultores y pescadores). Quienes criticaron la rebaja generalizada, con el gobernador a la cabeza, aseguraban que las ayudas son siempre mucho más efectivas cuanto más focalizadas están. También es cierto que dan menos votos, porque benefician a menos gente.

Eso es lo que debió pensar, probablemente, el 'rey mago' Sánchez, quien despidió el año político y económico este martes en La Moncloa con una sonrisa casi pícara, vaticinando un 2023 "intenso". Como mago guardará, probablemente, mas de un as en la manga. Y uno de ellos podría ser el deseado 'impuestazo' a Mercadona, El Corte Inglés y el resto de grandes supermercados, que salen indemnes de milagro, más por las dificultades jurídicas y la escasez de margen, que por la falta de ganas de Moncloa. Tiempo al tiempo.

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