La gesticulación pública del President de la Generalitat y el movimiento separatista ocultan la realidad: Torra y Sánchez están llegando a acuerdos en numerosas materias. Repasemos algunas.
La factura
Torra se lo recordó a Pedro Sánchez en la ceremonia de inauguración de los Juegos del Mediterráneo: “No creerás que te hemos apoyado a cambio de nada”. Efectivamente, el separatismo catalán del PDECAT y de Esquerra buscan alejarse de las posiciones maximalistas de Carles Puigdemont y de Junts per Catalunya aprovechando la coyuntura política actual. Quieren presentarse ante los suyos con un paquete de logros que poder exhibir para consolidarse como los auténticos “independentistas” que, además, obtienen cosas del Estado. Bien mirado, no es más que una reminiscencia de aquellas viejas políticas pujolistas del peix al cove, es decir, intentar obtener el máximo posible del gobierno de turno a cambio de los votos nacionalistas y la garantía de una cierta paz social en Cataluña.
Podrá sorprender a no pocos que Quim Torra sea la misma persona que igual amenaza con decirle al presidente del gobierno a ver cómo se implanta la república catalana que la que está pactando a través de Elsa Artadi cuestiones de pura y dura política autonómica, pero es así. El doble, o triple en ocasiones, discurso del separatismo es prueba innegable de su doblez ideológica, pero, y en eso coinciden los analistas de Moncloa, también es la mejor demostración de que se encuentran en un callejón sin salida. O vuelven a las andadas y declaran vigente la república de los diez segundos, con lo que ello comportaría, o tendrán que hacer ver a los suyos que son terribles, que no los dejan solos, que son fieles a eso que llaman el mandato democrático del uno de octubre a la vez que, sin que se note mucho, pactan todas las cosas que están encalladas en Cataluña desde hace años.
La factura por los votos separatistas a la investidura del socialista Sánchez ha empezado a dar sus frutos. De entrada, los consejeros en RTVE. El presidente agradece así a sus amigos de Podemos, PNV, Esquerra y PDECAT su apoyo de manera muy singular: les da entrada en un órgano al que siempre han tenido difícil acceso en el que van a poder cortar el bacalao, y mucho. Lo hace, además, marginando a los dos grandes grupos de la cámara, PP y Ciudadanos, a los que “castiga” sin representación en el Consejo del Ente Público. No ha sido un primer gesto de poca importancia, porque el férreo control de los medios públicos es lo que ha caracterizado a los nacionalismos tanto vasco como catalán.
Lo que sigue tampoco es grano de anís. Hay que pagar la factura, Pedro.
Deshacer lo poco hecho
Artadi le ha puesto encima de la mesa a Batet toda una batería de leyes, preceptos y resoluciones que fueron llevadas al Constitucional por el gobierno del PP. Son veintitrés, nada menos. El Govern catalán exige que se retiren todos esos recursos y parece ser que así va a procederse. Sánchez incluso se plantea dar instrucciones a la Fiscalía General del Estado para que module también su papel en los procesos contra los implicados en el uno de octubre.
Que los pactos van por buen camino lo ha dejado entrever el propio Torra al decir públicamente que espera una segunda reunión con Sánchez en Barcelona
Las dos dirigentes políticas están trabajando a marchas forzadas para que la reunión de los presidentes tenga todo cerrado y a punto, limitándose ésta a estrecharse las manos y ofrecer una foto de buen rollito y talante, eso sí, que no falte el talante. Que los pactos van por buen camino lo ha dejado entrever el propio Torra al decir públicamente que espera una segunda reunión con Sánchez en Barcelona, en el Palau de la Generalitat, de cara al próximo septiembre.
Así que, de momento, repasemos los pagos que se compromete a hacer Sánchez a los separatistas: retirar los recursos presentados por el gobierno del PP, mando en plaza en RTVE, vía libre para que los organismos de la Generalitat otorguen diferentes grados de libertad provisional a los encarcelados, un pre acuerdo de financiación con una provisión de fondos que está aun por concretar, compromiso firme por parte del gobierno de España de no interferir en la escuela catalana y en los medios de comunicación públicos dependientes de la Generalitat, mordaza al servicio exterior diplomático para que lo de Morenés no vuelva a repetirse, trato de socio preferente en materia de legislación parlamentaria especialmente en materia de infraestructuras, garantías de que el PSC va a colaborar en todo lo que el Govern le pida y, finalmente pero no por ello menos importante, barra libre para la adquisición de armas de guerra destinadas a los Mossos. Esto último, con ser lo demás bastante inquietante, destaca sobremanera a juicio de este cronista.
Aunque lo que produce mayor zozobra es ver como el presidente del gobierno de la nación entrega armas y bagajes – nunca mejor dicho - con tal de seguir sentado en su sillón, practicando los nombramientos a dedo, dando la razón a quienes se saltan las leyes y consagrando, en suma, aquella vieja Ley de Murphy que asegura que si algo puede ir mal, seguro que irá mal. Aunque servidor es más partidario del postulado de O’ Toole, que decía que Murphy era un optimista. Con esta gente, seguro.