Ya no se hacen Diadas como antes ni TV3 las retransmite con aquel ímpetu, aquella prosa épica, aquella sonrisa estilo Miss Barbara Stanwyck cuando quería convencer a Fred MacMurray en “Double Indemnity” – “Perdición, en España” – para que asesinase a su marido. Y eso que se han esforzado manteniéndonos informados de lo poco que pasaba en esta fiesta que ha acabado por no interesar a la mayoría de los catalanes. Es lo que tiene monopolizar las cosas de todos. Además, ya se veía venir que, hablando televisivamente, el formato ha degenerado. Es como si pasáramos de “Ben Hur”, con aquellas coreografías de masas espléndidas, a un culebrón venezolano rodado en tres sets y dos tiros de cámara.
Estaba cantado que a las manifestaciones iban a ir tres y el cabo. Lo dice hasta el CEO, el CIS catalán: los cafeteros separatistas rondan la sesentena. Sumen a eso que la juventud cada vez emplea más el español como vehículo de comunicación – en la universidad los trabajos de fin de carrera cada vez más obvian la cosa autóctona y se centran en la lengua de Cervantes – e incluso gente que la independencia le podía hacer gracia han acabado hasta el gorro de tanta tomadura de pelo.
Si la Diada fuese un programa de televisión y mirásemos el rating, es decir, las personas que la han visto y que sustituiremos por las que han asistido a las manis, los resultados serían: Barcelona, 60.000 mal contados; Tarragona, 2.800 contados peor; Lérida, 3.000 sin contar; Gerona, capital del separatismo cafetero, 6.500, contados al por mayor; Tortosa, unos exiguos 1.200. Las cifras son de las policías locales en un ejercicio de buenísimo, porque he visto las imágenes y ni de coña. Los convocantes, que saben que su producto no vende, habían descentralizado el asunto en cinco ciudades diferentes. Van mal. El año pasado solo en la Ciudad Condal eran 115.000, que tampoco es pa tirar la manteca al techo, y este año ha ido casi la mitad.
Y es que están todos peleados con todos, con lo cual el modelo de gran show, y aquí entra Latre, no les da audiencia porque estos son de los que se llenaban la boca hablando del poble que salía a la calle y de que els carrers serán sempre nostres. Pero el espumillón y los ballets se acabaron, achos. Con esta capacidad de movilización, lo único que ocuparán será el descansillo de su casa dando gracias a Dios.
Urge un cambio radical de formato que pasa por sustituir la gran retransmisión, con parrafadas grandilocuentes y voces engoladas como si fuese una de aquellas galas de José Luis Moreno por algo parecido a Gran Hermano
Urge pues, lo digo por TV3, un cambio radical de formato que pasa por sustituir la gran retransmisión, con parrafadas grandilocuentes y voces engoladas como si fuese una de aquellas galas de José Luis Moreno por algo parecido a Gran Hermano. Viendo como se arrearon la víspera de la Diada en aquella procesión fúnebre de antorchas los cupaires y los de Arran con los de Alianza Catalana, o como le han tirado botes de humo a la presidenta barcelonesa de la federación de ERC, la señora Eva Baró, y que casi quema el escenario, en fin, visto como los herederos del pujolismo intentan repartirse la exigua herencia del procés sin reparar en que ya lo ha hecho Puigdemont y Esquerra lo mejo es meterlos a todos en una casa en Guadalix de la Sierra – también podría servir Palafrugell, Vimbodí, Sant Julià de Vilatorta o Campdevànol – y que se arreen. Con la Rahola y la Esteban en plató, criticándolos. Mira, Latre, ahí tienes un nicho de mercado y los separatistas una manera de seguir con el chollo. Hablad con Buenafuente, que tiene mano en estos asuntos y es del rollo.
Talleyrand
Habria que proponer trasladar la "diada" esa fiesta inventada de una conmemoración falsa hecha por un partido nacionalista a Halloween o dia de Difuntos. Como decimos por alli, no es "més adient"? El dia de Cataluña es y sera Sant Jordi como todos sabemos. Igual que Aragón, que curioso.
Bluesman
Nada, nada, el año próximo hay que darle a los no catalanes (todos aquellos que no tengan apellidos catalanes, claro) que residen en Cataluña unos bocadillos por desfilar en la Diana, ¡uy!, digo en la Diada.