Mariano Rajoy está dispuesto a ofrecer a Cristina Cifuentes "lo que quiera", en palabras de una fuente de la Dirección Nacional del PP a Vozpopuli, si ella da un paso atrás y permite la investidura de otro candidato popular como presidente de la Comunidad de Madrid; desde ser eurodiputada a partir de 2019, incluyéndola en la candidatura, hasta nombrarla para algún alto cargo cuando el escándalo de su máster no cursado en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) haya amainado.
El presidente del Gobierno comprende el enrrocamiento de Cifuentes en su inocencia y también el apoyo para seguir que le brinda su madrina política durante estos años, la secretaria general, María Dolores de Cospedal -"hay que defender a los nuestros"- junto a otros barones, con el argumento de que el partido debe que poner coto al "chantaje" de Albert Rivera.
En el fondo, todos en el PP dicen lo mismo en privado: "Cristina no ha hecho nada en comparación con lo que hemos visto en Madrid estos años; es injusto y además, en el fondo, es un problema de la universidad".
Pero la amenaza cierta de que Ciudadanos acabe apoyando la moción de censura del PSOE y Podemos, y que Ángel Gabilondo acabe siendo presidente de la Comunidad de Madrid, pesa mucho en el ánimo de Rajoy y quienes defienden dejarla caer: 250 cargos del PP perderán su nómina en caso contrario, dicen, los socialistas empezarían a revisar los cajones para sacar al PP más trapos sucios y Gabilondo podría consolidarse en el poder, ganando las elecciones de 2019.
Máxima expectación, hoy, en el Comité de Dirección de PP porque el presidente del Gobierno asiste después de dos semanas y tendrá que dar directrices a Maíllo y al resto
Hasta ahora, el inquilino de La Moncloa ha venido practicando un doble juego, no decantarse por ningún sector y brindar apoyo a Cifuentes -el viernes mismo en la rueda de prensa que ofreció junto al primer ministro de Dinamarca-, al tiempo que ordenaba al coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo, empezar a negociar una salida con el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas.
El problema es que ese tiempo de indefinición se le acaba. La moción de censura tiene que ser debatida en la Asamblea de Madrid antes del 7 de mayo, y la presidenta, Paloma Adrados, tendrá que convocar el pleno extraordinario esta semana o la próxima, a más tardar. Y ni Adrados ni el PP madrileño van a mover ficha en un asunto tan endemoniado sin el visto bueno de la Dirección Nacional.
Por eso hay expectación máxima, hoy, por lo que diga Rajoy al Comite de Dirección en la calle Génova. Nada partidario de hacer exhibiciones de poder, el jefe del Ejecutivo ha encargado a Maillo que resuelva la crisis con mucha mano izquierda y éste, de momento, a lo más que ha llegado es a recordar a la presidenta madrileña que "nadie está por encima del partido".
En Génova consideran "muy sintomático" que Ossorio, uno de los sucesores que se contemplan, haya admitido ya que Cifuentes contempla dimitir
No le gustó nada al presidente del Gobierno que Cifuentes le retara a pedirle en persona su marcha -algunas versiones señalan que la conversación se habría producido ya, por teléfono, sin éxito- y ha optado por dejar que se cueza en su salsa: piensa que muchos de los 250 altos cargos amenazados con perder el puesto de trabajo acabaran presionándola para que dimita.
Porque Cifuentes podrá llegar a la Fiesta de la Comunidad el 2 de mayo en el sillón de presidenta por una cuestión de prurito personal, admiten varias de las fuentes consultadas, "pero ella misma sabe que su situación es insostenible" más allá de esa fecha.
En este sentido, la Dirección Nacional del PP considera "muy sintomatico" que el portavoz del Grupo Popular en la Asamblea, Enrique Álvarez Ossorio, uno de los candidatos que se barajan para sustituirla en el cargo -los otros dos son los consejeros de Presidencia, Ángel Garrido, y de Medio Ambiente, Pedro Rollán-, reconociera el pasado viernes que la líderesa del PP madrileño "contempla" dimitir; luego Cifuentes le obligó a rectificar, pero ahí quedan sus palabras.