"¿Si tan decepcionado está usted con la gestión de Susana Díaz, ha pensado en no ir a votarla y abstenerse?". Semanas previas a las elecciones autonómicas del 2 de diciembre de 2018. Las terminales telefónicas del Partido Popular de Andalucía echan humo llamando a votantes del PSOE-A. La estrategia es clara: desmovilizar al mayor número posible de electores de la entonces presidenta de la Junta, tras detectar el hartazgo con su gestión. Más de 400.000 votantes de la entonces baronesa autonómica se quedaron en sus casas y optaron por la abstención.
Como ha informado en alguna ocasión Vozpópuli fuentes de la sala de máquinas de la campaña de Juanma Moreno en 2018 mantienen que "se hicieron cerca de un millón de llamadas telefónicas a feudos tradicionales del PSOE" si bien, como es obvio, no tienen registros oficiales de cuántos de los telefoneados optaron por no ir a su colegio electoral. Casi cuatro años después el PP, pero sobre todo la marca que representa Juanma Moreno, ha pasado de desmovilizar a votantes del partido que gobernó Andalucía 37 años a absorberlos para sí. Todo ello gracias al llamado 'cambio tranquilo' que encarna Moreno. No despierta rechazo alguno y es visto en el centro izquierda como dique de contención para evitar que Vox entre en el futuro gobierno andaluz.
Todos los sondeos hablan por sí mismos, el último el CIS –7.500 entrevistas– detecta un trasvase de casi un 11% de votantes del PSOE al PP. Moreno logra así su reto, al comienzo de la precampaña, de arrebatarle a Juan Espadas un tope de 100.000 votantes que pueden ser más.
La formación que lidera el centro derecha andaluz optó en 2018 por una maniobra audaz, como fue hacer una campaña en negativo entre votantes del PSOE, muy al estilo anglosajón y latinoamericano, pero inédito en España. Ahora, posiblemente, un buen puñado de votantes socialistas a los que el equipo de Moreno Bonilla logró desmovilizar cogerán la papeleta del presidente de la Junta el próximo 19 de junio.
El modus operandi se basó en encuestar a los votantes del PSOE sobre una serie de asuntos relacionados con la gestión de Susana Díaz que generaban un gran desencanto, como las listas de espera en la sanidad pública, por poner un ejemplo, la corrupción, los altos impuestos o el desempleo. El periodista andaluz Juan Manuel Márquez Perales ilustró a la perfección en su libro 'El cambio andaluz' (Almuzara 2019) las claves para explicar cómo y por que perdió Díaz el poder.
La estrategia de fomentar la abstención en el partido rival no es nueva y aunque pueda ser considerada poco ortodoxa, o incluso reprochable, está muy aceptada en el mundo político anglosajón dentro de las reglas del juego no escritas. De hecho está la orden del día en las campañas de Estados Unidos, o Reino Unido, al margen de otros países como México, donde había desarrollado su labor el gurú de cabecera de Moreno Bonilla en las autonómicas de diciembre de 2018, Aleix Sanmartín. Se trata de un consultor político cordobés que ya asesoró al PSOE en el Ayuntamiento de Córdoba, antes de hacerlo con candidatos del citado país centroamericano, como el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, a cuyas órdenes trabajó en 2012.
La labor desarrollada en aquella campaña electoral de 2018, dirigida por el actual consejero de Presidencia y coordinador nacional del PP, Elías Bendodo, que se encarga también de la presente, le valió al equipo de asesores de Moreno Bonilla el premio Napolitan Victory Awards a la Campaña Electoral del Año que otorga The Washington Academy, en abril de 2019. Sin embargo, ellos nunca han hablado públicamente ni han destacado en sus discursos y artículos publicados lo que atañe a las prácticas de desmovilización empleadas.
Además de los 500.000 votantes que Espadas pretende atraer de nuevo hacia el PSOE hay más obstáculos en su camino con respecto a este espectro ideológico. Poco antes de que Moreno anunciara la convocatoria electoral, con la consiguiente disolución del Parlamento andaluz, los sondeos detectaban un trasvase del 8% de votos socialistas al PP (80.000 votantes). Ahora, una vez iniciada la campaña, tal porcentaje llega casi al 11% (100.000 votantes).
