Sociedad

Detenido en Madrid por asaltar la cama de una pareja y abusar de la mujer mientras dormía

Los hechos ocurrieron en la madrugada del miércoles, cuando un ecuatoriano de 27 años se coló en un inmueble en Moratalaz y no dudó en meterse en la cama de la pareja y toquetear a la mujer.

  • La Policía ha detenido a un hombre por "asaltar" la cama de una pareja en Madrid

Una pareja dormía plácidamente en su cama cuando, de repente, se despertó con un tercer individuo metido entre las sábanas y abusando sexualmente de la mujer. Aunque podría parecer el guion de una película, los hechos son reales y ocurrieron en la madrugada del miércoles en la madrileña avenida de Moratalaz después de que un ecuatoriano de 27 años aprovechara el descanso del matrimonio para presuntamente tocar la espalda, glúteos y los pechos de la víctima. El sospechoso ya ha sido detenido, acusado de allanamiento de morada y de abusos sexuales.

Tal y como publica este viernes el periódico Abc, la sala del 091 recibió la llamada de uno de los moradores del piso, situado en una planta baja, alertando de la presencia de un desconocido. Aunque en un principio los agentes pensaron que podría tratarse de un robo, pronto descubrieron que la situación era aún más compleja. Al llegar a la casa, se encontraron con el matrimonio, de origen colombiano, reteniendo al joven ecuatoriano, de nombre Pedro Luis. 

El marido contó a la Policía que "estaban tranquilamente durmiendo en la cama cuando se despertaron con pedro Luis dentro". Estaba, presuntamente, tocando la espalda, glúteos y los pechos de la mujer, que comenzó a gritar "al percartarse de que no se trataba de su marido". Ambos insisten en que no conocían de nada al joven. 

Sin embargo, la versión del joven fue completamente opuesta. Puso como coartada que quien realmente vivía en el domicilio era él, junto a una compañera. Según el rotativo del Grupo Vocento, Pedro Luis llegó incluso a sacar un llavero para intentar, sin éxito, convencer a la Policía Nacional, que tras comprobar una por una las llaves en la cerradura, concluyeron que ninguna era válida. Pese a todo, el joven seguía insistiendo, quizá porque vive en esa misma avenida pero treinta números más adelante. Los agentes no apreciaron síntomas de que hubiera ingerido alcohol.

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