Elecciones generales 2023

Inquietud en el CNI por su futuro 'post 23-J': "No hay sucesor claro ni sabemos si seguiremos con Defensa"

El PP llevó los servicios de Inteligencia a Presidencia, pero Sánchez lo devolvió a Defensa. ¿Qué ocurrirá tras las elecciones? Las dudas crecen en un momento de reestructuración interna

  • La ministra de Defensa, Margarita Robles, con la anterior directora del CNI (izq) y la actual (dcha) -

Las dudas se extienden en el seno del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El adelanto electoral ha alcanzado a los servicios de espionaje españoles en un momento delicado, inmerso en un proceso de reestructuración interna bajo la creación de nuevas unidades específicas de trabajo, y no hay una certeza clara sobre su dependencia orgánica tras las elecciones generales del 23 de julio, en caso de que el Gobierno cambie de color: ¿Presidencia o Ministerio de Defensa? Tampoco hay un candidato claro a dirigir el centro, toda vez que en los últimos años se han precipitado los cambios en la cúpula de la institución tras la sonada destitución de Paz Esteban en pleno escándalo Pegasus.

Fuentes internas consultadas por Vozpópuli inciden en la incertidumbre que sobrevuela la institución. En primer caso, por la dependencia orgánica a la que se deberá el CNI tras las próximas elecciones generales. Cabe recordar que el Gobierno de Mariano Rajoy sacó el Centro del Ministerio de Defensa para entregárselo al Ministerio de Presidencia, en el marco del delicado equilibrio que el líder del PP mantenía entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, las respectivas titulares de ambos departamentos.

Llegó la moción de censura, con el consecuente descalabro político de Mariano Rajoy tras una amalgama de alianzas entre el PSOE, Unidas Podemos y diversos partidos regionalistas e independentistas. Pedro Sánchez confió el Ministerio de Defensa a Margarita Robles –quien siempre le apoyó en su pugna interna con Susana Díaz para dirigir a los socialistas–, y le entregó de nuevo las llaves del CNI.

“¿Y ahora qué?”, se preguntan entre los espías españoles, hastiados de los cambios en la dependencia orgánica de su estructura. Temen convertirse en un “búmeran” que pase de un Ministerio a otro en función del color del Gobierno. Y la inminencia de unas nuevas elecciones generales, con unas encuestas que sugieren un relevo en Moncloa, dispara los interrogantes dentro de la institución.

“No sabemos si seguiremos con Defensa o si volveremos a Presidencia”, destacan voces internas, si bien consideran “más natural” un progresivo distanciamiento de la tradicional ascendencia militar: de los 3.000 hombres y mujeres que componen la institución, el 75,72% procede del mundo civil, el 18,36% de las Fuerzas Armadas y el 5,92% de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Además, otros países del entorno mantienen a sus servicios de inteligencia en un organigrama claramente diferenciado del militar.

El futuro director del CNI

También hay incertidumbres sobre la futura dirección del centro. Félix Sanz Roldán estuvo al frente durante diez años. Tras su obligada jubilación, Margarita Robles dejó el centro en manos de la mano derecha del general, Paz Esteban; con una dilatada experiencia en la casa y siempre alejada de los focos políticos, su nombramiento fue considerado como un acierto pleno por la mayoría de sus compañeros y subordinados: “Era la dirección que necesitábamos y el relevo natural, la transición más suave que podíamos tener”.

Pero el escándalo Pegasus lo dinamitó todo. Primero fue el independentismo catalán el que clamó contra el CNI tras descubrir que los teléfonos móviles de algunos de sus dirigentes habían sido intervenidos –previa autorización judicial- en el marco de las investigaciones por el desafío separatista y la oleada de violencia que se vivió en la región: los aliados habituales del Gobierno pedían la cabeza de Paz Esteban y amenazaban con retirar su apoyo al Ejecutivo si no había consecuencias políticas.

Después llegó la sonada rueda de prensa de Félix Bolaños. El ministro de la Presidencia denunció ante los medios que los teléfonos de Pedro Sánchez, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska habían sido infectados con un software espía. Un episodio que, además de dar pie a un extenso procedimiento judicial –aún abierto-, propició un cruce de declaraciones entre Presidencia y Defensa sobre quién tenía la responsabilidad de la seguridad de los terminales del Gobierno.

Contra su voluntad, Margarita Robles destituyó a Paz Esteban. La ministra de Defensa dijo que era un “relevo” para “dar impulso” al centro, si bien su cese se produjo apenas dos años después de su nombramiento y a pesar de contar con el apoyo absoluto del personal del CNI. Las mismas fuentes consultadas por este diario consideran que Paz Esteban podría haber sido una candidata de consenso para seguir al frente del centro más allá de las elecciones generales, independientemente de qué partido se lleve la victoria electoral.

Pero la caída de Esteban obligó a Robles a buscar otra figura para dirigir los servicios de inteligencia. Y en su equipo más cercano tenía a Esperanza Casteleiro, con una dilatada trayectoria en el CNI, llegando a ser la ‘número 2’ de la institución entre 2004 y 2008, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero y con Alberto Saiz como director general. Margarita Robles la nombró su jefa de gabinete en 2018 y, en 2020, secretaria de Estado de Defensa. Casteleiro fue la elegida para sustituir a Paz Esteban.

Desde dentro de la institución valoran de forma positiva el trabajo de Casteleiro como directora general: discreto, profesional y muy pegado a las necesidades del centro, toda vez que durante décadas ha desempeñado diversos puestos clave y conoce las entrañas del CNI.

Reestructuración interna

“Lo más probable es que si hay un cambio de Gobierno también se designe un nuevo director”, valoran a este diario, no obstante, algunas fuentes de los servicios de inteligencia españoles. Y la terna de candidatos no es excesivamente amplia, tras los movimientos que han sacudido su cúpula en los últimos años. El actual ‘número 2’ del CNI, Arturo Relanzón, ha ocupado diversos cargos tanto en el centro como en puestos de representación internacional tanto con el PP como en el PSOE, pero no hay ninguna certidumbre sobre la sucesión.

Y todas estas dudas llegan en un momento crucial para el centro, toda vez que se ha puesto en marcha un proceso de reestructuración de gran envergadura: “El CNI ha reorganizado su estructura, tal y como lo están haciendo otros Servicios de Inteligencia de países aliados –afirmaba recientemente el Ministerio de Defensa en una nota de prensa-. Para ello, ha creado Centros de Misión o unidades específicas adaptadas a los objetivos establecidos por el Gobierno en la Directiva de Inteligencia, con el fin de optimizar su funcionamiento y resultados”.

Más dudas que certidumbres sobre la dirección del CNI y su dependencia orgánica. Su futuro inmediato depende del resultado electoral del 26-J... y de los pactos de Gobierno tras la llamada a las urnas.

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