Por si fueran pocos los obstáculos de Juan Espadas como candidato, al retener tan sólo el 52% de los votos que obtuvo su antecesora, hay más de un 15% de votantes socialistas de 2018 que ahora se abstendrían. Se trata de 150.000 votos. Otro quebradero más para Ferraz y Pedro Sánchez, que ha puesto toda la carne en el asador en esta campaña, con el desembarco de hasta ocho ministros juntos en un mismo acto. El presidente del Gobierno estará el domingo en un acto con Espadas en la localidad almeriense de Cuevas de Almanzora, un feudo donde Vox les pisa los talones a los socialistas para arrebatarles la segunda plaza en la provincia.
Las fuentes populares consultadas en la sala de máquinas de Moreno Bonilla creen que están en condiciones de captar entre 120 y 150.000 votantes socialistas. Explican sobre los números barajados –oscilan en una diferencia de 30.000 electores– que todo dependerá no sólo del trasvase que logre el PP-A de votantes que lo fueron de Susana Díaz en 2018, sino también del "bocado" que Moreno logre darle a parte de los 400.000 abstencionistas del PSOE en las últimas elecciones autonómicas. Conviene destacar, en clave nacional, que Feijóo logra un trasvase de 5000.000 votantes de la órbita de Ferraz que desembarcan en Génova.
De los últimos datos sobre transferencias de voto que van al PP desde el resto de partidos llama la atención no sólo el 10,5% de voto socialista 'fugado' a Moreno. También destaca el curioso 4,6 de Adelante Andalucía (izquierda radical) en 2018. A todo ello se suma el ya destacado 48,5% que absorbe de Ciudadanos y el 23,9% de Vox.
Además de intentar captar "voto útil" de Unidas Podemos y el resto de la dividida izquierda radical, los socialistas buscan "fijar" durante la campaña su idea de que "Moreno pretende gobernar con Vox y tiene ya un preacuerdo hecho", algo alejado por completo de la realidad.
Feijóo imprime tensión a los suyos: "nada está ganado hasta el último voto"
"No hay que confiarse, no hemos ganado nada". Alberto Núñez Feijóo ha protagonizado el primer día de la campaña del PP andaluz con su caravana propia, paralela a la de Juanma Moreno. El presidente nacional ha insistido en los mensajes destinados a la movilidad de sus militantes y simpatizantes, por ende votantes, para que no se confíen: "No creáis en las encuestas, nada está ganado hasta el último día, cuando se abran las urnas", ha insistido en dos de sus tres intervenciones del día.
En el marco de una apretada agenda por la provincia de Málaga el político gallego ha visitado el Parque Tecnológico de la capital, acompañado del alcalde, Francisco de la Torre. Después, ya en la localidad de Coín, caladero de votos de Vox y gobernada por los populares, Feijóo ha presidido un almuerzo con militantes. Después se ha trasladado a Estepona, donde ha intervenido junto al alcalde, José María García Urbano, el más votado de España, con el 70%.
Tal y como hiciera el pasado domingo en Sevilla, junto a Moreno, el líder de Génova 13 ha vuelto a entrar en el cuerpo a cuerpo con Vox pero sin citarles por su nombre: "No queremos que nos gobiernen los que nunca han gestionado nada". Al hilo de esta reivindicación ha puesto ejemplos como que "ningún taller mecánico confía en alguien que no ha visto nunca un coche", símil que ha ilustrado también con un cirujano que "nunca ha operado".
Y es que Feijóo saca pecho de haber mantenido siempre a raya a Vox en el Parlamento de Galicia y les reprocha que nunca hayan gestionado ayuntamiento, comunidad o administración alguna. Además, ha vuelto a pedir una "amplia mayoría" para que Moreno pueda gobernar "en solitario". En este punto ha pedido llevar a cabo "un pacto que salga de las urnas".
Al término de su intervención, tras destacar que "Andalucía ha pasado de estar en el vagón de cola a encabezar la locomotora económica de este país", con Juanma Moreno al frente, el expresidente de Galicia ha animado a los suyos a "hacer de él un político de referencia en España".