Pedro Sánchez ha marcado distancias con Pablo Iglesias tras la imputación de Unidas Podemos y parte de su cúpula por presunta financiación irregular. El presidente del Gobierno ha buscado este miércoles el equilibrio para no desairar a su socio de coalición. Pero el contacto entre ambos es mínimo, como ha demostrado el decreto de los ayuntamientos, y no se espera un encuentro personal entre ambos hasta el 25 de agosto en el próximo Consejo de Ministros.
No hay agenda oficial entre Sánchez e Iglesias desde hace semanas -y no solo por el verano-. Las posiciones están más alejadas que nunca tras la salida del rey emérito de España. Fuentes de Moncloa señalan que no se verán las caras hasta la reunión del gabinete de finales de mes. Otra cosa es el contacto privado entre ambos, que es menos frecuente que en otros momentos.
Sánchez: "Respeto a los jueces"
La imputación de Podemos ha obligado a Sánchez a responder a varias preguntas sobre la "incomodidad" de gobernar con un partido imputado por un presunto delito de corrupción. El jefe del Ejecutivo ha intentado templar con una declaración hueca tras la audiencia de verano con el rey Felipe VI en el Palacio de Marivent, en Mallorca. No ha atacado a Podemos ni a Iglesias, pero tampoco los ha defendido.
"Hay que respetar que estamos en un Estado social y democrático de derecho, que hay una independencia del Poder Judicial y que por tanto esta investigación está en manos del Poder Judicial", ha dicho Sánchez después del encuentro con el monarca. "Máximo respeto a la independencia de los jueces en este aspecto, como en otros muchos que están siendo también investigados que nada tienen que ver con la política".
El líder del PSOE llegó a la Moncloa en 2018 tras una moción de censura. Sánchez, que contó con el apoyo de Podemos, justificó la decisión en los casos de corrupción del PP. Los populares, ahora en la oposición, piden la cabeza de Iglesias. Ciudadanos, por ejemplo, ha solicitado la comparecencia de Iglesias en el Congreso. Y Vox tiene pendiente registrar su moción de censura en septiembre.
El decreto de los ayuntamientos
Sánchez se enfrenta a un otoño cada vez más complejo. A la emergencia sanitaria del covid-19 y los continuos rebrotes de coronavirus por todo el país, se suma la crisis económica, la inaplazable negociación presupuestaria sin socios parlamentarios claros y el rescate europeo. El presidente sigue teniendo en mente una remodelación de su Gobierno que podría afectar a los ministros morados.
El curso de la investigación que afecta a Podemos se prevé largo. Y su resultado, incierto. Sánchez ha defendido la solidez de la coalición en varias ocasiones. Y que no se plantea de momento prescindir de Podemos. La comunicación entre el presidente y el vicepresidente segundo no atraviesa por su mejor momento tras el varapalo electoral a la formación morada en Galicia y País Vasco.
La salida de Juan Carlos I de España o las negociaciones con Ciudadanos son algunos ejemplos de incomunicación reciente. El decreto de Hacienda sobre el gasto de los Ayuntamientos es otro caso claro. El acuerdo entre el Gobierno y la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) ha encontrado la oposición de los regidores en la órbita de Podemos, especialmente la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.