La designación de Jordi Sánchez como candidato imposible a la Generalitat ha desatado una oleada de críticas internas en el secesionismo. "No se ponen de acuerdo ni para acabar con el 155", se escuchaba noches atrás en un conciliábulo independentista, en el que formaban parte algunos importantes dirigentes del PDeCat, relegados ahora del poder. Comentarios similares se prodigan en otros ambientes del separatismo. "Ya basta, llevamos cincuenta días mirando al cielo y no pasa nada. Hemos de acabar con esto", señalan.
Carles Puigdemont sigue a lo suyo, en Bruselas, a la espera de la ceremonia simbólica que le convierta en 'president' simbólico. Nadie sabe a qué se dedica, aunque los medios de comunicación oficialistas insisten en que tiene la agenda 'plena'. ERC y JxCat negocian a escondidas el reparto de carteras del futuro 'Govern', así como el control de los resortes del aparato de propaganda del régimen. Informativos para tí, la presidencia de la Corporación para mí, la radio para mí... La CUP se mantiene firme en su coherencia. Primero, la república, luego, los nombres. Ya ha anunciado que no apoyará la investidura de Sánchez, a menos que las dos fuerzas mayoritarias del secesionismo se avengan a suscribir un pacto por la DUI. En ello están.
No hay visos de que el atasco quede atrás. Cataluña sigue gobernada desde Madrid, en virtud de la aplicación del 155. Una situación que exaspera a la militancia y a los dirigentes locales del bloque independentista, que no ven llegado el momento de salir del 'agujero negro' de la intervención del Estado. "Estamos sojuzgados, sometidos por el poder central, y nadie hace nada para evitarlo",. sentenciaba uno de los participantes en esta reunión.
Carteles en el Camp Nou
El malestar se extiende. La impaciencia se desparrama. Los medios informativos del 'procés' llenan sus espacios con las 'afrentas de Madrid', los excesos de la Justicia, el magistrado Llarena y el enorme eco internacional de cualquier suspiro que emana del prófugo de Flandes. No se avanza. Roger Torrent ha convocado el pleno de investidura para el próximo lunes. Un brindis al sol, según parece. El Supremo no permitirá abandonar la prisión al candidato a 'president'. Ni siquiera se podrá proceder a una votación. No se pondrá en marcha el reloj que anuncie la convocatoria de nuevas elecciones. JxCat ha anunciado querella contra el magistrado si no se le concede a Sánchez presentarse ante el Hemiciclo.
La ANC, con su exlíder preso, vive los momentos de mayor inquietud. El brazo de la agitación callejera del secesionismo apenas se hace oir. "Sólo vamos al Camp Nou a repartir carteles de los presos políticos", comenta uno de sus miembros. Una calmachicha tediosa para una organización acostumbrada al movimiento, a la participación activa. Desde el 1-O apenas han gozado de minutos de protagonismo.
Sin liderazgos ni referentes, la masa independentista se siente huérfana y empieza a evidenciar su enfado. "Esto es inaudito. Parece que les gusta vivir bajo el yugo del 155. Como ellos siguen cobrando...", comentan las mencionadas fuentes. "Nos metieron en este callejón sin salida y parece que están a gusto".